Táchira.- Con alegría y agradecimiento recibió el padre Franco Lanza una carta enviada por el papa Francisco en la que reconocía su labor por los ancianos y necesitados en la casa hogar Carpintero de la Montaña, ubicada en San José de Bolívar, municipio Francisco de Miranda.
El padre Lanza contó a El Pitazo, vía WhatsApp, su emoción al leer la carta del papa Francisco. Previamente, escribió a su santidad para contarle del trabajo que realiza desde hace 19 años por 120 adultos y 10 niños en condiciones especiales.
“Fue una emoción muy grande. Yo le escribí para contarle de nuestro trabajo y nos respondió", contó Lanza. El 26 de enero envió la carta al pontífice y el 2 de febrero recibió la respuesta. Asegura que el reconocimiento le da más fuerzas y ganas para continuar trabajando por los más necesitados.
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“Te animo a que, con la compasión y ternura del Señor, continúes este servicio de amor a los más débiles y descartados, confía en la providencia divina, que nunca abandona a sus hijos. Rezo por todos ustedes y les doy mi bendición, a la vez les pido que por favor sigan rezando por mí. Que Jesús los bendiga y la virgen los cuide", dice uno de los párrafos de la carta enviada por el papa Francisco.
Carpintero de la Montaña, un refugio para muchos
La casa hogar Carpintero de la Montaña está ubicada en San José de Bolívar, en el Táchira. El padre Lanza coordina todo lo necesario para ayudar a los abuelos que viven allí. Es un trabajo en equipo. Quienes están en condiciones de ayudar, colaboran con la preparación de los alimentos, otros hacen la limpieza de las áreas comunes, incluso hay algunos que atienden a sus compañeros.
Lanza, nacido en Caracas, semana a semana, recorre San Cristóbal y los pueblos aledaños a San José de Bolívar para pedir ayudas, colaboraciones y donaciones a los ciudadanos, productores agrícolas, ferieros y así poder sostener la casa hogar, que vive únicamente de la caridad.
El Carpintero de la Montaña nació como un proyecto personal del padre Lanza y cuando llegó a San José de Bolívar, una familia le donó una finca para este fin. Poco a poco construyó lo que es hoy la casa hogar. Allí ha visto vivir y morir a los abuelos que dejan sus familiares, que son abandonados o recogidos de las calles.