Una semana ha transcurrido desde que Paúl León fue detenido en la avenida Bolívar, en Valera. El joven de 26 años trabajaba como camarógrafo del medio VPI TV, al ser abordado por funcionarios motorizados de la Guardia Nacional y la Policía Nacional Bolivariana, quienes se lo llevaron al Destacamento 20, donde se encuentra actualmente.
Sus familiares saben de él poco más que la información aportada por los militares. «Está bien, ya comió», es lo que escuchan a diario desde hace una semana. El abogado de confianza tampoco ha podido tener noticias del joven.
Paúl es el segundo de tres hermanos, el único de ellos que queda en Venezuela. Está próximo a graduarse de licenciado en Comunicación Social en la Universidad de Los Andes (ULA). Desde 2015 trabaja en medios de comunicación.
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Su detención ha sido un proceso doloroso para la familia. Sus padres y abuelos viven en Alto de Escuque, a unos 25 minutos de Valera, donde reside Paúl León. Desde la detención viajan a diario para llevarle agua, desayuno, almuerzo y cena.
Cada fin de semana, el joven viajaba a ver a su familia, pero esa dinámica se rompió con su encarcelamiento. Al dolor de tener en esa condición al único hijo que les queda en el país, los padres suman la incertidumbre de no saber nada de él ni que el abogado designado haya podido verlo.
Su novia Daniela Testa publica a diario en la red X datos sobre la carrera y trabajo de Paúl León en medios de comunicación. Resalta que hace nueve años está comprometido con el fútbol venezolano, con la acción social y desde febrero es camarógrafo en el canal de televisión digital VPI TV.
La familia, la novia y compañeros de trabajo de Paúl León a diario piden su liberación, pues fue detenido de manera arbitraria cuando cumplía con su trabajo.