Aquella histórica fecha, la imagen de un Mandela envejecido, pero sonriente, dejando atrás para siempre la prisión Victor Verster -situada a las afueras de Ciudad del Cabo- no solo dio la vuelta al mundo, sino que se convirtió en el mejor póster de una nueva Sudáfrica que también, por fin, empezaba a alejarse del racismo del "apartheid" y se encaminaba lentamente hacia la democracia