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Gamelotal.- La Escuela Estadal Unitaria Peña de Lara, ubicada en la parroquia Buria del municipio Simón Planas, en Lara, fue desvalijada hace tres años. Los dos salones y los baños no tienen techo, puertas ni lavamanos porque fueron robados.
La institución tiene una matrícula de 28 alumnos de primero a sexto grado y solo una docente que les imparte clases a la intemperie. «Los niños reciben clases en una churuata con pocos pupitres», contó la dirigente de Acción Democrática (AD) en el municipio Simón Planas, Ericka Camacho.
Desde hace tres años la comunidad Peña de Lara ha solicitado a la Zona Educativa, gobernación y alcaldía recursos para la recuperación de la escuela rural.
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Olider Ruiz, vocero del consejo comunal del sector, llamó al alcalde Jean Ortíz y a la gobernadora Carmen Meléndez a brindarles una respuesta. “La escuela está desvalijada. No tiene techo, no tiene puertas, no tiene baños, no tiene nada. Tenemos niños en una situación crítica, reciben clases en una choza que se moja porque han ignorado nuestras solicitudes", comentó.
Siete estudiantes, agregó, deben cambiar entre dos y cuatro horas diarias para llegar a la churuata porque ya no queda transporte público en la zona debido a la falta de repuestos y los altos costos de mantenimiento de las unidades.
Desde 2016 se registran robos en la escuela que está clausurada porque le retiraron el techo y las puertas / Foto: Cortesía Ericka Camacho 
El consejo comunal de Peña de Lara ha acudido a instancias públicas sin obtener respuestas a sus peticiones de rescate de la institución / Foto: Cortesía Ericka Camacho
«Los niños tienen el derecho a estudiar, donde lo hacen se moja, los pupitres se desarman, las tapas se le caen en los pies y nuestros niños llegan golpeados», explicó Génesis Linares, vecina de Peña de Lara.
15 años desasistidos
En La Peña de Lara residen 100 familias que se quejan por la desatención oficial en el sector. Los cortes de luz diarios son de larga data, no hacen fumigaciones pese a los reportes que realizan y han aumentado los casos de picaduras de culebra por falta de mantenimiento.
«Estamos olvidados; no hay ninguna ayuda o gestión. Hay niños y personas con discapacidad que necesitan de una colaboración, pero no tenemos el apoyo. Hace como diez años vinieron con unos tobos de agua y es la única entrega que nos han hecho", sostuvo Franklin Rea, otro vocero del consejo comunal.
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