Caracas.- A las 4:32 p.m., cuando dejó de sonar la música por un momento, uno de los 2 animadores en tarima que preparaban el ambiente en la parroquia Coche (suroeste de Caracas) para la aparición de Nicolás Maduro -candidato a la reelección presidencial por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)-, preguntó a quienes esperaban: «¿Cómo la están pasando?».
«Mal», respondió una persona entre la gente. Una mujer en situación de calle -cabello negro corto, joven, que vestía un short y una franela corta, llevaba cholas desgastadas como su ropa-, en medio de un grupo de funcionarios y trabajadores del sector público que estaban a unos 15 metros de la tarima y que, entre risas ante la honestidad de la desconocida, voltearon con un gesto de sorpresa.
La sincera respuesta de la mujer no llegó a los oídos del animador que lanzó la pregunta, Henrys Silva, el conductor del programa sabatino Sábado Sensacional, que transmite el canal de señal abierta Venevisión. Acto seguido, Silva anunció la aparición del cantante de merengue Roberto Antonio, también estaba el dominicano Bonny Cepeda. «¿Ya tienen su pareja», preguntó Silva.
Y sonó la canción Noches de fantasía. Algunos comenzaron a bailar, otros grababan con sus celulares o hacían fotos. El calor se sentía pese a que ya caía la tarde y el sol se iba.
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Poco a poco llegaban más funcionarios públicos, motorizados, militantes de partidos del Gran Polo Patriótico con banderas y pancartas, gente de las misiones y programas gubernamentales, unos zanqueros aparecieron y también residentes de urbanismos cercanos a la avenida escogida por el comando de campaña del PSUV para el segundo acto de la jornada que protagonizaría Maduro la tarde del lunes 8 de julio en Coche.
«Qué casualidad, que hoy justamente que viene Maduro empezaron a pintar y a limpiar todo. Así son. Así es esto en campaña, ¿no?», se preguntó un hombre que compraba en uno de los comercios que está instalado en plena avenida desde hace unos años.
Por las grandes cornetas dispuestas para amplificar el sonido a lo largo de la avenida se escuchaba una indicación para quienes poco a poco se acercaban a la tarima y trataban de identificar, tapándose el sol de la cara, si era Winston Vallenilla quien estaba en la tarima.
«Cuando pongamos esta música, tenemos que acordarnos de Chávez y cómo nos poníamos en ese momento», era la indicación de Vallenilla. Sonaba el toque de diana, usado por el oficialismo, sobre todo en tiempo electoral en la época del expresidente Hugo Chávez, pero la versión de 2024 que ahora usa Maduro en su campaña incluye el coro: «Vamos, Nico». Sonó entonces la trompeta, la marcha y después: «Vamos, Nico».
«Ya como que va a llegar», le dice una mujer a la persona que la acompaña.
Y a las 5:21 p.m. aparece en tarima Maduro, lo acompañan su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, también Jorge Rodríguez, jefe de su comando de campaña. Después llega el gobernador de Carabobo, Rafael Lacava, Nicolás Maduro Guerra y la «primera combatiente», Cilia Flores, entre otros dirigentes del PSUV.
Con la puesta en escena de Maduro, suena una canción: «Saca el celular, ponlo a grabar, porque ha llegado el peregrino de la paz. Nico en la calle, Nico en las redes, Nico en los medios y en las paredes».
Ya llegaron todos los que iban a llegar o todos los que el comando de campaña tenía previsto movilizar para el acto. Hay cierta efervescencia con la aparición de Maduro. Los que están más cerca de la tarima se aglutinan al frente. El ministro de Comunicación, Freddy Ñáñez, también graba a Maduro en la tarima.
«Esta es mi parroquia, esta es mi gente. Aquí crecí yo. Vengo de los barrios, de El Valle, de Coche, de Caracas», aseguró Maduro tras saludar.
El «gallo pinto» del oficialismo, como se presenta el candidato del PSUV, durante pocos más de 60 minutos repetirá en su acto de campaña en Coche, lo que ha dicho en otras apariciones en los últimos 4 días en Zulia, en Lara y en Miranda. Tratará de convencer.
«¿Ustedes quieren un presidente títere, débil y manipulable, que nadie lo conozca? ¿O ustedes quieren un presidente del barrio, del pueblo, un vergatario? ¿Ustedes van a elegir a un pataruco, que bote las plumas?», preguntó Maduro.
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Muchos de los presentes respondieron que no, mientras Ñáñez y todos los que acompañaban a Maduro en tarima hacían los ademanes respectivos de negación ante cada una de sus preguntas.
El candidato del PSUV reconoce a alguien en el público, lo saluda y rememora días de años ya lejanos de su juventud en el suroeste de Caracas, en El Valle.
«Mi saludo a Luisito, camarada de la Calle 7, arriba. Allá subíamos, a casa de Luisito. Nos comprábamos el último disco de Rubén Blades y Willie Colón. El mejor pickup del barrio era el de la casa de Luisito. Ahí escuchábamos las canciones de toda una época», rememora.
Maduro comienza a cantar un clásico de la salsa: «Ella era una chica plástica, de esas que veo por ahí; de esas que cuando se agitan, sudan Channel number three».
Rápidamente, el equipo que coordina el sonido del acto ubica la canción del salsero panameño y se escucha en las cornetas para que acompañe el canto a capella de Maduro, quien baila con Cilia y de fondo se escucha a Rubén Blades: «Aparentando lo que no son, viviendo en un mundo de pura ilusión (…) ¡Qué fallo!».
Muchos los ven, graban, hacen fotos. Hay cientos de personas frente a la tarima. Maduro está en campaña. «No te dejes confundir. Busca el fondo y su razón. Recuerda, se ven las caras, pero nunca el corazón. Recuerda, se ven las caras y jamás el corazón», continúa la canción de Blades.
Maduro tiene 11 años en el gobierno, en Miraflores, y las circunstancias ahora lo obligan a hablar de transformaciones y de cambios. Lo hace. Dice que hay que construir 3.000.000 viviendas. Asegura que él lo puede hacer. «Yo no vengo a hacerles promesas a ustedes. Yo no prometo. Yo me comprometo».
En su primer acto de campaña oficial, el 4 de julio en el estado Zulia, Maduro dijo en tono de lamento que «hay errores que se pagan caro». Parece que esa afirmación lo persigue.
El candidato a la reelección dice que faltan 20 días para una cita con la historia. Precisa que es necesario responder preguntas clave: «10 candidatos. 9 de la oposición y uno del pueblo. ¿Quién de estos candidatos tiene la capacidad para gobernar y llevar las riendas de Venezuela? Tóquense el corazón, seamos sinceros».
En la parroquia Coche, Maduro dice que tiene que llegar de sorpresa a cada acto, como, asegura, lo ha hecho en los últimos días. «Porque la derecha extremista me está persiguiendo y me está cazando».
Maduro, en el poder desde 2013, asegura que llegó a Coche para ratificar un juramento. «Vengo a decirle al pueblo, sin distingo, a los comerciantes, a los trabajadores, a los jóvenes: les juro por mi vida que jamás les fallaré ni los traicionaré (…) el 28 vamos a ganar en El Valle y en Coche», grita.
Ya se acerca el final del acto de campaña y a la pregunta: ¿cómo ve a Maduro para el 28 de julio? Un hombre que camina para retirarse piensa un poco antes de hablar: «Sobrado, pues. El hombre está sobrado». No hay mayor emoción en la respuesta.
Todos los comercios que están en la avenida permanecen abiertos. Maduro aún no se ha bajado de la tarima. Saluda. Sueltan papelillos amarillos. Ya se va, pero minutos antes aseguró que es el único candidato en carrera que tiene al pueblo organizado y empoderado. «Millones. Tenemos un pueblo bravío y listo pa’lo que sea. El que entendió, entendió».
Todavía la música retumba –»Viva Venezuela, mi patria querida»-. Y en medio de ese sonido, el encargado de una venta de frutas, en plena avenida y que ha escuchado a Maduro durante todo el acto, responde a la pregunta de si tiene la victoria asegurada el 28 de julio: «Está complicado, bastante difícil».
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