Gracias a la ayuda de familiares, amigos, vecinos y al hijo menor del matrimonio, quien es trabajador de la salud, Fernando y su esposa pudieron recibir la atención necesaria en su humilde vivienda, en una barriada de Guarenas. Dos meses después, ambos continúan con indicaciones médicas por las secuelas de las complicaciones que les hizo padecer el virus