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Caracas.- “Antes de poder ejercer hice de todo". La frase de Mariangel Medina, médico egresada de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda de Coro, estado Falcón, identifica a cientos de profesionales de la salud que han cruzado la frontera de Venezuela en medio del éxodo de especialistas más grande de la historia del continente americano.
Las facilidades legales, jurídicas y migratorias aprobadas por los gobiernos de Argentina y de Chile convirtieron desde 2016 a ambas naciones suramericanas en los principales lugares de acogida, en los que los médicos han encontrado el desarrollo profesional que en territorio venezolano les fue negado.
La inédita y progresiva crisis del sistema de salud en Venezuela ocasionó que más de 22.000 especialistas de distintas áreas de la medicina hayan abandonado sus puestos en la red hospitalaria y ambulatoria desde hace tres años, de acuerdo con el registro de la Alianza Venezolana por la Salud. Medina es una de los 1.050 doctores, especializados, que conforman la Asociación de Médicos venezolanos en Argentina, organización que agrupa, acompaña y asesora a los profesionales en el muchas veces, largo camino de la integración al sistema de salud argentino.
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Desde su llegada, Medina enfrentó varios obstáculos para el ejercicio de su oficio. Sin embargo, una vez conseguida la reválida de su título, tras poco más de seis meses logró un puesto en un hospital de la provincia argentina. Fue en Jujuy, una población rural al noroccidente del territorio argentino, donde la médica empezó a materializar a finales del 2018 un sueño que había acariciado desde mediados de 2015.
Punto de quiebre
Ese año, Medina inició los trámites que le garantizarían una migración ordenada, conforme al marco jurídico de Argentina, país que escogió como destino durante las fuertes protestas registradas en el Venezuela entre febrero y abril de 2014.
El punto de inflexión llegó cuando pasó casi un mes sin cobrar su sueldo, después de haberse unido a una espontánea protesta que sus compañeros en el hospital en el que trabajó por cinco años emprendieron para exigir la adecuada y fluida dotación de insumos hospitalarios.
“Un día simplemente me quebré. Mis padres dependían de ese sueldo tanto como yo, que desde el inicio de mi carrera había trabajado a dedicación exclusiva para el Estado. Me sentí vulnerada, humillada, porque lo que exigía ni siquiera era para mí, sino para los pacientes, llevábamos meses sin recibir suero, ni gasas. No podíamos atender ni la más elemental de las emergencias", confesó.
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Debido al auge de la emigración venezolana, el anterior Gobierno de Mauricio Macri, promovió una serie de facilidades y garantías legales, migratorias para agilizar la incorporación de médicos venezolanos a la red asistencial argentina. En el conjunto de disposiciones se incluyó una excepción por parte del Ministerio de Educación argentino para su asimilación por razones humanitarias.
“El volumen significativo de solicitudes de revalidaciones de títulos universitarios extranjeros provenientes de la República Bolivariana de Venezuela, ponen en evidencia la compleja situación política, económica y social que presenta esta nación en la actualidad, por lo que corresponde conforme a la Constitución de la Nación Argentina y por razones netamente humanitarias otorgarles una solución a estos profesionales para que puedan ejercer lícitamente su profesión y continuar formándose en nuestras instituciones universitarias", reza la Resolución 203 del Ministerio de Educación.
Incremento sostenido
El fortalecimiento de la atención en zonas rurales chilenas también favoreció a los 505 médicos venezolanos que ejercen su profesión en esa nación, según el cálculo de Médicos Unidos de Venezuela en Chile. La Organización No Gubernamental (ONG) coordina, enlaza y orienta a los profesionales venezolanos para su inserción en las redes públicas o privadas de Chile.
Jesús Zambrano, médico nefrólogo, arribó a Chile junto a su familia hace dos años. Al principio, en los primeros ocho meses desde su llegada, trabajó en el departamento administrativo de una aseguradora. La necesidad de una fuente de ingreso estable no lo hizo dudar de llenar la vacante, pese a sus más de 10 años de experiencia como médico en clínicas y hospitales de Caracas.
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“Tenía que trabajar y aún no había regularizado mis papeles. Ya habíamos conseguido cupo para la escuela de mis dos hijos y mi esposa también estaba trabajando. Necesitaba finiquitar unos requisitos para poder acceder al Eunacom", contó en referencia al Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina (Eunacom), requisito indispensable estipulado en la legislación chilena para optar por un puesto en el sistema de salud de Chile.
El Eunacom es la evidencia más clara, con cifras oficiales, del marcado aumento de la emigración de médicos venezolanos a Chile. Venezuela pasó de ser el segundo país de origen de los aspirantes a ejercer la medicina en la red hospitalaria chilena en 2018, a ser el primero en 2019, como se conoció en julio, después de la publicación de los resultados de la segunda prueba anual, aplicada por la Asociación de Facultades de Medicina de Chile (Asofamech).
En 2019, 2.763 médicos venezolanos de todas las disciplinas optaron por un cupo en el servicio público chileno de salud. El número representa un incremento de 50% respecto de los 1.366 optantes que se presentaron en 2018, con lo que superó a los 2.253 especialistas ecuatorianos y los 1.861 de origen colombiano, la segundas dos nacionalidades con mayor cantidad de aspirantes.
Un regreso pendiente
La exministra de Salud chilena, Carmen Castillo, confirmó en 2016 que el fenómeno, que se consolidó en los años siguientes, lo que ameritó una flexibilización de las normas para certificar la incorporación de los médicos extranjeros en la administración actual.
“El gobierno se comprometió a formar cuatro mil médicos especialistas y odontólogos durante este período y estamos en ese proceso. Pero empezaron a llegar especialistas extranjeros, como por ejemplo a Choapa, beneficiándose el Hospital de Illapel con 13 médicos muy comprometidos", expresó la funcionaria del gobierno de Michelle Bachelet, al final de su segundo mandato.
La dotación regular, contaste, oportuna y fluida de insumos es otra ventaja comparativa para los médicos venezolanos en ambos países. A esto se suman los beneficios salariales, la adecuación tecnológica y una infraestructura educativa que les permite un permanente desarrollo profesional.
Pese a todos estos beneficios, para la mayoría de los médicos exiliados la posibilidad de retornar, a devolver con servicio la formación recibida en Venezuela, es tan cercana en cuanto se produzca un cambio político. La maleta con los planes, batas y estetoscopios está a la espera de cruzar la frontera en un viaje de gratitud.
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