Caracas.- En el último informe global que lanzó la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirma que al menos 322.000.000 de personas padecen de depresión y ansiedad. Este aumento había sido advertido por el organismo a principios de la pandemia en 2020.
Los expertos califican para este 2022 a la pandemia de COVID-19 como una crisis clave para la salud mental. La OMS ha resaltado que los problemas de salud mental se incrementaron un 18% en el mundo debido a las restricciones para frenar los contagios, especialmente a los confinamientos.
El psicoanalista y coordinador adjunto del Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap), Abel Saraiba, explicó a El Pitazo que, pese a la cantidad de personas que padecen depresión en el mundo, «los países no invierten recursos en la salud mental».
Según un reporte de la OMS, el dinero que se destina para las enfermedades mentales en el mundo es reducido, debido a la concentración del aparato sanitario en la pandemia de la COVID-19.
«Se tiene como una baja prioridad. Además el aumento de casos de violencia en el mundo también juega un factor», dijo el especialista en una llamada.
El especialista afirmó que en Venezuela menos del 1% del presupuesto del Ministerio de Salud está destinado para el tratamiento de la mente humana, lo que dio como resultado que entre 2020 a 2021 se redujera un 40% los servicios de atención de esta área.
Además, Sarabia destacó que pese a que hay una leve mejoría en el abastecimiento de medicinas en el país, los costos de los mismo se encuentra por encima de las posibilidades de la población. «Venezuela es un país sin una política pública de salud mental, mucho menos enfocada en niños, niñas y adolescentes», afirmó.
Sarabia señaló que Venezuela no tiene cifras concretas de cuántas personas padecen de trastornos mentales, aunque afirmó desde Cecodap la mayoría de los casos que tratan son pacientes con ansiedad, siendo las niñas y adolescentes los más afectados.
Por otro lado, la OMS recomienda dar un trato más humano a las enfermedades mentales en ambientes como las casas, trabajos y escuelas.
También pide aumentar la inversión gubernamental y apoyar con el desarrollo de programas públicos para aprender a lidiar de manera responsable con estos trastornos.