Javier, Antonio y Óscar son choferes que viajan todas las semanas en autobuses desde Ciudad Guayana, Mérida y Maracaibo hasta Caracas, la capital de Venezuela. Llevar pocos pasajeros y pimpinas con combustible, rezar a Dios para no encontrarse con el hampa y soportar los abusos de militares y policías son algunos de los obstáculos que ellos sortean en cientos de kilómetros por cada viaje, donde cada vez obtienen menos ganancias