Caracas.- La remuneración promedio de los migrantes es aproximadamente 13% inferior a la remuneración de los ciudadanos de los países receptores de altos ingresos, según un estudio publicado el 14 de diciembre de este año por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El estudio señala que migrantes en todos los países suelen enfrentar problemas asociados a la discriminación y a la exclusión, que se han agudizado con la pandemia de COVID-19.
La socióloga Claudia Vargas, profesora de la Universidad Simón Bolívar (USB) especializada en temas migratorios, explica que la situación del país de origen del migrante, la discriminación y los discursos excluyentes contribuyen a ampliar esa brecha en la remuneración.
La mayor parte de la migración venezolana no está en países de altos ingresos, sino en Latinoamérica. Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones y de la Agencia de la ONU para los Refugiados, hasta noviembre de este año se registraban más de 5,4 millones de migrantes y refugiados venezolanos, de los cuales 4,6 millones estaban en la región.
Claudia Vargas advierte que Colombia, Perú, Chile y Ecuador son los países que han recibido el mayor número de venezolanos y enfrentan problemas estructurales, como una tasa de informalidad de alrededor de 50% que también amplía las brechas entre los nacionales y los migrantes en el mercado laboral.
«Al llegar estas personas venezolanas que de repente no tienen un trabajo determinado, que no fueron contratados previamente por una empresa (…), claramente entran en la economía informal y por supuesto esto ya de alguna manera pone una línea muy grande», dijo la sociólogo a El Pitazo.
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Colombia, el principal país receptor, en septiembre albergaba un poco más de un millón 715 mil venezolanos en su territorio, según cifras de Migración Colombia. De estos ciudadanos 946.624 se encontraban para el momento en situación irregular por lo que no podían ser empleados formalmente. Ronald Rodríguez, profesor e investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario de Colombia subraya que el 48,5% de informalidad que tiene la economía de ese país y la crisis propiciada por el COVID-19 hacen mucho más difícil para el migrante venezolano tener un empleo y acceder a servicios sociales.
«Al ser una economía tan dependiente de la informalidad y que las medidas que se han tomado, que se han hecho para tratar de contener la enfermedad, han atacado digamos las economías informales, particularmente los vendedores ambulantes, los trabajadores por días, pues esto complejiza la situación de los venezolanos migrantes», dijo el investigador a El Pitazo.
El estudio de la OIT, titulado Brecha Salarial de los Migrantes: Examen de las diferencias salariales entre los migrantes y los ciudadanos de los países de acogida arrojó que la pandemia ha repercutido en mayor medida en los trabajadores migrantes, y que algunos se vieron obligados a regresar a sus países al perder su empleo. Detalla que el trabajo desempeñado por los migrantes es menos propicio para ser ejecutado a distancia. El documento no descarta que la crisis propiciada por el COVID-19 amplíe aún más la brecha salarial.