Por: Karina Monsalve
Etimológicamente fobia significa, miedo, pánico y terror. El término fobia se utiliza para describir reacciones de miedo no deseable.
Todas las personas en algún momento de nuestras vidas hemos tenido temor a un tipo de fobia, y la mayoría convivimos con ella sin que perturbe nuestra vida cotidiana, como ocurriría en el caso de las fobias a los animales que se observan en el vivir diario. Sin embargo, existen otros escenarios donde el miedo sobrepasa el raciocinio y puede generar en una persona un bloqueo total de su situación o generar un desequilibrio fisiológico que altera todo contexto y desenvolvimiento de la persona afectada.
Las fobias se caracterizan por la aparición de ansiedad grave cuando las personas están expuestas a situaciones u objetos específicos, o incluso cuando anticipan la exposición a estas situaciones u objetos. Los miedos incluyen situaciones diversas como animales, alturas, agua, lugares cerrados, conducir, volar, sangre, inyecciones, ahogo o vómito, etc.
Es común ver que este gran miedo esté presente durante un tiempo antes de que tenga relevancia clínica o que empiece a incapacitar a una persona en cierto sentido. La mayoría de las personas que lo padecen reconocen que el miedo es irracional y que no pueden controlar su respuesta. Este miedo puede ser causa de vergüenza, y se acompaña en la mayoría de los casos de actitudes de evitación.
Las fobias específicas se presentan como un temor abrumador e irracional a objetos o situaciones que para la persona suponen un peligro real, provocando ansiedad y conductas de evitación. El miedo, en ocasiones, se refiere incluso a llegar a perder el control al exponerse ante lo temido. A diferencia de un momento de ansiedad breve, las fobias específicas son duraderas, producen reacciones físicas y psicológicas intensas, y pueden afectar la capacidad de desempeñar normalmente el trabajo, la escuela o las relaciones sociales. Cuando una persona presenta fobia, intenta por todos los medios evitar el objeto que le genera el temor.
La limitación funcional que se asocia a la fobia específica, depende de la intensidad del miedo y del impacto que produzca en la vida diaria. El principal dato del estado mental de un paciente con una fobia específica, es la presencia de un miedo que es irracional hacia un objeto, situación o actividad. Es frecuente, la presencia de trastornos asociados en especial la depresión y el consumo de sustancias (principalmente el alcohol), esto último como manera de aliviar el estrés que supone el estímulo fóbico.
El desarrollo de la fobia específica, ocurre a consecuencia de una compleja interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales y ambientales. Parecen más importantes los factores ambientales que los genéticos en la etiopatogenia de este trastorno. Una fobia específica aparece cuando un objeto o una situación específica, se unen a las emociones de miedo y pánico.
Actualmente, existen pruebas convincentes que sugieren que aquellas personas que padecen fobia específica son resistentes a buscar ayuda a pesar de la disponibilidad de intervenciones eficaces. Diversos factores pueden contribuir a esta resistencia: primero, muchos perciben su fobia como intratable o no están enterados de que existen tratamientos eficaces. Segundo, como muchos de los tratamientos disponibles implican la confrontación directa con el objeto causante de la fobia.
Existe un gran número de intervenciones diferentes, incluyendo la terapia cognitiva, modelado, exposición en imágenes o realidad virtual y exposición directa in vivo. De todas las terapias disponibles, la terapia de exposición es la más ampliamente estudiada y a menudo considerada como el tratamiento de primera elección para las fobias específicas.
La tecnología actual permite que las metodologías y técnicas que usan los terapeutas puedan evolucionar, promoviendo así una excelente oportunidad de ofrecer un tratamiento con herramientas que brindan mayor comodidad para el paciente, además del control para el terapeuta.
KARINA MONSALVE | TW @karinakarinammq IG @psic.ka.monsalve
Psicóloga clínica del Centro Médico Docente La Trinidad.
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