Pese a que la situación en el barrio del oeste caraqueño se ha calmado desde el 15 de junio, cuando se registraron los últimos enfrentamientos, vecinos aseguran que aún sienten zozobra ante lo que pueda ocurrir. Han cambiado su rutina diaria y evitan algunas zonas para exponerse menos si llegase a ocurrir una nueva balacera