Acarigua.- Ángel Custodio Ceballo fue sorprendido en flagrancia, tocándole las partes íntimas a una niña de 10 años de edad. La víctima es su vecina y no era la primera vez que el hombre, de 62 años de edad, abusaba sexualmente de ella. La tenía amenazada con pegarle y negar que constantemente la sometía para que nadie le creyera si llegaba a delatarlo.
Sucedió el pasado lunes, 19 de abril, en el barrio Merecure del municipio Guanarito, al sur de Portuguesa, la entidad de los llanos venezolano que contabiliza 15 casos de abuso sexual infantil en lo que va de 2021, una tendencia que se acentúa durante abril.
La vecina de 10 años no era la única víctima de Ceballo. El hombre también maltrataba sexualmente a sus bisnietas de apenas 6 y 8 años, con quienes vivía en el sector hasta que fue sorprendido por una comisión de la Guardia Nacional que, de casualidad, patrullaba por el lugar y cuyos funcionarios pudieron visualizar cómo el ciudadano levantaba el vestido de la pequeña vecina, a quien tenía arrinconada en las inmediaciones de un liceo. En minutos lo arrestaron.
Las tres pequeñas víctimas se contaban entre ellas lo que les sucedía, pero nunca advirtieron a sus padres por temor a que nadie les creyera ante las amenazas del individuo. Todo se supo tras los interrogatorios a los que fue sometida la niña de 10 años para determinar los hechos, junto a representantes del Ministerio Público.
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Con la aprehensión de Ceballos suman cinco los casos de abuso sexual denunciados y hechos públicos por las autoridades de la entidad, en lo que va de abril, mes que reporta un aumento de estos hechos, que en su mayoría tienen como víctimas niños menores de 10 años, y cuyos victimarios han sido familiares o personas ligadas a su entorno.
Un registro llevado por El Pitazo da cuenta de que, durante abril y el resto de los meses de 2021, los abusos se cometieron, mayoritariamente, en las zonas rurales. Así, en Ospino, las víctimas son una niña de 3 años, abusada por un sobrino de su papá y una adolescente de 14 años, por el padrastro; en Páez, una niña de 8 años, cuyo agresor fue un vecino. Mientras que, en Guanare, una niña de 4 años fue ultrajada por un tío de la mamá, quien es un oficial de más 23 años de servicio de la Policía del estado Portuguesa. Ahora, a esta lista se le suman las tres pequeñas del municipio Guanarito abusadas por Ceballos.
Pese a que el Estado venezolano no ofrece cifras oficiales de los hechos de maltrato sexual contra niños y adolescentes, ni de ningún otro delito, el alza de este tipo de delitos se conoce por las denuncias procesadas en los cuerpos de seguridad recogidas en los reportes periodísticos y por la data de algunas organizaciones no gubernamentales enfocadas en la defensa de los derechos humanos de la infancia y la adolescencia.
Solo entre enero y abril de 2020, la Red por los Derechos Humanos de los Niños, Niñas y Adolescentes (Redhnna) contabilizó 52 casos en Venezuela, y lo hizo público en su informe llamado Daño Atroz, con una recopilación de los hechos y la forma como el abuso compromete la estabilidad psicológica de los niños.
En el mismo periodo correspondiente al año 2021, al 25 de abril, cuando se conmemoró el Día Internacional de la Lucha Contra el Maltrato Infantil, en Portuguesa se reportaban un total de 15 casos de abuso sexual contra niños y adolescentes, incluyendo una violación con una muerte, según los hechos que han sido publicados por El Pitazo. En los llanos, a esta región le siguen Cojedes, con tres casos, Barinas y Apure, con dos casos.
Madres involucradas
De los 10 casos que se conocieron en el primer trimestre del año en Portuguesa se destacan dos en los cuales hubo participación de las madres de los niños abusados.
Del primero se conoció el pasado domingo 17 de enero. Un hecho que se hizo viral cuando Irrael, un conocido influencer venezolano, denunció a través de su redes que Jennifer Vanessa Matute Rodríguez, una enfermera de 32 años, compartía un video suyo cometiendo actos lascivos contra su único hijo, de apenas 5 años.
La mujer fue aprehendida en la urbanización Durigua de Acarigua por funcionarios del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (Conas) e imputada por elaboración, exhibición y difusión de material pornográfico infantil. Permanece detenida a espera de la culminación de su juicio.
El segundo caso ocurrió en marzo. El 16 de ese mes, funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) detuvieron en Guanare a una mujer que se dijo responde al nombre de Wilmary, y de la que se omitieron más datos por razones de ley para la protección de sus dos hijas, víctimas del abuso.
La ciudadana permitía que su pareja cometiera actos lascivos contra sus hijas de 6 y 7 años. El hombre -identificado como Jesús Hurtado Vargas, un vigilante de 48 años de edad- también fue aprehendido y ambos fueron imputados cuatro días después del arresto por los delitos de explotación sexual de niños y trato cruel, por un tribunal municipal de la ciudad de Guanare.
Entre el 15 y 16 de marzo fueron denunciados otros dos casos de abuso sexual, contra una niña de tres años y una adolescente ocurridos en los municipios Turén y Páez.
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En la parroquia Canelones del municipio Turén, el martes 16, ocurrió el abuso de la más pequeña de las víctimas, y fue perpetrado por su vecino de 24 años, identificado como Ángel Miguel Rondón Marceo. La víctima y sus dos hermanas, también menores de edad, estaban a cargo de su abuela materna, ya que su mamá emigró a Colombia.
En el otro hecho, la víctima fue una adolescente y el acusado, un hombre de 41 años de edad, identificado como Luis Alberto Granado Perozo. Su aprehensión fue en flagrancia, el lunes 15 de marzo, por funcionarios de la de la PNB, en la avenida 29 entre calles 26 y 27 de Acarigua, municipio Páez.
También en marzo, el sábado 20, la Dirección de Investigación y Estrategia Preventiva (Diep), de la Policía estatal, detuvo en una zona rural del municipio Ospino a Martín Eduardo Abreu, señalado de abusar y fotografiar las partes íntimas de dos hermanos gemelos de 10 años de edad, hijos de una familia de caficultores para los que trabajaba como obrero.
Detenciones
En Acarigua, el lunes, 8 de febrero, funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), tras un operativo desplegado, detuvieron al agresor sexual de una niña de 5 años de edad. El hombre, identificado como Iván Antonio Aranguren Torres, era el esposo de una tía paterna, y antiguamente había mantenido una relación con la abuela de la pequeña.
El Cicpc-Acarigua también investigó y detuvo a Pedro Luis Pérez Bastidas, quien fue denunciado y posteriormente imputado por el delito de acto carnal con víctima especialmente vulnerable, en perjuicio de una niña autista de 11 años, hecho ocurrido en el municipio Araure. Así como el caso de un padrastro que abusaba de una adolescente de 14 años, a quien amenazaba con hacerle daño a su madre y a sus hermanos menores si lo delataba.
Se trataba de un abuso continuando, perpetrado por un mecánico de 37 años de edad, de nombre Luis Alberto Carmona Urbina, quien fue detenido el pasado 13 de enero, en la urbanización Tricentenario de Araure.
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El único caso de violación de menores en el que la víctima y el victimario no tenían vinculación alguna fue el de Eliannys Andreína Martínez, de 17 años, quien fue ultrajada y asesinada por Nelson Antonio Torrealba Saavedra, un hombre de 38 años, que la sometió cuando la adolescente regresaba a su casa tras haber acudido a una iglesia cristiana. Durante el periodo revisado, fue el único caso terminó en muerte. El hecho ocurrió el 22 de febrero en el sector Las Marías, población de La Misión, parroquia Canelones del municipio Turén. Eliannys fue la primera de las dos víctimas seguidas de Torrealba Saavedra, quien hoy se encuentra en prisión.
Recomendaciones
Estudios de la Organización Mundial de la Salud y del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia han revelado que todos esos maltratos, además del sufrimiento que provocan en el momento de padecerlos, tienen consecuencias posteriores cuando las víctimas crecen. Las personas que sufren abusos sexuales de pequeñas tienen 14 veces más posibilidades de reproducirlas de mayores con sus parejas y 16 veces más de ser víctimas de abusos nuevamente.
Fernando Pereira, fundador de Cecodap, organización venezolana que trabaja en la promoción y defensa de los derechos humanos de la niñez y adolescencia, aseguró a El Pitazo que el daño emocional de un niño abusado es mayor cuando el perpetrador es alguien afectivamente vinculado a él.
«El abuso siempre es un tema de poder que hay en una figura que tiene más fuerza sobre otra y lo doloroso de los casos de abuso es cuando son personas más cercanas. El daño emocional es mayor, porque viene de alguien cercano que debería proteger y que existe toda posibilidad de que tanto víctima como victimario seguirán interactuando», expresó.
El experto reconoció que a nivel nacional no existe ningún tipo de iniciativas para fomentar una campaña en la que las autoridades puedan sensibilizar a la población o brindarle alternativas sobre qué hacer y a dónde acudir cuando se sospechan los casos de abusos o maltrato infantil.
«No hay para los niños y adolescentes ni siquiera un número telefónico donde ellos puedan denunciar o solicitar ayuda si están padeciendo una situación de maltrato», agregó Pereira, advirtiendo además que todo este incremento de casos que se vive en medio de un periodo de estrés social, por la emergencia humanitaria compleja que vive el país, agravada por la pandemia que mantiene debilitadas las redes de protección a nivel de las parroquias y municipios rurales.
Hablarles con claridad y confianza a los niños acerca de los riesgos que los rodean, puede ser la diferencia. El abuso infantil ocurre cuando un adulto está a solas con el niño. Los padres o la persona que esté a cargo del cuidado de ellos deben conocer con quien dejarlos y estar pendiente de sus salidas.