“Te voy a intubar, no tienes opción": relato de médico en UCI de Colombia

El 21 de agosto, la médico Stella Navarro publicó un hilo de tuits con un relato impactante. Autorizada por la profesional de la salud radicada en Medellín, El Pitazo redactó este relato de la experiencia entre un médico, su paciente y su entorno familiar

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Foto: Archivo Referencial

Caracas.- No es la primera vez que Stella Navarro, una médico colombiana, ve de cerca el rostro de la muerte. Tiene 15 años de experiencia en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), sabe que la prioridad es salvar la vida del paciente, esto es recurrente, sobre todo, después que llegó la pandemia del COVID-19, en marzo del año pasado.

Desde que el virus comenzó a propagarse en la ciudad de Medellín, Colombia, la jornada de trabajo de Stella se incrementó al igual que su responsabilidad. Ahora puede ver morir al 30 % de los ingresados en lugar del 15 % de antes, según contó ella misma durante una entrevista

Stella, al igual que muchos médicos de Medellín, no solo está en el penoso escenario de elegir a quién darle un cupo en UCI, sino que también lidia con la desesperanza de muchos pacientes, que se niegan a respirar con la ayuda de una máquina. Aunque esto represente la única posibilidad de vivir.

Perdió la cuenta de cuántas veces la llaman de hospitalización o de urgencias porque hay un paciente con COVID-19 con la oxigenación mala y que no quiere que lo intuben.

El miedo se instaló en sus espacios de trabajo. El temor no quiere irse, se respira en los pasillos, se aprecia a simple vista en los ojos de los pacientes que están internados. No pueden hablar con facilidad, pero no es necesario para entenderlos, sus miradas expresan por sí sola lo que su voces callan. Ella intenta explicarles quién es y a qué se debe su presencia en la sala. Así lo hizo en un hilo de tuits que publicó el 21 de agosto y que El Pitazo presenta en este texto.

«No me intube»

«Hola, soy la intensivista de turno. Vengo a ayudarte», dice constantemente cada vez que le toca presentarse a un nuevo paciente. Algo que ha sido una común en la pandemia, es acostumbrarse a la mirada de terror cuando dice su oficio. 

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Esta vez está frente a un hombre joven que yace en una cama, con altas posibilidades de lograr sobrevivir, pero con pavor a lo que debe enfrentarse. Sus ojos que estaban entrecerrados, pero se abrieron como platos apenas Stella se presentó. Sacó fuerzas de donde no tenía y usó el poco aire de sus pulmones para sentenciar: «No me intube«.

La trayectoria profesional de Stella no la preparó para saber qué hacer en estos momentos. Aunque lidia a diario con este tipo de situaciones, asegura que siempre es descorazonador representar el mayor temor para alguien cuando lo único que quieres es alargarle la vida. 

Ahora solo piensa en estabilizar al hombre antes de pensar en hacer algo. Mientras el plan A se viene abajo, le pide al paciente que asiente con su cabeza a lo que le pregunta.

«Tranquilo, no voy a hacer nada que no te haya explicado. Te vamos a ir poniendo oxígeno con una máquina a través de una máscara para que puedas respirar mejor. Sin dormirte. Sin intubarte«, dijo al hombre que apenas existía en la fría sala. Él asiente y Stella espera ganar con eso algo de oxígeno y tiempo.

La doctora intenta dar las indicaciones en voz alta, con la idea de que el angustiado paciente las escuche y esto ayude a calmar un poco sus nervios. Mientras esto ocurre él mira con desconfianza todo lo que hacen los doctores.

«¿A qué le teme si lo intubamos…?, ¿a estar inconsciente? ¿a estar solo?», preguntó por curiosidad la doctora. – «A morirme«, respondió. Es una paradoja. La escena parece repetida mil veces, como si se tratara de un guión donde el final es incierto y el protagonista se niega a entrar al escenario.

Stella sabe que la probabilidad de que su paciente muera es de 50%, igual que la de sobrevivir. Pero si no lo intuba ya no habría probabilidades. Está muriendo y es el único chance que tiene.

Pero él no está en condiciones de escuchar explicaciones. Pierde la vida ante sus ojos. Realmente no hubo otra oportunidad y mientras hacían las maniobras, el joven colapsó. Ya no respiraba. Ya no respondía. Stella tuvo que recurrir a lo que tanto enseña en sus clases a sus alumnos: la reanimación.

Con sus dos manos, apretaba con todas sus fuerzas una careta contra su cara y otro médico bombeaba el oxígeno a sus pulmones. Miraban una y otra vez el monitor que los latidos del paciente. De pronto perdió el conocimiento. En ese momento la doctora salió y llamó a la madre. Informó sobre el procedimiento, pues era inminente recurrir a lo que tanto pánico le causaba al muchacho: la intubación.

Han pasado tres días desde que el muchacho entró a UCI. Stella ahora espera con ansias ver si logra en algún momento respirar por sí mismo. Recuperar su conciencia. Y poderle explicar que pasó y que esté tan bien que pueda entenderlo. «Quiero verte indignado o que por el contrario, nos lo agradezcas«, dijo. 

Nota: Esta narración fue construida con los mensajes publicados en Twitter por la doctora colombiana Stella Navarro.

Stella Navarro es una médica colombiana, cuyo relato sobre lo que vive a diario en la Unidad de Cuidados Intensivos donde trabaja hizo reflexionar sobre lo difícil que es batallar contra la pandemia del COVID-19

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