Por: Nehomaris Sucre
Con sueldos que oscilan entre 170 $ y 240 $ aproximadamente, los militares venezolanos se han convertido en el sector mejor pagado dentro de la nómina del Estado, por encima de docentes y personal de salud, aunque continúan percibiendo un salario muy inferior en comparación a los miembros de otras fuerzas armadas de Latinoamérica.
Para darnos una idea, mientras que en el Ejército ecuatoriano la tropa, categoría que agrupa a los uniformados de menor jerarquía, devenga sueldos de entre 933 $ y 2.669 $, un general en jefe o almirante en jefe, oficial con mayor grado dentro de la Fuerza Armada venezolana, tiene un sueldo de 240 $, lo que no explica cómo ese funcionario de alto rango cubre sus necesidades básicas, considerando que la canasta alimentaria ronda los 400$.
Militares y milicianos en la administración pública
Según cifras reveladas por Transparencia Venezuela, 80,61% de los trabajadores de la administración pública son militares. El informe de la Ong no específica si este número incluye a milicianos. Cabe resaltar que según datos oficiales existen 3 millones de milicianos y estos en su mayoría se desempeñan como voluntarios, sin un contrato formal que les ofrezca beneficios laborales mínimos.
En este sentido, el gobierno se favorece al contar con recurso humano que trabaja en instituciones públicas sin recibir un salario formal ni estar sujeto a las prestaciones laborales que establece la ley. Así, bajo discursos ideológicos que enaltecen la figura del miliciano, el gobierno “obrero" se aprovecha de la fuerza de trabajo de estas personas.
En esencia, los sectores más vulnerables de la población nutren la estructura de la Milicia Bolivariana y aunque la razón de ser de este cuerpo es, según el discurso del gobierno, defender a Venezuela de una invasión extranjera, los milicianos se ocupan de otras labores, como por ejemplo controlar el paso de los usuarios en los torniquetes del metro de Caracas o atender al público en la puerta de alguna institución del Estado. De esta manera, el ejecutivo nacional ahorra los recursos que emplearía si contratara personal para estas labores.
A todas luces es nulo el control de la ciudadanía sobre los componentes de la Fanb que están regulados por la Constitución (Ejército, Armada, Aviación y Guardia Nacional), pero lo es aún más sobre la Milicia que no se encuentra contemplada en nuestra carta magna.
Por otro lado, resulta interesante la mutación que ha sufrido la milicia en los últimos años. Si bien nació de una suerte de experimento para el control social en la época de Chávez, cuando la prioridad era proporcionar armas a las personas para defender la ideología socialista, ahora se ha convertido en un mecanismo que permite al Estado utilizar recurso humano sin asignarle prestaciones laborales mínimas.
NEHOMARIS SUCRE | @Neho_Escribe
Politóloga y militar retirada.
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