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Valera.- La rutina de los habitantes del sector Loma del Pabellón, parroquia El Carmen del municipio Boconó, estado Trujillo, desde el 5 de enero de este 2021, transcurre entre evitar que se descomponga su comida y largas caminatas para cargar sus equipos electrónicos en comunidades vecinas.
Johan Cáceres, uno de los residentes del lugar, denunció esta situación en la mañana de este miércoles, 27 de enero, cuando cumplen 22 días sin el servicio eléctrico.
El transformador, el cual energiza las viviendas de 35 familias, se quemó y no ha sido sustituido por la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) de la región.
Un acto que califican de crueldad, pues en la comunidad viven adultos mayores, personas con discapacidad y jóvenes en formación académica.
«Hay personas discapacitadas y mujeres embarazadas. Por el problema del gas, usábamos las cocinas eléctricas, ahora debemos buscar leña y cocinar en fogones. Es muy cruel. Además tenemos que comprar medido porque no hay refrigerador» dijo Caceres vía telefónica a El Pitazo.
Estudiantes universitarios, y en otras etapas escolares, cumplen sus deberes a medias. No tienen cómo cargar sus teléfonos o computadores portátiles. La única manera de hacerlo es caminar unos 20 minutos hacia la parte alta y pedir ayuda a sus vecinos.
«Soy estudiante de cuarto año de medicina y mi tarea es ponerme a estudiar durante el día y la noche, pero ahora no puedo hacerlo, porque tengo el teléfono y la canaima descargados. No soy la única en esta situación, espero nos ayuden» relató Gabriela Manzanilla, otra de las residentes de la parte baja de Loma del Pabellón.
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En lista de espera
Pese a haber denunciado la falla a Corpoelec, la empresa no ha podido sustituir el equipo. Les explicaron que no tienen repuestos y deben esperar por un tiempo indefinido.
«No nos han dado una solución viable por la parte gubernamental. Nos pusieron en una lista y estamos en el puesto 65. Imagínate, aquí en Boconó he sabido de gente que espera hasta un año», comentó Johan Cáceres.
El denunciante, en representación de sus vecinos, expresó que ellos no pueden aguantar la ausencia de la electricidad. Hay señoras que trabajan con máquinas de cocer y han dejado de percibir ingresos económicos.
«Viven de arreglar ropa, se mantienen con esas ganancias. Ellas no pueden llevar las máquinas a otras casas. La solidaridad llega hasta un punto, no todos están dispuestos a ayudar», añadió Cáceres.
