Panamá había entrado en diciembre de 2017 en la primera lista negra, creada precisamente a raíz de escándalos como los Papeles de Panamá, la filtración en 2016 de documentos del bufete Mossack Fonseca, que involucró a personalidades de todo el mundo y que levantó sospechas de evasión fiscal, ocultamiento de fortunas y blanqueo de capitales