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Táchira.- Desde la segunda semana de enero está prohibido el ingreso y la salida de autobuses al estado Táchira por el COVID-19. Para el asueto de carnaval esta normativa no cambió pese a que a nivel nacional fue decretada flexibilización total.
Antes de la pandemia, al menos 70 mil personas ingresaban semanalmente al Táchira por el terminal de San Cristóbal y, en fechas de vacaciones, podía ascender a 90 mil personas. Desde el 11 de enero no ha entrado ni una por ese puerto terrestre.
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El que no haya transporte público ni vuelos al Táchira disminuye la posibilidad de que turistas ingresen al estado. Aunque hacerlo por carretera es una opción debido a que el tránsito en vehículos particulares está permitido, la limitante es la gasolina.
En los municipios de la zona sur, entrada al Táchira, el abastecimiento de combustible no es fácil. Según las directrices de las autoridades encargadas, el despacho se hace de acuerdo a un cronograma publicado a diario que establece cuáles terminales de placa y de la Tarjeta de Abastecimiento de Gasolina (TAG) pueden comprar el carburante.
En el resto del territorio fronterizo la situación es similar. Aunque en San Cristóbal, la capital, no hay horarios de abastecimiento tan estrictos como en otros municipios, las kilométricas colas limitan la cantidad de personas que pueden abastecer sus vehículos. Además, quienes ingresen con carro al Táchira deben seguir las redes sociales de la diputada del Consejo Legislativo Estadal, Nellyver Lugo, quien a diario publica cuáles gasolineras trabajarán, pues cambian cada día.
Con opciones turísticas
Pese a todas estas problemáticas para el turismo en Táchira, las opciones para los locales, o quienes logran llegar de manera independiente, son diversas.
Si bien San Cristóbal se destaca por la gastronomía y las plazas decoradas y con el ornato en buen estado, el sitio predilecto y de preferencia para propios y foráneos es el parque nacional Chorro El Indio, que posee una cascada en la que suelen bañarse los visitantes, y un mirador desde donde se logra observar la capital tachirenses y municipios cercanos.
También Peribeca, un pueblo pintoresco a 20 minutos de San Cristóbal y de los más turísticos, es una de las opciones más viables para visitar en Táchira. Con calles de piedras, casas coloridas, caballos y varias opciones de venta de comida. Tiene una calle de venta de artesanías típicas del estado y de venta de miche andino, licor consumido en el estado y que es famoso por las combinaciones en que se ofrecen: con ramas, frutas y hasta macerado con una culebra.
Un poco más distante está Pozo Azul, en el municipio Lobatera, donde un día de excursión puede costar al rededor de 20 dólares. También posadas con piscinas en Capacho, donde para usar las instalaciones se cancelan 15 mil pesos colombianos o 5 dólares o hasta 35 dólares si se alquila una habitación.
Y la tierra del Santo Cristo de La Grita, en La Grita, municipio Jáuregui, tiene el templo del patrono del Táchira, montañas con restaurantes y el parque nacionaL Juan Pablo Peñaloza Páramos Batallón y La Negra, que comienza en Mérida y se extiende hasta el Táchira y es una opción turística para visitar en la zona norte.
Los afectados
Si bien las opciones turísticas están abiertas en carnavales, los comerciantes dudan de que las ganancias sean las esperadas por las limitaciones de llegar al estado.
“En Peribeca trabajamos cada fin de semana y esperábamos que así como otros estados tienen opciones para recuperar su economía, la tuviésemos nosotros. Este es un pueblo golpeado por la pandemia, por las lluvias del año pasado y los asuetos son las fechas de recuperación pero no, dependemos de que nos visiten los tachirenses, porque antes la gente que llegaba al estado sabía que el pueblo era una parada obligatoria para tomar miche, comer cachapas, pasteles de yuca o los dulces andinos", dijo José Useche, trabajador de un kiosco de venta de postres típicos.
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Así como él, Gerardo Duque, dueño de un restaurante en La Grita, zona norte, indicó que esperaba que en carnavales pudieran tener mejores ventas y que los negocios locales se recuperen un poco de las escasas ventas que han tenido en el último año.
Normalmente, los 5 de agosto de cada año, el día del Santo Cristo de La Grita, son días de bonanza y movimientos económicos y turísticos en el pueblo debido a la presencia de más de 300.000 peregrinos que llegan a visitar el Santuario del Cristo, pero en 2020 fue suspendida esta actividad por el COVID-19, así que las esperanzas estaban puestas en los carnavales.
“Fue difícil no tener la festividad del Cristo, yo vendo hervidos, almuerzos, alquilo baños y regalo agua a los peregrinos, fueron miles de pesos perdidos y ahora sin carnavales será igual. Porque sí, hay carnavales, pero no aquí, no para quienes nos estamos muriendo de hambre y no podemos recibir como cada año a los turistas", aseveró Duque.
