Por Karina Monsalve
En memoria a Nathalie Lansa
No conocí a Nathalie, hasta el domingo en la noche cuando salió a la luz pública la fatídica noticia de su muerte. Solo el hecho de saber que era una apasionada por el running al igual que lo he sido yo, hace automáticamente que conozca una parte de ella, de sus sueños, de su estilo de vida, de su manera de afrontar la vida, de su manera de disfrutar la vida…. Por eso, hoy, al igual que miles de mujeres corredoras, madres y esposas tengo mi corazón desgarrado por la pérdida de un ser humano que solo estaba corriendo para vivir, para vivir más, para vivir mejor, para vivir plena y feliz.
Correr los domingos en la mañana en nuestra Caracas es uno de los placeres no tan ocultos, es conocido por todos los caraqueños que es el día preferido por los runners. Amanece y las calles suelen estar desiertas, silentes, listas y prestas para disfrutar de sus calles, de sus avenidas, de sus subidas y bajadas, de su clima fresco, de los partners de la corrida y el Ávila de compañía, parece el ambiente ideal para salir a conquistar el mundo, al menos el mundo interior de cada corredor. Aún en medio de la suciedad de algunas de sus calles, siempre está un árbol de color a la vista que ameniza el ambiente permitiendo que la ciudad se transforme en la suma de una misma pasión: acompasar los pasos de cada corredor en todo su recorrido: desde el Parque del Este o la Cota Mil, pasando por la Francisco de Miranda, la Río de Janeiro, Las Mercedes y hasta La Lagunita, por nombrar algunas zonas.
Correr los domingos es saber que cada pisada sobre el asfalto te llenará de emoción, te acercará a tu meta, te dará ilusión y te hará sentirte vivo. Correr los domingos no es igual a correr un lunes, un martes, un miércoles y ni siquiera un jueves, viernes o sábado; y es que Correr un domingo es presenciar el día ideal para hacer lo que amas sin restricciones, recorrer distancias largas, entregarte al desafío de la exigencia para tu cuerpo, ponerte a prueba, escuchar tu corazón latir y tu respiración jadeante; pero también es la búsqueda del espacio de libertad mental y emocional de estar con uno mismo, sumergidos en nuestros pensamientos.
Correr los domingos significa liberar endorfinas, es la llegada de la adrenalina a tu cuerpo para sentirte activo, fuerte, valiente, capaz. Pero también significa sosiego, escape, tranquilidad y paz.
Correr no es solo hacer ejercicio, es una manera de vivir bajo un esquema disciplinado de rutinas que te hacen ser mejor cada día, es mirar la dificultad a la cara y encontrar en el recorrido la manera de vencerla. Correr no solo es dar pasos con celeridad, es encontrar tu propio ritmo para salir adelante con tu vida misma. El correr te recuerda que incluso en los momentos de mayor debilidad eres una persona fuerte y capaz.
Correr simboliza la vida misma. Puedes correr para socializar o para estar sólo, puedes correr para bajar tus tiempos o solo para recorrer la ciudad. Corres para vencer la adversidad pero también para disfrutarla. Unos días te sientes el mejor, otros días solo experimentas cansancio y frustración. Bajo todos sus escenarios, correr es sinónimo de movimiento, de actividad, de energía, vitalidad, fuerza, alegría, optimismo, confianza, perseverancia y amor a la vida.
Correr nunca fue tan peligroso como este domingo 20 de agosto. Pero nunca será sinónimo de muerte. Correr nunca fue tan triste y desolador, pero estoy convencida que las huellas de Nathalie, como buena runner, trascendieron el asfalto, sus huellas quedaron plasmadas en sus seres queridos y en quienes vemos en ella un ejemplo digno de una mujer, madre, esposa y corredora virtuosa.
Son tantos los significados de Correr los domingos, que cada runner tendrá el suyo propio y más aún a partir de este domingo… cuando en cada pisada recordemos que de alguna manera todos somos posibles víctimas de la imprudencia, la insensatez y la irresponsabilidad de algunos otros que no valoran lo que significa correr un domingo.
KARINA MONSALVE | Twitter: @karinakarinammq / Instagram @psic.ka.monsalve
Psicóloga clínica del Centro Médico Docente La Trinidad.
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