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miércoles, 31 agosto, 2022

Colombia y Venezuela: ¿cuál es el impacto geopolítico en el restablecimiento de relaciones? 

Aspectos como la integración política en la región, el rol de Estados Unidos en esta nueva etapa de relaciones bilaterales y el conflicto político en Venezuela con sus consecuencias globales son parte del contexto geopolítico en el que las administraciones de Petro y Maduro deberán equilibrar intereses, según los internacionalistas Alejandro Sauce y Luis Peche, consultados por El Pitazo

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Caracas.- La normalización de las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela, luego de más de tres años de tensiones, era una medida esperada por los ciudadanos que residen en las zonas fronterizas y también por sectores empresariales, comerciales y políticos, tanto colombianos como venezolanos, que advirtieron sobre el efecto perjudicial de mantener una estrategia política de confrontación como la que protagonizaron los gobiernos de Nicolás Maduro e Iván Duque.

La llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño trajo consigo un giro en la política exterior colombiana y en la diplomacia de ese país respecto a Venezuela, entre cuyas primeras acciones destaca el restablecimiento de las relaciones bilaterales mediante el reconocimiento de la figura de Maduro y de su administración.

En ese contexto, la presencia del embajador Armando Benedetti en Venezuela como nuevo diplomático colombiano es el resultado de jugadas políticas con visiones comunes en el tablero geopolítico por parte de las administraciones de Maduro y de Petro, movimientos de piezas que ya muestran los primeros matices sobre el comienzo de una relación de cuidado, de acuerdo con los internacionalistas Luis Peche y Alejandro Sauce, consultados por El Pitazo.

«Tanto a nivel económico como geopolítico hay una búsqueda de armonizar las relaciones y les conviene a ambos: a Petro le interesa normalizar la situación para las personas residentes en el Norte de Santander y de las demás zonas fronterizas con Venezuela; a Maduro le interesa mejorar su núcleo de aliados a escala internacional, entonces en lo geopolítico hay dos piezas que encajan», destacó Peche vía telefónica.

Necesidades, intereses y decisiones estratégicas son el argumento para normalizar la relación bilateral de parte del nuevo Gobierno colombiano, algo que, resaltó Sauce, era una propuesta que manifestaron tanto Petro como Rodolfo Hernández, los dos candidatos presidenciales que definieron la segunda vuelta electoral en Colombia.

«Existen visiones de intereses estratégicos que tienen un mismo vinculo histórico: una extensión fronteriza importante, amplia y dinámica desde el punto de vista de las personas, los bienes y las mercancías, por eso cada gobierno va a tratar de establecer un relacionamiento en el marco de las relaciones diplomáticas», dijo Sauce vía telefónica.

Integración  

Además de los detonantes vinculados con lo económico y lo comercial existe una agenda geopolítica fundamentada en los intereses de cada gobierno. El propio Benedetti habló recientemente sobre la presencia del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Venezuela, situación no menor para la política de paz total que Petro prometió impulsar al detallar su decálogo de mandato.

Con un panorama menos tenso, sin la confrontación que signó el mandato de Duque, las agendas de Colombia y Venezuela se centrarán en políticas de integración sometidas a intereses económicos y comerciales, según prevén los analistas.

«La agenda geopolítica trazada por Petro hoy está más vinculada con los órganos de integración como la Comunidad Andina de Naciones (CAN). La acción geopolítica de Venezuela puede estar centrada en impulsar un relacionamiento con esa instancia a través de Colombia como un actor clave, y también en la posibilidad de estimular los acuerdos de paz de La Habana con un rol importante. Obviamente, todo eso va a estar supeditado a intereses económicos y comerciales», añadió Sauce.

El rol de Estados Unidos

Estados Unidos es un actor de peso en el caso de ambos países. Por una parte, la administración de Joe Biden mantiene su apoyo a un disminuido liderazgo de Juan Guaidó, mientras que Petro optó por transitar la ruta del pragmatismo al normalizar las relaciones con Maduro.

En ese contexto, el primer mandatario colombiano fijo posición respecto a una petición del primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), Diosdado Cabello, quien solicitó la extradición de opositores exiliados en ese país, como es el caso de Julio Borges, a lo que Petro respondió recalcando que en su país se garantizará el derecho al asilo, declaración que luego ratificó el propio Benedetti.

«Hay un primer contraste entre lo que se esperaba de Petro en cuanto a una posible incondicionalidad con Maduro y lo que está mostrando. Además, el propio Benedetti afirmó que él no venía a Venezuela a seguir órdenes de Maduro, una declaración un poco desafiante para lo que se esperaba, poco convencional para un diplomático, así que pudiésemos estar ante un escenario en el que Petro reanude las relaciones comercial y diplomática, pero sí tenga cosas que decir respecto a la situación en Venezuela», explicó Peche.

Recientemente, Guaidó señaló algunos de los temas hasta ahora omitidos tanto por Petro como por Benedetti vinculados con el conflicto político en Venezuela y sus consecuencias para la región. Sauce considera que el mandatario colombiano tratará de mantener un balance en la relación con Estados Unidos y Venezuela, ahora que cuenta con presencia diplomática en territorio venezolano.  

«Petro tratará de ser muy prudente con la situación en Venezuela, desde el punto de vista político, de los presos políticos y de las libertades. Manejará con mano zurda una relación estratégica como la de Estados Unidos, que también debe ser así con Venezuela por los vínculos existentes: por la frontera, por los migrantes. Los planteamientos que hizo Guaidó como dirigente político son válidos, pero la comunidad internacional se mueve basada en el pragmatismo y la figura del gobierno interino caducó», consideró Sauce.

Ambos internacionalistas coincidieron en que la normalización de las relaciones entre Colombia y Venezuela, más allá del impacto positivo en diferentes medidas en los aspectos social, económico y comercial para ambas naciones, es una ganancia para Maduro, quien ya no tiene cerca a uno de sus principales adversarios internacionales como lo fue Duque.

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