Tapachula.- Migantes de diferente nacionalidades, entre ellos venezolanos, instalaron un campamento irregular a las orillas del río Coatán en Tapachula, México, luego de que no pudieran cruzar la frontera hacia Estados Unidos.
Entre el grupo de migrantes en el campamento se encuentran venezolanos, nicaragüenses, hondureños, haitianos y colombianos. Debido al endurecimiento de las políticas migratorias en su travesía rumbo a los Estados Unidos se han instalado en las márgenes del río más caudaloso de esta ciudad, donde tampoco hay espacio en los albergues.
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Estos migrantes, en su mayoría, son corridos de los espacios públicos y no cuentan con dinero para pagar hoteles o viviendas en renta.
Son familias completas que han edificado chozas de madera, palos, nailon, cuerdas, plásticos, basura, llantas, casas de campaña y unos más al aire libre sobre el suelo, pasto y debajo de los árboles, quienes están desesperados por la falta de dinero y comida.
La crisis migratoria en los límites de México con Guatemala se ha agudizado, debido a que decenas de personas están deambulando en las orillas de la ciudad, desesperadas por conseguir dinero y comida, y con el deseo de seguir su travesía al norte con Estados Unidos.
Anayenlis Morales, migrante de Venezuela, detalló que la situación es dura, porque las personas dicen que es inseguro quedarse a dormir en el parque Central Miguel Hidalgo, además de que muchas de las personas buscan realizar sus necesidades alejadas de la ciudad y el agua es vital para todos.
“Nosotros tenemos el permiso que dan las autoridades mexicanas, pero estamos en la incertidumbre porque nuestro objetivo es poder seguir avanzando, nos iremos caminando, nos va a topar el día, la noche, vamos a despedir y empezar el año en cualquier parte de México".
Para los migrantes, la esperanza de seguir caminando por México, con destino a los Estados Unidos, no se ha terminado, a pesar de que el Gobierno de ese país mantiene el Título 42, que expulsa a los migrantes de manera inmediata a México.
“Está difícil, vamos en el nombre de Dios, ya nos imaginábamos que no lo iban a quitar porque decían que lo retiraban el 21 (de diciembre), luego el 27, por lo que pensamos que era un asunto para no dejarnos entrar".
Didier Rivera, migrante de Colombia, quien se dedica a realizar artesanías en su camino a Estados Unidos, contó que, con un grupo de personas, reúne dinero para pasajes y salir de una ciudad a otra.
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“Salimos a caminar de seis de la mañana a seis de la tarde. Si tenemos comida, comemos, si no, nos dormimos. Nosotros nos aislamos del parque central de Tapachula por mucho ruido, además hemos tratado de ir a los albergues, pero no hay espacio", narró.
Estas familias de migrantes cuentan con decenas de niños y adolescentes, quienes también salen a pedir dinero a las calles para poder sostener los gastos.
Cada día llegan más personas migrantes a instalarse a los márgenes del río y han improvisado fogones con leña para poder cocinar, puesto que con el poco dinero que pueden reunir cocinan comida, especialmente, para niños y embarazadas.
En esta concentración irregular, las personas comparten su comida, lavan sus ropas y se bañan, en una situación precaria, ya que no cuentan con otro refugio.