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Los bajos salarios, la consecución de mejores condiciones de trabajo y el respeto a su dignidad profesional es lo que ha motivado históricamente al magisterio venezolano a luchar con las autoridades educativas. Pero actualmente, el miedo, la desesperanza y la resignación es lo que ha impedido que los docentes profundicen y radicalicen las luchas por sus reivindicaciones.
Esto no es diferente en otros sectores del país. Así lo estima el doctor Tulio Ramírez, educador y sociólogo, quien en esta entrega aclara algunas razones por las cuales los docentes del país no están unidos exigiendo al patrono mejoras laborales, a pesar de estar ganando unos tres dólares mensuales y no contar con otros beneficios.
Para el Doctor Ramírez, actual director del Doctorado en Educación de la UCAB, en los docentes venezolanos hay una desesperanza aprendida, un agotamiento porque sienten que no ha habido eficiencia, por parte de los gremios que los representan, en el reclamo de sus reinvindicaciones durante los últimos años.
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“Los docentes se han enfrentado a un Gobierno testarudo que no escucha, que ha despreciado mucho al gremio en todos sus niveles. Hay una suerte de agotamiento. Los educadores consideran que su lucha ha perdido fuerza y se dedican a buscar otros ingresos. Todo esto ayuda a la dispersión, al desinterés por los asuntos gremiales. Lo que aprecio es que hay un descontento generalizado sin acciones grupales", explica el profesor Ramírez.
De acuerdo con el entrevistado, dependiendo del nivel educativo, se nota más la dispersión. Sobre todo en los niveles universitario y de bachillerato. Especialmente en este último, pues los profesores trabajan en tres y cuatro planteles para sobrevivir.
“En el nivel universitario, cada grupo tiene sus nichos. Esto se ha agudizado con la pandemia. La diáspora también hizo que los profesores universitarios buscaran otras opciones", resalta.
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Otra razón que podría justificar la inacción de los docentes en estos momentos, es lo que el profesor Ramírez denomina como profesión que aporta estabilidad laboral. Esto hace que muchos se dediquen a buscar otras fuentes de ingresos, mientras esperan su jubilación. Aunque la remuneración que perciben por ésta sea ínfima. “Lo que ha pasado en Venezuela, es que la docencia es una profesión con poca rotación de personal. Es estable, aunque no muy bien remunerada. En otras épocas, los docentes levantaban a sus familias con sus salarios. Actualmente, el sueldo no les sirve ni para mantenerse a sí mismos".
Sin muchas expectativas
Para este lunes, 5 de octubre, hay un llamado a una jornada de protesta por parte de los gremios docentes. La consigna es: “Yo apoyo a los docentes". Sobre este tipo de jornadas, Ramírez resalta: “Cuando te asomas a las redes sociales no percibes un apoyo significativo a las luchas de los docentes; la sociedad venezolana no respalda la lucha de los educadores, ni en redes sociales ni mucho menos presencial. Además la pandemia ha potenciado la poca capacidad de movilización".
Para este investigador, en las instituciones públicas se espera, según lo anunciado por los gremios, una no incorporación de los docentes a sus actividades de educación a distancia en los planteles. «No tengo tanta certeza de que esto vaya a ocurrir. Hay que esperar a ver que sucede ese día. Actualmente hay un cóctel fatal: miedo, desesperanza y resignación en los educadores. Lo que sí puede aumentar es la conflictividad", destaca.
Indicó que en los planteles privados, sí ha habido reincorporaciones. “Porque algunos pagan en dólares y muchos ofrecen sueldos superiores a la tabla del Estado".
Ante este panorama, cabe la pregunta ¿qué esperan los docentes venezolanos? Ramírez responde: “Los educadores están esperando el milagro del cambio de Gobierno. Esto es el reflejo de lo que pasa en el país. A pesar de los múltiples problemas por los cuales estamos pasando, no hay una resistencia organizada como consecuencia de la frustración en las luchas pasadas".
