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Barranquilla.- Junior Salas es un joven venezolano de 21 años, que llegó a Barranquilla hace nueve meses caminando con dos muletas y una pierna y a pesar que siente la añoranza de su tierra, ahora sonríe porque le donaron una prótesis para caminar sin las estructuras metálicas.
Salas está muy contento porque pudo lograr una de las metas que se trazó cuando dejó a su familia en Maracaibo. «Ahora lo que necesito es un empleo para ayudarlos», dijo con esperanza y sin titubear para El Pitazo.
“Me vine de Venezuela porque la situación estaba muy difícil. Tuve que dejar a mi familia y mi hogar para tener la oportunidad de seguir mis estudios y resolver mi problema con la pierna", dijo Salas desde su residencia en el barrio El Carmen.
Con una voz temerosa y una mirada que brilla ante la alegría de recibir el apoyo de la Fundación Panamericana para el Desarrollo (Fupad), el Programa para el Refugiado Migrante (PRM) de Estados Unidos y Humanity & Inclusion, quienes facilitaron el aporte social para que lograra caminar sin los dos instrumentos de metal.
“Gracias a Dios estando aquí en Colombia logré conseguir mi prótesis. Allá en Venezuela no hubiese podido tenerla porque los problemas son bastante fuertes", dijo mientras mostraba las características de la extensión artificial que reemplaza su pierna derecha.
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Una decisión rápida y necesaria
En Maracaibo, Salas tuvo que ser intervenido quirúrgicamente para amputarle su pierna, luego que el cáncer que padeció cuando era niño reapareció con un tumor que ponía en riesgo su vida.
“Una noche se fue la luz en mi casa y me tropecé la pierna cuando iba a la cocina. Con el pasar de los meses se fue enrojeciendo y me tocó al hospital para hacerme la biopsia, resonancia y la operación la perdí varias veces por el problema de la luz. Cuando pude conseguir la plata para podérmela hacer en una clínica privada, ya el doctor me dijo que estaba muy comprometido el tendón que hace el movimiento en el pie", destacó el zuliano.
“Fue una decisión muy rápida y necesaria, si no quería comprometer otros órganos de mi cuerpo", dijo con tranquilidad Salas y aseveró que fue su mejor decisión.
En Barranquilla, la familia de un amigo le dio hospitalidad. “Toda mi familia está en Venezuela: pero aquí estoy muy agradecido con toda esta gente que me brinda su cariño y atención".
Yo vendía fritos (empanadas, papas) en los colegios y en las tiendas; pero con la llegada de la pandemia me quedé sin trabajo. Ahora con esta prótesis mi vida ha cambiado y tengo la esperanza de conseguir un empleo que me permita ayudar a mi familia que está en Maracaibo.
Salas expresó que durante el día hace ejercicios y sale a buscar una vacante en cualquier empresa.
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“Soy un joven venezolano que me vine de mi país para lograr superarme y sé que lo lograré, también quisiera estudiar. Estoy muy agradecido con Colombia y las organizaciones como Fupad, PRM y Humanity Inclusión por ese apoyo que me dieron para seguir viviendo con normalidad", precisó Salas levantándose de la silla y caminando para mostrar la seguridad en sus pasos.
“Me he adaptado muy rápido a la prótesis y hasta gané recientemente un concurso de baile donde demostré que esta pierna era la que necesitaba para seguir cumpliendo mis sueños", dijo con alegría y la esperanza que su historia de vida sirva para muchas personas que las “limitaciones son mentales".
