Barquisimeto.- El Observatorio de Universidades (OBU) —un proyecto del Laboratorio de Desarrollo Humano— presentó los resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida de la Población Universitaria (Enobu) del estado Lara, realizada por segundo año consecutivo en ocho casas de estudio, seis públicas y dos privadas.
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En 2019, la Enobu fue aplicada en la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (Ucla), la Universidad Nacional Experimental Politécnica Antonio José de Sucre (Unexpo), la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel), la Universidad Central de Venezuela (UCV) núcleo Barquisimeto, el Instituto Universitario San José Obrero (Iujo), el Instituto Tecnológico Antonio José de Sucre, la Universidad Yacambú (UNY) y la Universidad Fermín Toro (UFT). Tomaron 1.390 muestras entre la comunidad universitaria.
Según el reporte, “existe un deterioro progresivo de la vida de la comunidad universitaria del estado Lara". Al igual que en 2018, los profesores y estudiantes dieron cuenta del empobrecimiento, mientras que el personal administrativo y obrero mostró mayores privaciones en las condiciones de alimentación, salud y transporte.
El 82% de los profesores compensan sus salarios con otras fuentes de ingreso y el 65% acumula de uno a tres años sin comprar prendas de vestir o calzado. 46% de los docentes expresaron que han pensado en renunciar a la universidad por los bajos salarios y el deterioro de sus espacios de trabajo.
Impacto sobre la salud
La coordinadora del Observatorio de Universidades, Yelena Salazar, señaló que desmejoraron las condiciones de salud de los trabajadores del sector. 34% de los profesores, 31% del personal administrativo y 33% del personal obrero padece de enfermedades crónicas, de los cuales entre 79% y 84% no encuentra los medicamentos y entre el 49% y 60% tiene más de un año sin realizarse estudios ni chequeos de rutina. Además, la mitad del personal manifestó que su espacio de trabajo es riesgoso para su salud.
El otro punto alarmante es el tema de la alimentación, explicó. 12% de los profesores señalaron que comen dos porciones de comida diaria y el consumo de proteína animal es de una a tres veces al mes. “Esto no se veía el año pasado", sostuvo.
El 81% de los profesores y estudiantes aseguró que come igual o peor que el año anterior y su dieta está basada en alto consumo de carbohidratos y poca ingesta de proteínas.
Robos a la orden del día
La encuesta también incluyó indicadores de seguridad en las casas de estudio. 50% de los más de 350 profesores consultados respondieron que se sienten inseguros en el trayecto a la universidad y al 90% les preocupa ser víctimas de la delincuencia.
El 51% señaló que sus puestos de trabajo han sido robados y 87% dijo que han sustraído equipos de computación y aires acondicionados.Con respecto a las condiciones de trabajo, el 21% del personal administrativo señaló que no tiene sillas y mesas fijas y 81% respondió que las universidades no les facilitan implementos de seguridad y protección para realizar sus labores. 59% del personal administrativo y 72% de los profesores afirmó que es deficiente el funcionamiento de los baños.
El acceso a agua potable es otro punto crítico: 70% del personal administrativo y 72% del personal obrero advirtió que es inadecuada la disponibilidad del servicio y entre el 38% y 48% de los trabajadores nunca tienen acceso a agua potable.
Sin calidad académica
En cuanto a las condiciones de estudio, el Observatorio de Universidades apuntó que el 65% de los estudiantes que participaron en la encuesta respondieron que reciben clases en aulas con iluminación deficiente y no hay aires acondicionados en el 70% de los ambientes. 48% de los estudiantes de las ocho universidades localizadas en Lara revelaron que trabajan para cubrir sus gastos; 23% reciben aportes de familiares o amigos y 19% reciben remesas de conocidos en el exterior.
En el 42% de los casos, los ingresos del hogar son insuficientes para sufragar los estudios.“El cuarenta y ocho por ciento tiene que trabajar y estudiar, la mitad no repone calzado y vestido desde hace más de tres años, reciben remesas de familiares y amigos y apenas dieciséis por ciento usa transporte universitario, esto último está asociado al déficit presupuestario de las universidades públicas; el estudiante ahora no tiene el beneficio de transporte ni comedor y de eso depende su permanencia en la universidad", añadió Salazar.
La rectora de la Ucla, Nelly Velásquez, reiteró que se está afectando la calidad académica. “Este estudio refleja numéricamente lo que vivimos a diario (…) Debe incluirse como materia fundamental dentro del Consejo Nacional de Universidades los aspectos salariales de nuestros trabajadores, lo que se refiere a las providencias estudiantiles, los problemas de funcionamiento, de mantenimiento de infraestructura y seguridad de nuestras universidades", declaró.
Instó al Gobierno a responder a todos los requerimientos realizados por la Asociación Venezolana de Rectores Universitarios (Averu) a las autoridades. Los empleados, enfatizó, se mantienen en las universidades por vocación.
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