Por: Nehomaris Sucre
En el tablero de poder venezolano hay fichas que parecen inamovibles. Vladimir Padrino López se convirtió en una de ellas al sumar ocho años frente al ministerio de Defensa. En nuestro país, es la segunda persona que ha durado más tiempo en ese cargo. Su marca es superada únicamente por Carlos Jiménez Rebolledo, quien fue ministro de esa cartera por 15 años en la dictadura de Juan Vicente Gómez.
Padrino egresó de la Academia Militar en 1984 como parte de la promoción General de Brigada Juan Gómez Mireles. Sus compañeros pasaron a retiro en 2017 al cumplir los 33 años de servicio establecidos en la ley, no obstante, él continúa activo y en un puesto clave para la élite chavista de la que forma parte.
Dentro de la arquitectura del poder en Venezuela, la cúpula política y la cúpula militar se complementan. De este modo garantizan la permanencia del chavismo, aunque esto conlleve a la debacle de las instituciones, pues finalmente lo que prima son los intereses de un grupo y no el interés nacional.
En este sentido, el general de cuatro soles lleva casi una década dirigiendo el órgano rector de la Fuerza Armada, a pesar de que en su administración han surgido gran cantidad de problemas, tales como: altas cifras de bajas y deserciones, auge de bandas criminales en zonas mineras, expansión de la guerrilla en áreas fronterizas, etc.
A todas luces, este general juega un rol importante para Nicolás Maduro quien ha preferido mantenerlo en el mismo lugar. En esencia, Padrino conserva el statu quo dentro de la Fanb, controlando en gran medida el sistema de lealtad de esta institución hacia el gobierno.
Aunque Padrino fue formado en la Escuela de las Américas de Estados Unidos durante la década de los 90´s, su apego al pensamiento socialista se afianzó con la llegada de Maduro al poder. De esta manera, ha servido de puente entre los oficiales que guardaron cierta afinidad con la doctrina castrense institucional y los militares que tienen fuerte simpatía con los dogmas de la izquierda fomentados por Cuba en Venezuela.
Así, el ministro de Defensa se convirtió en una figura de cohesión sobre todo entre la oficialidad de los grados más altos, que son los que ejercen comando sobre el resto. Es de esta forma en la que el chavismo se asegura una cuota importante de control dentro de la Fuerza Armada.
Sin embargo, todo tiene un costo. Para el gobierno uno de los contras de que el oficial se mantenga en el mismo cargo por tanto tiempo es que esto puede traer consigo disgusto para otros militares de menor grado que van ascendiendo dentro de la estructura castrense y ven frustradas sus posibles intensiones de acceder al máximo cargo en dicha estructura.
Lo cierto es que ni el gobierno de Nicolás Maduro ni la gestión de Padrino López destacan por su eficiencia, y ambos son el vivo ejemplo de que con ideología no se resuelven los problemas del país.
NEHOMARIS SUCRE | @Neho_Escribe
Politóloga y militar retirada.
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