César Silva Urdaneta no cabe en sí de gozo: el arquitecto zuliano de 37 años acaba de culminar la Torre Alta en Le Havre. Miembro del estudio parisino de arquitectura Hamonic+Masson & Associés, es el jefe de proyecto de este atrevido edificio de viviendas que está cambiando el horizonte de esta ciudad de Francia, inscrita en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco por su arquitectura moderna

Esta es la iglesia de San José. Este el río Sena. He ahí el Volcán de Oscar Niemeyer. Ahí está la Catena de contenedores multicolores. Y el ayuntamiento. Y ahora la Torre Alta, atrevido edificio de 55 metros de altura que gira sobre sí mismo hasta alcanzar las nubes en la ciudad portuaria de Le Havre, situada en la región de Normandía, en el norte de Francia.

Es difícil quitarle el ojo. La Torre Alta, al igual que algunos edificios levantados en el centro reconstruido de Le Havre bajo la batuta del arquitecto Auguste Perret tras la Segunda Guerra Mundial, escapa de las formas tradicionales. 

“Fue una oportunidad que no se cruza a menudo en tu vida", dice el venezolano César Silva Urdaneta, del estudio parisino de arquitectura Hamonic+Masson & Associés, jefe de proyecto de este edificio de viviendas de 17 pisos, que alberga también una guardería en la planta baja. 

El zuliano se siente cercano a Perret, entusiasta del concreto armado —material característico del tejido urbano de la ciudad reconstruida de Le Havre y, cómo no, de la Torre Alta— pero, sobre todo, de Niemeyer, el arquitecto brasileño atraído por las formas curvas que otorgó plasticidad al concreto como nadie.

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“Nuestro proyecto es de concreto armado, con una escritura mucho más lisa y con esta geometría en torsión que la hace distinta y característica, pero que tiene que ver con esa obra importante de Niemeyer, que trabaja una curva, el trazo característico de su arquitectura", dice Silva Urdaneta, que tiene 37 años, a El Pitazo.

La casualidad quiso que la Torre Alta se situara junto al Volcán de este monstruo brasileño de la arquitectura moderna, a quien admiraba desde muy joven, a tal punto que se matriculó en la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad del Zulia (LUZ), donde cursó dos años. 

Terminó la carrera en la Escuela Especial de Arquitectura de París en 2009. Se graduó con una tesis sobre un proyecto de integración socioespacial de los barrios de Petare, en Caracas, que ganó el premio a la mejor tesis de grado.


Nuestro proyecto ganó el concurso de la Alcaldía de Le Havre en 2015

César Silva Urdaneta, arquitecto

Tres años antes había emigrado a Francia, animado por conocer el mundo y experimentar una nueva cultura. Durante su estadía en la capital francesa quedó impresionado por la dinámica del espacio público, «una lección de arquitectura y urbanismo a cielo abierto«, en palabras del arquitecto. Entonces, decidió quedarse.

Para su postgrado en urbanismo y ecología eligió estudiar el lago de Maracaibo y el río Catatumbo. Este proyecto le permitió viajar a Venezuela con frecuencia y reconectarse con su tierra natal.

El vínculo que sigue manteniendo con su país natal se expresa también en su participación en proyectos promovidos por Dis_Local, una plataforma que reúne a arquitectos venezolanos en diferentes latitudes. Es por eso por lo que afirma que vive en Francia, con el corazón en Venezuela.

Además, el compromiso con la arquitectura sostenible lo llevó a iniciar un doctorado en urbanismo y paisajismo en la Escuela Nacional de Paisajismo de Versalles. Su investigación se centra en la integración de la biodiversidad en los desarrollos urbanos en el valle fluvial del Río Sena.

Torre Alta: un hito de la integración en Le Havre

Si bien la Torre Alta marca un hito en su carrera, el arquitecto marabino ha tenido la oportunidad de participar en otros proyectos de envergadura en el país galo. En 2017 dirigió la construcción de un polo de administración, oficinas y espacios para estudiantes en la ciudad de Montpellier. En 2020, completó la construcción de una residencia estudiantil en Boulogne-Billancourt, un ecobarrio con espacios verdes y biodiversidad.

De vuelta en Le Havre —inscrita en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco por su arquitectura moderna— donde junto al equipo del estudio Hamonic+Masson & Associés se prepara para entregar a los nuevos habitantes las llaves de sus apartamentos en la Torre Alta, Silva Urdaneta recuerda que este edificio de vistas excepcionales sobre la ciudad portuaria francesa tuvo que competir con otros proyectos para ver la luz.


La Torre Alta gira sobre sí misma hasta alcanzar las nubes en la ciudad portuaria de Le Havre


Nuestro proyecto ganó el concurso de la Alcaldía de Le Havre en 2015. Competimos con una agencia suiza que obtuvo el Premio Pritzker, que es el galardón más importante en el campo de la arquitectura, una suerte de Nobel; un arquitecto local de Normandía; y otro arquitecto francés galardonado con el Gran premio nacional de arquitectura", destaca.  

Luego, tuvieron que trabajar en estrecha colaboración con los arquitectos del patrimonio del estado para garantizar que el edificio se adaptara al entorno, ya que se encuentra en un contexto patrimonial protegido. «Ha sido un trabajo muy minucioso«, expresa.

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Emplazado en el punto nodal de la historia y la reconstrucción de Le Havre, el edificio es un ejemplo de cómo la arquitectura puede contribuir a la renovación de los centros históricos, creando nuevos hitos que se integran armoniosamente en el entorno caracterizado por una mezcla heterogénea de estructuras que no compiten ni se opacan, refieren especialistas.

La forma en torsión de la Torre Alta ayuda a romper los vientos dominantes en la ciudad francesa. También tiene voladizos que sirven de balcón y terraza hacia las fachadas sur y oeste, y voladizos más pequeños hacia las fachadas norte y este, diseñados para favorecer la entrada del sol, que es menos abundante en estas latitudes, explica el arquitecto venezolano, jefe de proyecto.  


Sigo mirando con mucho interés y ganas a Venezuela

César Silva Urdaneta, arquitecto

«No se trata de imitar lo que fue destruido, sino de apostar a la innovación con materiales modernos», señala el zuliano sobre trabajar en esta ciudad portuaria, localizada en la desembocadura del río Sena, a orillas del Canal de la Mancha, con los materiales de la modernidad: vidrio, metal y concreto.

Con 17 años en Francia, la migración ha sido para César Silva Urdaneta una oportunidad para crecer y aprender. Es un desplazamiento que no logra arrebatarle el amor por su país natal. “Sigo mirando con mucho interés y ganas a Venezuela", afirma.

Fotos de Clement Bonnerat y César Silva Urdaneta

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