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martes, 15 septiembre, 2020

Barinas | Mujer que asesinó a su madre ya la había amenazado

Vecinos de las mujeres refieren que la presunta homicida tiene trastornos psíquicos

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Barinas.- El homicidio de Albertina Castillo era, como el libro de García Márquez: «Crónica de una Muerte Anunciada» entre sus vecinos y conocidos. La ama de casa, de 51 años, presuntamente asesinada por su hija, Rosángela Arias Castillo, vivía su propio calvario con su hija puertas adentro de la humilde vivienda donde murió por más de 40 heridas punzopenetrantes, cerca de la medianoche del 12 de septiembre.

Versiones de vecinos no confirmadas oficialmente, en la calle cinco del sector Francisco de Miranda II en Ciudad Bolivia, capital del municipio Pedraza, estado Barinas, sabían sobre las frecuentes peleas y maltratos de Rosángela a su mamá. A la mujer, de 34 años, Albertina la fue a buscar a Valencia, en el estado Carabobo, porque en la residencia donde vivía ya no soportaban sus trastornos y gritos, sobretodo en la noche.

Allegados dicen que la matricida lidiaba con un cuadro de esquizofrenia que la hacía cambiar de conducta. En ocasiones, amenazó con cortarle la lengua a su mamá para que no interviniera en su comportamiento.

En el vecindario cuentan que Rosángela es una mujer atractiva que se mantenía en forma y bien arreglada. En su juventud quiso ser modelo y tuvo algunas incursiones  en el área, «era una muchacha muy bonita y llamativa», dijo una allegada a la familia. 

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Aunque en la minuta policial, la acusada dice que su grado de instrucción es universitario, sus vecinos más cercanos no recuerdan si tiene alguna profesión. Lo que si recuerdan es que antes de presentar trastornos psicológicos, era una joven callada y cordial y que tuvo una pareja con la que convivió en Valencia, capital del estado Carabobo. Relatan que se dedicaba al comercio.

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Vecinos alerta

En la casa sin número de la calle cinco, en el sector Francisco de Miranda II, vivía Rosángela con su mamá, Albertina, y el sábado 12, día del homicidio, en la zona no había servicio eléctrico. El silencio era casi total porque ya era tarde en la noche y pocas personas estaban en la calle, excepto el hombre que llamó a la policía para advertir de los gritos de dolor que escuchó en la casa de sus vecinas.

El testigo, identificado en la minuta policial como José M, relató que estaba en la acera de su vivienda cuando escuchó gritos, llanto y quejidos. Se trasladó hasta la casa, llamó y no le respondieron, luego todo quedó en silencio y fue cuando hizo la llamada al comando policial. José presagió lo peor, pero no ingresó a la vivienda.

Al poco rato llegaron dos funcionarios policiales, llamaron y salió Rosángela. Tranquila, respondió que no pasaba nada y abrió la reja de la jardinera para que entrara la comisión policial. Una vez adentro, los efectivos pidieron ingresar para verificar que todo estaba bien, pero vieron unas manchas de sangre en el piso, siguieron su rastro hasta una de las habitaciones y allí encontraron el cuerpo ensangrentado de Albertina Castillo en posición cúbito dorsal y con más de 40 heridas. Encima de una de las dos camas del cuarto, el cuchillo ensangrentado que recabaron como evidencia.

A las 2:30 de la madrugada del 13 de septiembre, Rosángela Arias Castillo, de 34 años, fue aprehendida por la comisión de la Policía de Pedraza bajo el cargo de homicidio culposo y fue trasladada hasta el comando policial. No dijo qué razones tuvo para asesinar a su madre con más de 40 puñaladas. Su caso pasó a manos del fiscal décimo del Ministerio Público.

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