Caracas.- Los arzobispos y obispos de Venezuela que conforman la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) exhortaron a la ciudadanía y, en esencia y con urgencia, a dirigentes sociales y a quienes ejercen el poder en el país, a un despertar político basado en el bien común y no en intereses particulares o fines ideológicos, para «generar conciencia de la propia dignidad humana y responsabilidad compartida», en medio de la «lacerante realidad social» venezolana.
En su Exhortación Pastoral difundida el jueves, el episcopado venezolano repasó la crítica situación política, social y económica que prevalece en Venezuela, causante de lo que calificaron de parálisis nacional.
«Nuestra sociedad está paralizada por la inercia y la resignación, por la desesperanza, por la experiencia acumulada de múltiples carencias, contradicciones reiteradas, violaciones impunes de derechos fundamentales, mentiras flagrantes, promesas incumplidas», destacan en la exhortación.
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En ese contexto, el episcopado venezolano advirtió de su convencimiento de transitar, en lo político, el camino de negociaciones verdaderas y sinceras, para la obtención de acuerdos entre los poderes del Estado y las fuerzas sociales democráticas sobre los principales asuntos de interés nacional, como ayuda humanitaria, liberación de presos políticos, funcionamiento constitucional de los poderes públicos, rehabilitación de partidos políticos, consecución de mayores y mejores garantías electorales.
«Todo esto, con una firme voluntad compartida de poner de lado intereses particulares o partidistas que impidan avanzar y que solo producen paralizaciones estériles, alargando la agonía de todo un pueblo (…) surge hoy la necesidad de reconstruir el país (…) es el momento de despertar de nuestra postración para despojarnos de todo vestigio de resignación, indiferencia o egoísmo«, se lee en el mensaje difundido por la CEV.
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Los arzobispos y obispos venezolanos llaman a la ciudadanía venezolana a no ser «masa informe«, sino «pueblo organizado, políticamente adulto, artífice de institucionalidad que asegure y construya el futuro».
«No nos dejemos robar la esperanza (EG 86). Es fundamental que pasemos de la lamentación a la acción liberadora. Que nos pongamos de cara a la parálisis nacional y que cada uno se pregunte qué puedo hacer yo, cuánto más puedo aportar, cuánto y en qué ámbito puedo pasar del yo al nosotros, elevando y multiplicando el bien que producimos», resaltó la exhortación.