Por: César Batiz.
El general Hugo El Pollo Carvajal se declaró culpable de cuatro ante la justicia de Estados Unidos, entre ellos narcotráfico y terrorismo. La admisión de la responsabilidad es una forma de inciar una negociación postergada. Intercambiar información por beneficios procesales que lleven al el exhombre fuerte de la inteligencia venezolana, a evitar lo que más teme: una cadena perpetua en cárceles estadounidenses.
Ese temor lo tuvo cuando lo detuvieron por primera vez en abril de 2019 en Madrid. Era el miedo que enfrentó cuando se fugó, luego de que se enteró que la Audiencia Nacional Española había aceptado extraditarlo a EE.UU. El mismo pánico lo llevó a cambiarse el rostro, el nombre y el pasaporte.
Pero las emociones lo traicionaron. Sintió celos e inseguridad del entorno de su esposa Angélica Flores. Sentimientos que lo llevaron a traicionar su propia seguridad y quedar expuesto para que miembros de la Policía Nacional de España, de la DEA, FBI y Homeland Security lo capturaran en un apartamento de Ciudad Lineal en Madrid, el 9 de septiembre de 2021.
La caída del Pollo Carvajal no solo fue una operación de inteligencia. Fue un drama humano, un choque de egos, poder, traición y emociones sin control. Hoy, ya extraditado y confeso ante la justicia estadounidense, su historia es testimonio de cómo incluso los hombres más poderosos pueden tropezar con sus propias pasiones.
Si quieres ver esta historia contada con imágenes, fechas clave y un enfoque narrativo, te invito a ver el video que preparamos en el canal de El Pitazo en YouTube:
“El Pollo Carvajal: El espía que cayó por celos".
No es solo una historia de política. Es un thriller real.