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San Felipe. La disputa por el control interno del submundo que se vive dentro de los calabozos de la comandancia general de la Policía del estado Yaracuy, generó una riña entre los privados de libertad.
La reyerta, que se registra desde el pasado jueves 18 de junio, ha ocasionado, presuntamente, que varios detenidos resultaran heridos con objetos contundentes y de fabricación industrial, como chuzos y armas de fuegos, según informó a El Pitazo un funcionario de Poliyaracuy que prefirió no ser identificado.
La fuerte disputa que existe entre dos grupos de reclusos obligó a funcionarios de Poliyaracuy a practicar varias requisas para dar con el paradero de las armas utilizadas, con las que fueron heridos al menos cinco internos, que fueron trasladados bajo custodia a la emergencia del Hospital Central de San Felipe para recibir atención médica.
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Durante los seis días en que las autoridades han practicado requisas dentro de los calabozos de la comandancia general, cuya población sobrepasa las 800 personas, los efectivos han localizado más de 45 armas blancas, de fabricación casera, y teléfonos celulares.
Piden mejor trato
Por su parte, los familiares de los privados de libertad solicitaron a los cuerpos de seguridad dar un mejor trato a sus parientes.
De igual forma exigieron al Ministerio Público dar continuidad a las respectivas audiencias y permitir el traslado de reos hacia otros centros carcelarios donde no exista hacinamiento.
«En la Comandancia de la Policía de Yaracuy no hay espacio para un preso más. Los muchachos duermen de pie», dijo una mujer que pidió no ser identificada.
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Otros familiares denunciaron que la mayoría de los reclusos, en especial los que están ubicados en los espacios de ‘población’, están enfermos de tuberculosis y Hepatitis debido a que en ese espacio no existe un techo donde puedan resguardarse del inclemente sol o de la lluvia.
«Nuestros familiares se están muriendo dentro de las cárceles por falta de atención médica», dijo Rocío Goyo, quien agrego que a los detenidos les brindan atención médica, presuntamente, cuando los funcionarios los ven moribundos.
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