Poco a poco, los empleos empiezan a recuperarse en Latinoamérica. Sin embargo, gran parte de los nuevos puestos son informales, sin cotización para seguros de salud o desempleo ni ahorro para la jubilación. Todo apunta a que el auge de las apps y el cuentapropismo disfrazado de emprendimiento, con leyes laborales débiles, producirán trabajos cada vez más precarios y el caldo de cultivo perfecto para nuevos estallidos sociales