Caracas.- Los arrecifes de coral se encuentran entre los ecosistemas más amenazados de la Tierra, desde hace mucho tiempo, y son varios los estudios que revelan cuáles son los factores que van acabando con esta estructura subacuática.
Una nueva investigación encontró que la oxibenzona, un componente químico de los protectores solares, usados regularmente por las personas en la playa, se convierte en fototoxina, una sustancia inhibidora del crecimiento o venenosa para las plantas, causando un daño mayor a los corales.
Regularmente, las personas protegen su piel de la radiación ultravioleta cuando van a la playa, pero no saben que este efecto beneficioso para el ser humano puede resultar mortal para las células de las anémonas de mar (animales marinos) y de los corales, según estudios realizados por el investigador de la Universidad de Standford, Djordje Vuckovic, y varios colegas.
«Nuestros hallazgos indican que los protectores solares con oxibenzona son tan tóxicos para las anémonas como para los corales blanqueados, algo que exacerbaría los efectos negativos del calentamiento en aquellas áreas con mayor cantidad de bañistas», explicó Vuckovic en un artículo publicado por la revista Science, citado por National Geographic España.
Aunque los científicos no estaban seguros del mecanismo con el que se producían los daños a la fauna marina, los protectores solares compuestos con oxibenzona estaban prohibidos en algunos lugares para evitar daños en los arrecifes.
Ahora, la nueva información aportada por el equipo de Vuckovic podría ayudar a guiar el desarrollo de cremas de protección solar con menos potencial para transformarse en fototoxinas.
Presencia de arrecifes de coral en Venezuela
En Venezuela, la mayor franja de arrecifes se encuentra localizada en Morrocoy, estado Falcón, y en los estados Carabobo y Aragua, donde se ubican los parques San Esteban y la Ciénaga de Ocumare de la Costa, respectivamente.
En el país existen, además, comunidades coralinas dispersas como Chichiriviche de la Costa y la Península de Paraguaná. A esos lugares se adhieren también las islas de Coche y Cubagua en Nueva Esparta; Mochima, en Anzoátegui, y la Península de Paria, en Sucre.
Estos lugares, por ser de gran interés turístico, se encuentran también expuestos a sufrir daños en su fauna acuática, que desde hace dos décadas ha registrado dos blanqueamientos atribuidos al cambio climático y a la acidificación de las aguas en el país.
Asimismo, los científicos dicen que el aumento de la temperatura de las aguas repercute negativamente en los arrecifes de coral; ecosistemas que han sido embestidos por enfermedades que producen cambios en sus estructuras y que favorecen el crecimiento de algas tóxicas.
Entre las estructuras tóxicas se encuentra el Unomia Stolonifera, un coral invasor que pone en riesgo la biodiversidad del Parque Nacional Mochima, que tiene una extensión de casi 95.000 hectáreas y se ubica entre los estados Anzoátegui y Sucre, al oriente de Venezuela.
Los expertos en Venezuela explican que el coral crece muy rápido, no tiene depredadores naturales por ser de Indonesia y se adapta bien al entorno. Por eso, los corales nativos están muertos debajo de él.
Destrucción de los arrecifes de coral en la Tierra
La Organización de Naciones Unidas informó que 70 % de los arrecifes de coral de la Tierra está amenazado: 20 % de ellos ya está destruido sin esperanza de recuperación, 24 % corre riesgo inminente de colapso y 26 % más está en riesgo por amenazas a largo plazo.
Las estructuras de los arrecifes protegen de las tempestades a las comunidades costeras, proporcionan arena a las playas y generan enormes ingresos para las empresas de ocio locales.
Los arrecifes de coral son también el laboratorio médico del siglo XXI. Un sinfín de organismos como las esponjas, los corales y las liebres de mar contienen moléculas que demuestran potentes efectos antiinflamatorios, antivirales, antitumorales o antibacterianos.
A partir de estas moléculas se están desarrollando nuevos tratamientos para la enfermedad de Alzheimer y para enfermedades cardíacas, víricas e inflamatorias. El colapso de los arrecifes de coral tiene implicaciones de largo alcance para todo el océano, para las personas y el planeta, precisó Naciones Unidas.