El peor efecto de la pandemia, ¡el precio de la gasolina!

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Foto Andrés Rodríguez

Quienes siguen acusando a Maduro y al régimen de comunista, ante la internacionalización del precio de la gasolina, deberán revisar su opinión. Liberal en extremo. En toda regla.

Los efectos no se harán esperar. Tendrá como resultado un aumento en el costo de todos los bienes y servicios. La pobreza se incrementará todavía más. La caída del consumo sigue su curso. ¿Cómo reactivar la economía cuando siguen deteriorando el ingreso real de los venezolanos? Criminal el régimen.

Es una tendencia que han echado a andar. Buscan recorrer un camino para atemperar el impacto. Sólo que la ley del valor se impone. Colocar el precio de una parte de la mercancía gasolina en correspondencia con su valor, irá abriendo el camino a su generalización. Por la vía del contrabando y, de manera gradual, el gobierno irá aproximando su precio al valor mediante la eliminación del subsidio. Aquello de la gasolina barata para los venezolanos en tanto dueños de las riquezas del subsuelo, se acabó. Superan los chavistas a los bipartidistas en grado sumo.

Por lo que el mercado negro de gasolina no se hará esperar. Ya el adelanto que hubo en este lapso fue claro. El negocio de trasegar a Colombia se reduce, pero se les abre este nicho de la gasolina subsidiada que bien pueden desviar al mercado negro interno. El costo del contrabando hacia la frontera reduce las ganancias. Seguramente, mejorando los canales mafiosos de distribución, lograrán mantener sus beneficios a menos costos y riesgos en el mercado interno.

La tendencia a la implantación del precio internacional en los combustibles hará que todos los bienes y servicios se vayan incrementando. Cuando comiencen a cobrar la gasolina a los transportistas, la cosa se pondrá mucho peor. Aun así, muchos se verán obligados a usar el transporte colectivo ya colapsado. Un pésimo servicio que se verá aún más deteriorado.

El cinismo de Maduro se hace mayor, al hacer uso de los mismos ejemplos de siempre. Comparar el precio de la gasolina con el agua, o el refresco, con cualquier cosa a precio de mercado, resulta una burla. Se trata de un subsidio. Los subsidios no se comparan con el precio de una mercancía en circulación. Permiten los subsidios mantener una escala de demanda que permite estimular el crecimiento y desarrollo económico y paliar los efectos perversos de la economía en circunstancias concretas. El petróleo es un recurso del Estado. Los venezolanos deberíamos ser su esencia y razón de ser. Usar el mismo ejemplo de los adecos y copeyanos en el pasado, no es de extrañar. Es la misma política, pero esta es más criminal.

Por lo que no se trata de colocar el precio de mercado internacional como referencia. El precio de la gasolina debe ser subsidiado, además, porque es una pequeña ventaja que tenemos los venezolanos para subsistir. El petróleo usado internacionalmente con fines políticos es suficiente argumento para exigir que sea dado a los venezolanos a un precio en correspondencia con su capacidad de demanda y nunca a precio internacional.

Las triquiñuelas son claras. Arranca la cosa con el pago a medio dólar en las 200 surtidoras privadas. Aunque no queda muy claro, se da un margen de 90 días para el ajuste. Mientras, todo aquél que quiera gasolina deberá pagarla a precio internacional de medio dólar, si no tiene carnet de la patria o no quiere o no puede hacer cola.

Además, van camino a una mayor privatización de la industria. Ya dejan un nicho en la distribución de la gasolina que tendrá su efecto. Claro, la privatización y desnacionalización de la industria toda viene siendo acelerada. Aunque con pocos resultados dados diversos problemas que se han presentado. Pesan, desde falencias propios de la burocracia, la corrupción y las ingentes inversiones que se deben hacer para restructurarla y reconvertirla. Pero la entrega es total. En esto también superan a los bipartidistas.

En esta oportunidad, en relación con las refinerías, la cosa se acelera toda vez que la crisis llegó a tal punto que no se produce gasolina y la importación resulta insostenible. Prueba de esto es el montaje proyectado y en desarrollo del rescate de las refinerías con repuestos y equipos iraníes.

La pandemia y la crisis de la gasolina, ¡es el momento¡

Aprovecha Maduro para producir arteramente esta media hambreadora el momento de la pandemia. Buena les ha resultado la enfermedad. De una parte, al estar confinados, se reduce la capacidad de movilización. De otra, la crisis de la gasolina, creada a raíz de la destrucción de la industria, paraliza más aún a la sociedad. Le suma Maduro todo el show que montan con lo de los barcos iraníes. En definitiva, tiempo idóneo para tomar la medida.

Sabemos que las disposiciones en torno de la pandemia tenían varios propósitos. Esta de la gasolina, muy bien cocinada, es propia de quienes saben lo que hacen. Además, cuentan con asesorías bastante experimentadas.

El episodio de Macuto también arrima lo suyo. Ya clarificada en buena medida lo que fue esa operación, el gobierno, la trabajó orfebremente para que calzara en este ambiente. Y algo aporta, sobre todo porque, además de la represión generalizada contra todo aquél que ose incentivar o participar en las protestas, eso del enemigo interno los unifica y ante los suyos los justifica.

Lo de DirecTV, también les contribuye un tanto. Doble propósito. De un lado, cercenan la información. Además, aumenta el espíritu de derrota. La medida les fluye sin protesta y menos información que no sea por redes sociales o medios alternativos. Aprovechan la hegemonía comunicacional para un bombardeo que no deja ningún lugar a la disidencia. Así, la prepotencia chavista se hace notar de una manera cruel. Así, la profundización del deterioro que viven las grandes mayorías en cuanto a las condiciones materiales, se agrega esta. Merma el entretenimiento y la información.

El salario en dólares y su absorción

El asunto es que muchos venezolanos no ganan como para cubrir servicios a precio internacional. Menos el de la gasolina. Pero habida cuenta de que el sector que percibe dólares se hace cada vez mayor, por aquello de la dolarización, busca el gobierno hacerse de buena parte de esos ingresos mediante esta medida. También logran captar los que provienen de las remesas enviada por familiares desde el exterior.

Recordemos que ya el salario no está determinado, en lo fundamental, por decisión alguna en la materia por parte del gobierno. Son los empleados púbicos quienes perciben salarios en bolívares, sujeto a las determinaciones del gobierno. El salario del trabajador del Estado es de verdadera hambre. Desde el empleado de menor calificación hasta el de mayor escala, el salario no alcanza siquiera para pagar los 120 litros de gasolina subsidiada, a menos que se priven de la demanda de algún alimento. Qué decir para pagar medio dólar por litro. De resto, la tendencia es a la dolarización. Mientras, en la empresa privada, por muy bajos salarios que brinde el patrón, al ser en dólares y aproximarse a las condiciones mínimas de reproducción del trabajador y los suyos, es mucho mayor a lo que perciben los empleados públicos. El empleador, para que el obrero o empleado de la empresa rinda lo suficiente, debe al menos darle un salario que se lo permita. El esclavista explota hasta donde puede sacar beneficio del trabajo. Eso no cambia con la esclavitud asalariada.

Por su parte, quienes envían remesas desde el exterior deberán contemplar este nuevo elemento. Así, el gobierno captura buena parte de las remesas que le envían a millones de familias.

Y es que, ante la merma del ingreso de divisas, dada la quiebra de la economía, recurren a medidas draconianas para solventar algunos asuntos a costa de la sobreexplotación de los trabajadores y el hambre de los venezolanos. Por lo que parece no haber un límite claro a partir del cual podremos decir que hasta acá llegó la crisis y el deterioro de la vida del venezolano.

Con todo esto, la desesperanza tiende a entronizarse en la conciencia de mucha gente. El estado de ánimo a momentos no puede ser más escéptico. El espíritu de derrota embarga a muchos. La depresión es un mal que, si se hicieran estadísticas, la consideraríamos una epidemia. Qué pandemia frente a la depresión de tanta gente cuyos proyectos de vida fueron truncados por una política de maleantes.

Por lo que hay que organizar la protesta. No se debe vacilar en la denuncia. El aumento de la gasolina es un crimen en estas condiciones. El gobierno quiere hacerse de dólares a costa de los venezolanos. Aumenta la entrega del país a intereses extranjeros. Antes dependíamos de EEUU, ahora de China, Rusia e Irán. La entrega del chavismo a los nuevos amos supera también aquella del pasado.

En cualquier caso, la respuesta debe ser pronta. Es perentoria la circunstancia. Si a Guaidó le queda fuelle, debería de abocarse a eso principalmente. La oposición toda debe unificarse en estos momentos para atender un asunto que hará más pobres a los venezolanos. Debe jerarquizarse la tarea de la protesta popular contra el precio de la gasolina.

Que se hayan hecho cosas que parecen de comiquitas, no significa que no se puedan hacer las cosas bien, contando con esa poderosa fuerza que se encierra en la mayoría de los venezolanos que, cuando se exprese, arrasará con quienes quebraron al país y se burlan de la dignidad del pueblo. Sólo falta la dirección política.

Carlos Hermoso es economista y doctor en ciencias sociales, profesor asociado de la Universidad Central de Venezuela. Dirigente político. @HermosoCarlosD

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