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lunes, 23 mayo, 2022

La lógica de la política (II)

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Por: Gloria Cuenca

Me refiero a la política, como “ciencia de lo posible", definida así por el politólogo checo-alemán, Karl Deustch (se ha dicho que el creador del concepto fue el canciller Otto Bismarck). La cuestión es que el concepto se refiere, en efecto, a la política, no a la politiquería. Ésta, la politiquería, es una perversión de la ciencia de lo posible. Se designa así a quienes usan la política de forma ligera y superficial; a la manera de los populistas y corruptos, sin pensar, efectivamente, en términos de la verdadera política.

Desde hace más de 25 años, en Venezuela se hace demasiada politiquería y poca política. La politiquería es una degradación de la política. Se trata de un reclamo a los verdaderos políticos para que asuman realmente su condición. A la manera cómo manda la historia y la teoría política un individuo de la ciudad, es decir de la ‘polys’, o, un verdadero constructor de la ‘ciencia de lo posible’. Un auténtico servidor público, en definitiva.

La lógica política dice que, además de ser ciencia de lo posible, estamos hablando de alcanzar el poder político para hacer posible lo que de alguna manera hemos soñado, mejor si es planificado. Se enfrentarán las diferentes opciones que aparecen en el panorama político, y comunicándose y negociando se logrará acordarse, para ser capaces de reestructurar esta vapuleada nación.

¿De qué estoy hablando? De la imperiosa necesidad de comunicarse, sí comunicarse, (lo que implica relacionarse) entre estas diferentes fracciones, donde cada una se siente todopoderosa y absolutamente imprescindible para resolver la terrible crisis que vivimos.

Si tuvieran verdadera fe y conocimiento espiritual, sabrían que todos somos uno; que la división tiene antecedentes malignos y que la unión se aproxima a Dios.

No me importa que piensen que es una deformación profesional: sin comunicación, no hay diálogo y sin diálogo no hay solución a esta situación que nos agobia. Hay un sector en la oposición, y en el gobierno también, que piensa y siente: ellos pueden hablar comunicar, dialogar, porque se sienten seguros de que no va a entregarse.

Analicemos el problema con seriedad. ¿Cómo es eso? Rogamos para que las conversaciones entre Rusia y Ucrania no se interrumpan. ¿Por qué el diálogo de Putin y Zelenski ese sí, es honorable, necesario, justo? Mientras el diálogo por Venezuela sería de traidores, vende patrias, blandengues, buscadores de dinero, entre otras descalificaciones habituales. ¿Qué ocurre?

Muy amables seguidores, contradictorios lectores, es el momento de analizar estos aspectos. ¿Hemos logrado algo con esta diversificación de todo el pensamiento, hasta atomizar las ideas, sentirse el dueño-a del mundo, no escuchar, ni atender el clamor de la gente desesperada? Todos sabemos la respuesta. ¿Y, cuando nos unimos, qué pasa? Una fecha: 2015; una ciudad: Barinas, 2022.

Tendríamos que estar ciegos, sordos y mudos, tal cual Shakira, para no darnos cuenta de la angustia, la mortificación, las necesidades que pasa nuestra gente, en todos los niveles, sin duda más terrible para niños y ancianos. Llegó la hora de ponerse serios, bastante hemos pasado durante estos 24 años, para no ser capaces de sentarnos a una mesa y dialogar.

He perdido la cuenta de las veces que cité al doctor Jóvito Villalba: “A veces, -decía- hay que ponerse un pañuelo en la nariz e ir a negociar". Sí, de eso se trata y es preciso para lograr un acuerdo.

Preguntemos: ¿Cómo hacer posible la ciencia política? ¿Será que solos podemos, sin contar con las diferentes partes que existen en la sociedad? Esto va tanto para la oposición, como para el gobierno. Por supuesto, a mí me interesa la unidad de la oposición. ¿Deberemos caminar paso a paso?  No atropellar. ¿Será bueno aplicar la mayéutica y seguir repreguntando? ¿Se logrará algo?

 Recuérdese, sin duda tratamos con gente muy delicada, de gran susceptibilidad y proclives al rollo. Mientras más crecida es una persona, menos conflictos y enojos por cosas pequeñas tendrá. No olvidarlo. De resentidos estamos hasta el gorro.

Inquietudes y angustias por nuestro país tienen que superar los egos, obsesiones, resentimientos y demás aspectos que nos hacen ser insignificantes, mediocres, divisionistas y atrasados. La tarea del político, que busca efectivamente hacer política, no es destacarse, menos enriquecerse, mucho menos abusar del poder, es una tarea de servicio al ciudadano o dicho en términos coloquiales, servir al otro. ¿Será que lo entienden en algún momento? ¿Tendremos esperanzas?   Es importante: reflexionar sobre las siguientes preguntas: ¿Para qué quiero el poder?¡Dios los ayude y a nosotros también! PD. Terminando de redactar el artículo, recibo la noticia de la reanudación del diálogo en México. ¡Gracias a Dios! 

GLORIA CUENCA | @editorialgloria

Escritora, periodista y profesora titular jubilada de la Universidad Central de Venezuela

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