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Caracas.- La caraqueña Carolina García, de 49 años, se convirtió en la primera venezolana en crear su propia línea de esmaltes de manera independiente en 2013 utilizando producto orgánicos y llevando a cabo la fabricación desde su hogar en Connecticut, Estados Unidos.
Carolina contó a El Pitazo que llegó al país norteamericano en 1998 junto con su esposo e hijo de tres años. «Me gradué en educación preescolar en Venezuela, por lo que decidí quedarme en casa con mi hijo hasta que entró al colegio. A los siete años nació mi segundo hijo y también me quedé con él en casa hasta que entró a la escuela».
En 2009 la venezolana decidió retomar su pasión por el mundo de las uñas, algo que, afirma, le gustaba desde niña pero que había descuidado cuando se volvió ama de casa. «Comencé a escribir un blog de reseñas de pinturas de uñas, las compraba, me pintaba mis uñas, tomaba las fotos y escribía mi reseña», cuenta.
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El blog de reseñas le permitió a la venezolana ganar seguidores y ser reconocida dentro de la comunidad de amantes de la manicura. «En 2011 me contactó una independiente que tenia su propia linea de esmaltes, ella fue una de las pioneras en eso (…) Comencé a hacerle reseñas y noté que sus esmaltes tenían escarcha, eran colores que no conseguías en las tiendas, eran diferentes», apunta Carolina.
No fue hasta 2013 cuando la caraqueña decidió crear su propia línea de esmaltes llamada «Colores de Carol» (@ColoresDeCarol), los cuales prepara, embotella, promociona y envía ella misma desde su hogar contando con ayuda de su familia y las redes sociales.
«Me encanta hacer diseños de uñas, yo misma hago mis fotos, las edito y las monto en redes sociales. Hago desde las mezclas de color en el salón de mi casa, hasta los envíos por correo, todo lo hago yo (…) También se ha convertido en un negocio familiar que nos ha ayudado durante la pandemia, puesto que mi esposo estuvo tres meses sin trabajar, así que este negocio nos ha ayudado bastante», indica la venezolana.
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Carolina García consigue inspiración en cada cosa que ve. «Pero siempre le pongo mi toque personal a todos los colores y busco no copiar a nadie (…) El más vendido ha sido un color rojo que cuando lo ves a la luz del sol se ve como un arcoiris, se llama Slappy’s Tie, e hizo para el halloween de 2017 y aun se vende a diario. En todo este tiempo he tenido muchas clientes alrededor de todo el mundo, en Europa, Asia, Australia, Norteamérica y Latinoamérica«, señala.
La meta de Carolina es abrir su propio local donde pueda exhibir sus colecciones y continuar creciendo con su línea de esmaltes; a su vez, asegura que le gustaría comenzar a distribuirlas en Venezuela en algún momento. «A la gente le gusta mucho la esencia latina, intento colocar nombres en español. La mayoría de mis seguidores son de Estados Unidos pero a ellos les gusta esa referencia a las raíces latinas (…) Me gustaría que mis pinturas se vendieran en Venezuela, ese sería mi sueño, pero por el tema que se vive en el país ahora es un poco difícil, pero trabajaré duro porque eso suceda en el futuro», expresa la venezolana.
