5 cosas que nadie te ha dicho de Chile

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Foto: Archivo-EFE

Es normal que los medios de comunicación se aboquen a difundir las noticias más recientes y escandalosas, normalmente ellos son los que ofrecen la información más confiable y brindan buenos análisis de mano de sus expertos invitados. Pero hay algunas cosas que no se dicen porque son muy académicas o porque no ayudan a «vender» noticias. Aquí te comento 5 cosas muy importantes de la crisis en Chile que no vas a encontrar en ningún otro medio de comunicación.

  1. No es nuevo que la redes sociales sean tan importantes para un estallido social. Las redes sociales sirven de medios de comunicación masivos e inmediatos, funcionan incluso más rápido que la televisión y la radio, pero no siempre su información es cierta. Sin embargo, el uso de redes ha sido fundamental para la organización de los manifestantes en Chile y también en Hong Kong. Pero esto no es nuevo, en el 2010 ocurrió un fenómenos similar a lo que ha venido ocurriendo en Latinoamérica el último mes, los medios lo llamaron Primavera Árabe, manifestaciones sociales recorrieron más de 10 países desde Asia menor hasta el extremo occidental del norte de África. Allí el uso de redes sociales fue fundamental para la organización de los manifestantes, el caso emblemático fue Egipto donde las manifestaciones lograron cambiar varias veces el gobierno, otros casos radicales se vivieron en Túnez, Argelia, Libia y Siria, sus consecuencias aún las están viviendo casi una década más tarde. Bienvenidos a la Primavera Latina.
  2. Las manifestaciones en Chile no son eminentemente contra el gobierno. La principal queja de la ciudadanía ha sido el abuso de grandes empresas privadas por el aumento de tarifas de los servicios públicos. Hoy en día los manifestantes exigen la dimisión de Piñera pero por el mal manejo de la crisis y la ineptitud de su gobierno para escuchar el descontento popular que era palpable desde hace semanas.
  3. Alguien va a tener que pagar los destrozos. Aunque la mayoría de los ciudadanos de Chile y el mundo justifiquen a los manifestantes, la verdad es que la destrucción de la infraestructura privada de servicios de transporte y electricidad supera cientos de millones de dólares y si bien sería muy estúpido que esas empresas aumenten sus tarifas para poder financiar la reconstrucción, a largo plazo los chilenos las tendrán que pagar. Lo más lógico es que a corto plazo las empresas pidan créditos al sector financiero privado o al Estado chileno para poder reconstruir la infraestructura, lo que a mediano plazo aumentará los gastos administrativos para el pago de la deuda. En el mejor de los escenarios el financiamiento será estatal y eso supondría un déficit fiscal o el aumento de los impuestos para los chilenos dentro de un par de años.
  4. Con la democracia no se juega, tiene que haber un límite a las manifestaciones. Tener los objetivos claros sería muy útil, porque la verdad es que Piñera ya ha dado los primeros pasos, como por ejemplo poner un nuevo impuesto a la clase alta. El descontento es entendible y parece más que justificado. Pero la ira desmedida y sin metas podría hacer implosionar las instituciones del Estado. Sería bueno recordarle a los manifestantes que no importa que tan mala crean que sea la situación ¡siempre se puede estar peor!
  5. Las manifestaciones no son contra los neoliberales y la derecha. A pesar de lo que dice el filósofo esloveno, Slavoj Zizek, los chilenos no es que añoren a la izquierda y aborrezcan a la derecha. Los manifestantes usan la consigna «no es por los 30 mil pesos, es por los últimos 30 años», en las tres últimas décadas Chile ha sido gobernada tanto por liberales como por socialistas y estos gobiernos han cumplido con dos características en común: llegan al poder con excelentes índices de apoyo popular y ven desplomar ese apoyo muy rápidamente. Eso lo que hace pensar es que la ciudadanía ha alternado de paradigma buscando nuevas soluciones pero constantemente se ha visto defraudada porque las respuestas siempre han sido «de manual» y los problemas estructurales, lejos de disminuir, han crecido. Eso también explicaría porque la izquierda chilena no ha capitalizado el descontento social. Lo que le complica la posición a Piñera porque es un jefe político que no tiene con quién negociar.

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