Caicara.– Ana García es la hermana del niño que comió desperdicios y falleció 11 horas después en el hospital de Maturín, estado Monagas. Narró a El Pitazo los esfuerzos que hizo en la emergencia pediátrica para evitar su muerte el 7 de abril. «Murió en mis brazos, le pedía que no me dejara», expresó.
Durante las cuatro horas que estuvieron en la sala de urgencias pediátricas del Hospital Manuel Núñez Tovar, Ana intentó aliviar el dolor de su hermano cuando sufría una convulsión. Quiso tomarlo de las manos, pero no la dejaron. «Los médicos me decían que no lo agarrara», agrega.
Incluso, intentó reanimarlo cuando sintió que el pulso del niño se hizo débil. «Intenté reanimarlo con golpes en el pecho. Le daba con la palma de la mano. Pero él no reaccionó», narró vía telefónica este miércoles, 12 de abril.
Ana está convencida de que la historia de su hermano sería otra si los médicos lo atienden más rápido. Tal y como ocurrió con otros dos niños menores, agrega, que también se envenenaron en Caicara de Maturín, municipio Cedeño, tras comer desperdicios del mismo vertedero de basura de los municipios Acosta, Caripe, Maturín y Piar.
El caso al que hace referencia ocurrió cuatro meses atrás. Se trata de un bebé de un año y otro de dos. Ambos se intoxicaron después de comer desperdicios en el mismo vertedero. «A los niños los trasladaron rápidamente hasta Maturín y sí se salvaron», asegura.
Su pariente no llegó rápido al hospital de Caicara. En principio porque el hermano que lo acompañaba corrió por ayuda a su casa y cuando regresaba con Ana, se toparon con comisiones de los bomberos a quienes pidieron ayuda. «Los bomberos iban en moto y así lo llevaron al hospital», dijo. Seis horas después lo trasladaron a Maturín: en la ambulancia convulsionó ocho veces.
Los desperdicios son el principal sustento
Ana cuenta que en su familia los desperdicios son el principal sustento alimenticio. El papá de sus hermanos no cuenta con un empleo fijo. De hecho, el poco dinero que consigue proviene de la venta de objetos que consigue en el vertedero.
«Él vende plástico, cobre, aluminio, cartón y otras cosas a las que se les puede sacar provecho», explica. Sin embargo, las ganancias no son frecuentes. El hombre suele recibir ingresos cada dos meses o cada 30 días, dependiendo de la necesidad del cliente.
Niño murió tras comer desperdicios de un basurero en Monagas
La familia no tiene acceso a las bolsas del Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP), porque llega una o dos veces al año.
La situación familiar empeoró cuando la madre de Ana falleció hace un año. También murió en el hospital de Maturín, pero por un problema en la vesícula. Ella también comía desperdicios cuando la situación económica apretaba.
Familia necesita ayuda
La Fundación Cuidarte, quien denunció en Instagram el caso del niño que comió desperdicios en Caicara de Maturín, organiza una colecta para ayudar a la familia. En una publicación cuenta que no han recibido ayuda para atenderlos.
Además de alimentos, los seis hermanos de la víctima y su papá necesitan ropa, así como productos de higiene personal. «Lo que ustedes puedan aportar», se lee. Ana, por su parte, dijo este miércoles 12 que los niños duermen en un colchón en el piso y que el padre cocina en un fogón.
La tarde de ese día, Ana denunció que no habían recibido ayuda gubernamental. «Lo único que quiero es que los ayuden a ellos», expresó.
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