Miranda l Líder de banda Las Delicias estaba solicitado desde 2014

Esteban Eduardo Quintana Monzón, quien murió en un procedimiento del Cicpc, el 5 de diciembre, presentaba ocho solicitudes por homicidio y secuestro

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Quintana Monzón fue sorprendido por funcionarios del Cicpc en el sector El Delirio de la parroquia San José de Barlovento

GUarenas.- Esteban Eduardo Quintana Monzón, líder de la banda Las Delicias, investigada por delitos de robo, homicidio, secuestro y extorsión en la región de Barlovento, estado Miranda, presentaba ocho solicitudes policiales, según informó una fuente del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) a El Pitazo.

Quintana Monzón murió el domingo 5 de diciembre, durante un operativo desplegado por funcionarios del Cicpc en el sector El Delirio, de la parroquia San José de Barlovento, municipio Andrés Bello. En el procedimiento también falleció Johan Arena, alias «Johan Iriza».

La información oficial indica que Quintana era requerido desde 2014. Desde esa fecha aparecía mencionado en ocho expedientes por los delitos de homicidio y secuestro. A la agrupación que lideraba se le acusa de los asesinatos del jefe de la subdelegación del Cicpc de Caucagua, en el estado Miranda, comisario Eduardo José Henríquez Hernández, y del jefe de investigaciones, inspector jefe Joel Amador. Ambos funcionarios fueron localizados muertos en Barlovento, el pasado 6 de octubre.

Esta organización delictiva está integrada por al menos 20 hombres que son buscados. Se trata de la banda hamponil más poderosa de la zona de Barlovento. Sus miembros instalan falsos controles policiales, vestidos con uniformes de diferentes organismos de seguridad, para robar a los conductores que transitan por la autopista Gran Mariscal de Ayacucho (eje Caucagua–El Guapo).

A la banda también se le acusa de matar a la docente Glendy Teresa Castillo (48) y a Yanir Coromoto Burguillos (33), el domingo 16 de mayo de 2021, en la parroquia Cumbo del estado Miranda. Las mujeres fueron abordadas mientras estaban en sus viviendas. Les dispararon, las desmembraron y dejaron sus partes en dos plazas y en una vivienda. Tanto la profesora Castillo como Burguillos eran activistas comunitarias y coordinaban la llegada de beneficios a las familias de esa zona, como las bolsas del Clap y la distribución del gas, entre otros.

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