Maturín.- Juan Ramos no pudo dormir. La piel le ardía, le ardía mucho. Sentía que se estaba quemando de nuevo. Pero esta vez no pudo correr para apagar las llamas porque está inmóvil en una cama de la emergencia del Hospital Universitario Manuel Núñez Tovar de Maturín. Las llamas le tostaron sus brazos, su cara y su entrepierna.
Juan, de 70 años de edad, es uno de los seis pacientes que están críticos tras la explosión de 161 bombonas de gas doméstico en el sector Caño Los Becerros, municipio Piar de Monagas, una población rural ubicada a 45 minutos de Maturín. Está recluido en un área donde falla el aire acondicionado y hay moscas. A mitad de mañana, sólo había recibido hidratación.
Sus familiares buscan dinero y piden ayuda para comprar el tratamiento y suministros médicos con que atenderlo. Pero también lo hacen por los otros 17 adultos, 4 niños y 5 adolescentes que al igual que él siguen hospitalizados con quemaduras de tercer grado.
«En esas condiciones los pacientes se pueden contaminar porque tampoco hay agua», afirmó a El Pitazo Yuleima Barreto, familiar de otro herido. «Necesitamos que nos ayuden. Esta gente no está bien», expresó José González, familiar de Juan.
Yuleima contó este 29 de diciembre que todos los pacientes están hinchados y que la mayoría está perdiendo la piel. «Ellos se quejan porque dicen que tienen mucho calor por dentro. Están vendados y no a todos les han hecho la cura. Sólo a dos niños se las habían hecho en el quirófano2, indicó.
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En total, la explosión en Caño Los Becerros dejó a 46 personas heridas. 38 fueron atendidas en el hospital de Maturín y 11 de ellas recibieron el alta médica, pero deben regresar a hacerse las curas cada 48 horas. Las otras 8 personas que no ingresaron al hospital Núñez Tovar recibieron asistencia en el hospital de Aragua de Maturín.
Los hechos
Eran las 3:00 pm cuando un grupo de personas esperaba recoger sus bombonas de gas doméstico en la casa de Benilde Amundaray, quien es representante del consejo comunal. Allí, trabajadores de Gasmaca dejaron 161 cilindros. El pueblo tenía 10 meses sin gas y la gente salió a protestar el pasado 23 de diciembre.
Los residentes presumen que entre el alboroto una persona chocó su cilindro contra uno de 43 kilogramos que tenía una fuga. En eso ocurrió el primer estallido y de allí, una reacción en cadena que causó la explosión de todas las bombonas. «Los trabajadores de Gasmaca sabían de la fuga porque nosotros se lo advertimos, pero no hicieron nada. Prendieron el carro y se fueron», denunció Elvis Bolívar, habitante y familiar de uno de los heridos.
Las explosiones se escucharon en Chaguaramal, el pueblo más cercano que está ubicado a 15 minutos de Caño Los Becerros. Los pobladores estiman que las llamas alcanzaron los 40 metros de altura. Hay un carro y cuatro casas quemadas, entre esas las de Benilde que está inhabitable.
Dentro de su vivienda había 15 personas que lograron salvarse porque un joven le dio patadas a la puerta del patio. Tras varios minutos, el muchacho logró desprender la reja y las personas huyeron. Algunas auxiliaron a las que corrían por la calle para llegar hasta una quebrada y a otras que fueron hasta sus casas buscando agua almacenada en los tambores.
«La gente se lanzaba al piso para apagarse la candela. Era desesperante ver a los niños llorando por el dolor. Esos niños estaban allí porque sus padres no tenían con quién dejarlos. Todo esto da muchísima tristeza», manifestó Yuleima Barreto, familiar de un herido.
Las ambulancias tardaron en llegar. La gente protestó porque no había cómo trasladar a los heridos. En el desespero, detuvieron a varios conductores de carritos por puesto, motorizados y hasta al conductor de un camión. «Todos ayudaron al ver la magnitud de lo que pasó», expresó Barreto.
En el periplo a los familiares les pusieron trabas para surtir con gasolina y continuar con el traslado hasta el hospital. «El dueño de la estación de servicio no fue diligente. Vio que teníamos una emergencia y quería que hiciéramos todos los trámites al igual que los demás», contó José González, familiar de un paciente.