Extorsión de venezolano en México: padre paga rescate por su hijo a red de trata

Alexander Alizo alerta sobre una red de trata de personas en México, muy bien organizada, que apunta a la creciente migración de venezolanos a Estados Unidos de forma irregular a través del país azteca. Aunque no era la intención de su hijo Andrey, el joven de 22 años fue víctima de un secuestro con fines de extorsión en el que descubrió que también participan unos compatriotas

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Venezolano denuncia complicidad de oficiales de Migración del aeropuerto de Ciudad de México en red de trata. Foto cortesía Milenio

Caracas. Una oferta de empleo atractiva en México se convirtió en un secuestro para extorsionar a la familia del venezolano Andrey Alexander Alizo González. El joven comerciante de 22 años fue rescatado por la policía del país azteca del cautiverio en el que se encontraba desde que arribó a la Ciudad de México, cinco días atrás. Sucedió la noche del miércoles 30 de junio.

«En todo momento temí que le hicieran lo peor porque siempre fueron muy agresivos. Pero sabía que mientras no recibieran el dinero estaría al menos a salvo para ser liberado. Sin embargo, al estancarse las labores de liberación y las negociaciones tuvimos que acceder a pagar y confiar en que lo liberarían. La policía nos dio luz verde», cuenta Alexander Alizo, padre de Andrey, a El Pitazo.

Pero los secuestradores incumplieron la promesa. Cortaron la comunicación con un familiar del joven venezolano, encargado de negociar, inmediatamente después de recibir el pago exigido. Fue entonces cuando se produjo la intervención del grupo antiextorsión y secuestro de la policía mexicana, cuyos efectivos venían siguiendo los pasos de los criminales junto con la Fiscalía del país, que asesoraba a la familia de la víctima en la negociación.

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Andrey arribó al Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México a las 5 de la mañana (hora de México) del viernes 25 de junio en un vuelo de Aeroméxico procedente de Medellín, Colombia. Su intención era explorar la oportunidad laboral que se le presentaba. Si no era de su gusto regresaba a Venezuela, subraya el padre. Pero la persona que recibió al joven en el aeropuerto lo retuvo para trasladarlo de inmediato al lugar de reclusión. Comenzaba un verdadero calvario para el venezolano y su familia.

«Decidieron venderlo a otro grupo criminal. Es allí cuando los interceptan y se logra la libertad de mi hijo (…) Desde aquí existen lo que ellos denominan jaladores, pueden ser amigos, incluso redes sociales», prosigue Alizo, quien indica que durante la intervención armada fueron rescatados otros 10 venezolanos que permanecían en poder de esta red de trata.

Una red de trata de personas en México en la que – asegura el padre de Andrey – están también implicados venezolanos. «Una de las captadoras es una mujer venezolana residenciada en México, conocida como «La maracucha» (…) Es una banda de maracuchos que tiene contactos con Migración en el aeropuerto, tiene contactos con la policía; es una red grande que opera desde ese país», denuncia.

Tras conversar con Andrey, expresa que todos los secuestrados estaban expuestos a la extracción y tráfico de órganos o tejidos humanos o a la explotación sexual o laboral. «Hablamos tres veces con los captores. Amenazaron con cortar partes de su cuerpo; de realizar torturas o violación. Por último, tomaron una foto de mi hijo mientras dormía y la editaron con sangre y partes desmembradas del cuerpo y me dijeron que pagara pronto si no quería verlo así», manifiesta.

Sentirse abandonado en México

Ver a su hijo en manos de criminales fue un trago amargo que todavía no supera Alexander Alizo, sobre todo porque aún desconoce si será o no deportado o tendrá que ir a buscarlo a México, ya que el joven fue despojado de sus documentos, entre ellos del pasaporte, ropa y dinero que llevaba. Por lo pronto, el papá de Andrey hace contacto con un albergue dirigido por una iglesia cristiana para que acoja temporalmente al joven en la capital del país azteca.

El hombre también denuncia lo que considera la actitud indolente del gobierno venezolano en el caso, en particular de la Cancillería y la Embajada de Venezuela en México. «Nuestro Gobierno no hizo nada por esos ciudadanos que fueron liberados, al menos no por mi hijo. Hay una incapacidad de ocuparse de los venezolanos fuera del país (…). Le puedo decir que los oficiales de Migración en México están comprometidos en esos hechos. Venden venezolanos porque saben que no tienen una oportuna representación consular. Nadie denunciara», se queja el padre de Andrey.

De hecho, revela que la única denuncia formal que alertó a las autoridades mexicanas del secuestro de Andrey Alexander fue la realizada por una persona amiga de la familia en el país azteca tras enterarse del caso. «Esa denuncia activó a la Fiscalía mexicana, lo que nunca esperaron los captores», indica.

Necesidad de un pasaporte

El venezolano también lucha contra lo que llama la indiferencia de las instituciones del país. Señala que ha acudido en dos oportunidades al Ministerio de Relaciones Exteriores en Caracas en busca de apoyo sin lograr ser atendido. Tampoco consigue respuestas del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime), organismo al que acudió para solicitar celeridad en la obtención de la prórroga del pasaporte que ya pagó.

«Conseguí un vuelo para México saliendo desde Venezuela, pero sin pasaporte no me dejan entrar», dijo.

Alizo no conoce todavía los detalles de la invitación que recibió su hijo para viajar a México, pues aún no ha podido hablar largo y tendido con él. Tampoco ofrece detalles del pago que realizó a los delincuentes por razones de seguridad. De lo que no duda es en alertar sobre una red de trata de personas en México, muy bien organizada, que apunta a la creciente migración de venezolanos a Estados Unidos de forma irregular a través del país azteca.

«El llamado que hago como padre de una víctima de las redes de trata está dirigido a las autoridades: que trabajen ambos gobiernos en coordinación para lograr un Protocolo de Atención Consular para Víctimas de Trata de Personas en el exterior», apunta Alexander Alizo.

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