En 2008, vísperas de la reestatización por parte de Hugo Chávez de la siderúrgica guayanesa, la cuenta en el Credit Suisse de Máximo Vedoya, nombrado Director Comercial de Sidor por el consorcio privado que entonces era su dueño, alcanzó su monto máximo. Eran días en los que la empresa Ternium sobornaba a funcionarios del gobierno kirchnerista para que intercedieran ante Caracas y consiguieran que sus ejecutivos pudieran salir a salvo de Venezuela. Años después, Vedoya sería premiado con la presidencia de la compañía.
Máximo Vedoya, actual Presidente Ejecutivo de Ternium, la siderúrgica del Grupo Techint de Argentina, mantuvo abierta una cuenta en Suiza mientras trabajaba como ejecutivo en Venezuela, entre 2005 y 2008. El empresario en ese momento se desempeñaba como director comercial de Sidor, la siderúrgica venezolana privatizada en 1997, que Hugo Chávez renacionalizó en 2008 y luego condujo a la inopia.
Se trata de la misma compañía que dejó al Grupo Techint en jaque durante la investigación de los Cuadernos de las Coimas, en la que se reveló que había hecho pagos ilegales a funcionarios kirchneristas para que estos intermediaran ante Chávez y lo persuadieran de cesar el hostigamiento contra los inversionistas argentinos.
Vedoya y su mujer abrieron una cuenta en el Credit Suisse en diciembre de 2005, según la información que aparece en la filtración global Suisse Secrets, liderada por el Proyecto de Reportería del Crimen Organizado y la Corrupción (Occrp, por sus siglas en inglés), de la que participa Infobae. Armando.info y Efecto Cocuyo también hacen parte por Venezuela.
El ejecutivo de Techint llegó a acumular 833.310 francos suizos en su cuenta en agosto de 2008, equivalentes a unos 900.000 dólares.
El máximo de la cuenta fue registrado apenas tres meses después de la reestatización de Sidor, que Chávez anunció en mayo de 2008. La intervención del chavismo sobre la compañía motivó la salida de Vedoya de ese país poco después, pero la cuenta en Suiza permaneció activa al menos hasta junio de 2016, según los documentos filtrados. La salida de los ejecutivos de Techint tras la intervención del chavismo en Sidor fue conflictiva, según aseguraron desde esta multinacional argentino-italiana, buque insignia de la familia Rocca.
Los ejecutivos del holding, Luis Betnaza y Héctor Zabaleta, declararon en noviembre de 2018 ante la justicia argentina en el marco de la causa de los Cuadernos de las Coimas. Afirmaron que desde el Ministerio de Planificación Federal, entonces a cargo de Julio de Vido -que actuaba como una suerte de superministro para las relaciones comerciales con Caracas-, les habían pedido dinero para que el gobierno argentino intercediera ante Chávez a fin de preservar la seguridad de su personal en ese país.
“Durante el período que abarcó la salida de la gente de Venezuela, entre abril y diciembre de 2008, nos solicitaron que contribuyéramos con el gobierno. Como dije antes, aquí intervinieron De Vido y [su mano derecha, Roberto] Baratta. En razón de la situación que estábamos viviendo en Venezuela, le doy instrucciones a Zabaleta para que haga los pagos. Quiero aclarar que Zabaleta era una persona de mucha confianza en el Grupo, si bien no tenía una posición ejecutiva porque estaba retirado, seguía realizando los temas personales de todos nosotros, digo mío y de los accionistas. (...) Zabaleta sacó la plata para hacer los pagos de los dividendos de los accionistas del grupo. (...) Cuando se planteó el tema de Venezuela, con el peligro que significaba para la gente, cuando vi lo que le pasó a Posadas, cuando vi que nos quemaban los colectivos, y el gobierno nacional nos dijo ’te ayudamos pero el camello’, me llevé ‘el camello’. Esto pasó por una cuestión humanitaria”, declaró Betnaza en sede judicial. También dijo que no disponía del “detalle de lo que se pagó, pero el monto global sería un equivalente a menos de un millón de dólares”.
Zabaleta admitió, como arrepentido ante el fiscal federal Carlos Stornelli, haber sido el encargado de entregar el dinero a los funcionarios kirchneristas. En el expediente judicial constan seis entregas entre mayo y diciembre del 2008, realizadas por este contador, y otras dos entregas hechas por otra persona del Grupo Techint, en junio y octubre de ese año. Vedoya no estuvo implicado en el expediente judicial de los Cuadernos de las Coimas, ya que no estaba en el país en esos años.
Tampoco fue sencilla la negociación para cobrar el dinero de la estatización. Cuando Techint buscó un acuerdo de indemnización ante la posibilidad de reclamos posteriores, la desafiante respuesta de Chávez al mayor conglomerado siderúrgico de la región fue: “Pagaremos cuando queramos y como queramos”. Finalmente, la empresa acordó en mayo de 2009 una compensación total de 1.970 millones de dólares, que recién terminó de cobrar en forma total tres años más tarde, en octubre de 2012.
Ante la consulta de Infobae, desde el entorno de Vedoya se limitaron a decir que la cuenta fue declarada, aunque no respondieron cuál era el origen de los fondos que el ejecutivo manejó en Suiza. Tampoco si ese dinero estuvo vinculado a su rol como directivo en Sidor en Venezuela.
“Vedoya comenzó su carrera internacional fuera de Argentina en 1998, trabajando en diferentes países como Venezuela, Estados Unidos, Colombia y México. Durante este tiempo mantuvo una cuenta en el Credit Suisse de Suiza, que hoy está cerrada. Mientras esta cuenta estuvo activa, su operación siempre fue de acuerdo a la ley”, respondieron.
Desde el Credit Suisse, ante la consulta de OCCRP a propósito de los datos filtrados para los Suisse Secrets, señalaron: "Como una institución financiera líder en el mundo, Credit Suisse opera en muchas jurisdicciones y es profundamente consciente de su responsabilidad ante sus clientes y ante el sistema financiero en su conjunto de garantizar de que se cumplen los estándares de conducta más estrictos”. Y agregaron: “Al igual que todos los bancos, Credit Suisse tiene un estricto deber de confidencialidad y cuidado con sus clientes, y no podemos comentar afirmaciones que nos hacen sobre individuos, sean o no clientes. Por tanto, aunque no es posible dar una refutación pública detallada de estas acusaciones, podemos confirmar que han sido debidamente registradas y, cuando son apropiadas, examinadas”.
Suisse Secrets es un proyecto de periodismo colaborativo basado en la filtración de datos de cuentas bancarias facilitados por una fuente anónima al periódico alemán Süddeutsche Zeitung, que los compartió con Occrp y otros 48 medios de comunicación aliados de todo el mundo, entre ellos Infobae, Armando.info y Efecto Cocuyo. Más de 150 periodistas de 39 países revisaron miles de registros bancarios, entrevistaron fuentes internas, reguladores, fiscales, examinaron documentos judiciales y financieros, para corroborar los hallazgos. La filtración abarca más de 18.000 cuentas que estuvieron abiertas desde los años 40 hasta bien entrada la última década del s.XXI. En conjunto, contenían fondos por valor de más de 100.000 millones de dólares.
En agosto del 2021, Betnaza, Zabaleta y Paolo Rocca - el último, Presidente Ejecutivo del Grupo Techint-, fueron sobreseídos en la causa de los Cuadernos de las Coimas. El sucesor del controvertido juez Claudio Bonadío, Julián Ercolini, procesó en cambio al exfuncionario del Ministerio de Planificación, Roberto Baratta, por recibir alrededor de un millón de dólares en dádivas pagadas para favorecer la evacuación del personal de Sidor en Venezuela, cuya integridad física corría peligro, según señalaron los directivos del grupo fundado por la familia Rocca.
El magistrado estableció que los pagos admitidos por los ejecutivos de la multinacional argentino-italiana se habían realizado, pero que “habría mediado una causal de justificación” por la necesidad de proteger la integridad física y materializar la salida del país de los empleados que cumplían funciones en la planta en Venezuela.
Radicado en México, Vedoya es desde 2018 el Presidente Ejecutivo de Ternium, el mayor conglomerado siderúrgico de la región. La empresa del Grupo Techint es líder en la producción de acero en América Latina, con plantas en ese país, Argentina, Brasil, Colombia, el sur de los Estados Unidos y Centroamérica. Anteriormente se desempeñó como presidente ejecutivo de Ternium México, fue director general de Ternium Colombia, y director del Área Internacional, tras su abrupta salida de Venezuela a mediados del 2008.
Ternium estuvo presente en Venezuela tras la privatización de Sidor (Siderúrgica del Orinoco S.A.) en 1997. Desde su fundación en 1962, Sidor había sido el núcleo del desarrollo de un complejo estatal de industria pesada para la transformación de minerales en la Guayana venezolana. Pero la desprolija administración estatal y la reestructuración del mercado global del acero llevaron a pérdidas a la compañía. Su venta fue considerada un éxito del segundo gobierno (1995-99) del socialcristiano Rafael Caldera. La subasta la ganó el llamado Consorcio Amazonas, que asoció a corporaciones argentinas, mexicanas y brasileñas junto a un banco venezolano. El acuerdo todavía reservaba 20% de las acciones al Estado venezolano, y otra porción semejante para los trabajadores.
Después de la admisión de Betnaza y Zabaleta de que habían realizado pagos ilegales, Vedoya - junto a Paola Rocca y otros directivos del Grupo Techint - fueron denunciados en noviembre de 2018 en Estados Unidos por un bufete de ese país, en representación de un grupo de inversores perjudicados por la caída de las acciones de Ternium.
La demanda colectiva buscaba lograr un resarcimiento por parte de la empresa por la pérdida en el valor de sus acciones, al ventilarse en sede judicial los pagos a funcionarios argentinos para que intercedieran en favor de Ternium ante Chávez. Según informó el conglomerado siderúrgico en marzo del año pasado ante la Securities Exchange Comission (SEC, supervisor del mercado bursátil en Estados Unidos), esa causa fue cerrada en noviembre de 2020.
Hasta hace poco se tenía a Francisco Carrasquero como una figura secundaria o escudero del argentino Roberto Wellisch en el organigrama de Palmat, empresa que cobró comisiones colosales por contratos con las empresas básicas de Guayana y de venta de maquinaria agrícola en el marco de la alianza entre los gobiernos de Caracas y Buenos Aires. Sin embargo, una revisión de sus cuentas en Credit Suisse y de sus inversiones inmobiliarias en Miami corregirán tal percepción.
Casi dos de cada diez cuentas en la filtración de 18.000 registros del segundo banco más importante de Suiza corresponden a ciudadanos de Venezuela o clientes que reportaron vivir en el país, lo que hace de la venezolana la campeona entre 120 nacionalidades incluidas en la data de los Suisse Secrets. En la lista criolla despuntan decenas de nombres relacionados con esquemas de corrupción.
Una cuenta en el Credit Suisse tuvo entre 2007 y 2017 como signatarios a Luis Alfonso de Borbón -bisnieto de Francisco Franco, pretendiente a la corona francesa, y señuelo viviente para clientes adinerados del Grupo BOD-, y su esposa, Margarita Vargas, hija de Víctor Vargas, ‘el banquero de Chávez’. Su saldo se vinculaba a una empresa constituida en Panamá, que compartía con otra compañía de la misma pareja, pero en España, el origen de los fondos: las mesadas millonarias que el magnate venezolano destinaba a su yerno e hija.
Los datos obtenidos en la filtración de los 'Suisse Secrets' revelan que más de dos docenas de ciudadanos venezolanos, vinculados a cuatro tramas de corrupción en Pdvsa, acumularon activos por al menos 273 millones de dólares en 25 cuentas abiertas en Credit Suisse entre 2004 y 2015, fondos procedentes de negociados turbios con la principal empresa del Estado. De esas cuentas, una docena constituyen hallazgos que hasta ahora no se reportaban en los documentos judiciales sobre los casos.
Aunque Credit Suisse, segundo mayor banco de la federación helvética, lleva dos décadas prometiendo erradicar el dinero sucio de sus bóvedas, la filtración de los Suisse Secrets revela que el banco conservó los fondos de clientes de alto riesgo de todo el planeta por años. Credit Suisse pudo haberse dado cuenta de los problemáticos antecedentes de estos individuos, en ocasiones, con una sencilla búsqueda en Google. Pero no tuvo problemas para abrirles cuentas y mantenerlas por años.
Se revela que las únicas visas doradas concedidas por Portugal a venezolanos hasta 2014 -destinadas a inversionistas en inmuebles- fueron compradas con dinero de sobornos del Banco Espirito Santo y Odebrecht para dos altos funcionarios, el ex ministro Haiman El Troudi y un ejecutivo de Pdvsa, Abraham Ortega. En realidad, fueron a dar a venezolanas: las esposas de cada uno de ellos. Desde entonces el banco y Odebrecht cerraron sus puertas; Ortega fue sentenciado en Florida; pero El Troudi se hizo diputado y bloguero.
El primer gran negocio del empresario colombiano en Venezuela no solo dejó muestras de las que serían sus prácticas irregulares del futuro -amaños cambiarios, precios inflados, palancas en el gobierno-, sino que quedó inconcluso. Entregó menos de cuatro de cada 100 viviendas de un proyecto habitacional en el estado Carabobo, que había facturado a precio de oro. El monte, los invasores y el olvido ahora amenazan la obra, iniciada hace una década y abandonada a medio hacer.
El potencial caso de evasión de impuestos en la compra de obras de arte por 27 millones de dólares por parte de Isaac Sultán Cohén, empresario que hizo fortuna al controlar los almacenes de los principales puertos venezolanos en la primera década del chavismo, no desembocó en una acusación contra el magnate criollo. Por el contrario, su testimonio es la base para una demanda del Estado de Nueva York contra la famosa casa de subastas Sotheby´s, que también expone la actuación presuntamente irregular de una especialista venezolana en el mercado artístico.
Más nombrables que imputables o al menos visibles, Luis Alfonso e Ignacio Enrique han construido su propia leyenda aparte del historial mantuano de su familia. Si hablaran, serían piezas claves para conocer cómo se manejó el mercado financiero venezolano durante el control cambiario y por qué este dio lugar a nuevas e inmensas fortunas. Pero su reticencia a mostrarse en medios quedó provisionalmente rota por una disputa por un yate en Miami y documentos de sus offshore.
Bancamiga ha tenido un crecimiento que se puede calificar de ‘explosivo’ en el, eso sí, minúsculo sector financiero venezolano. Buena parte de su expansión ha tenido lugar después de las sanciones emitidas por Washington contra Samark López, un punto de inflexión por el que dos allegados del cuestionado empresario, José Chacín Bello y Ariel Martínez fueron a dar -aunque en momentos distintos- a ese banco, uno como gran accionista, el otro como alta autoridad ejecutiva. Contra lo que eso pueda insinuar, el banco y el propio López niegan que existan vínculos entre ellos.
Con cámaras de TV y redes de delatores, se ha impuesto una política de espionaje a los controladores que ordenan el tránsito de los aviones que aterrizan y despegan del principal aeropuerto del país. Algunos secretos e irregularidades están en resguardo en medio de un clima permanente de cacería de brujas. Dos empleados ya han sido sometidos a un juicio interminable y cuestionable como demostración de la suerte que aguarda a quien no desee someterse a un sistema que, más que la seguridad aérea, procura el silencio.
Argentino, fue ministro de Planificación Federal entre 2003 y 2015, durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner. En la práctica actuaba como un superministro para las relaciones comerciales con Venezuela.
Ejecutivo del Grupo Techint. Reconoció en 2018 ante la justicia argentina que desde el Ministerio de Planificación Federal de ese país, entonces a cargo de Julio de Vido, les habían pedido dinero para que el gobierno argentino intercediera ante Hugo Chávez para preservar al personal que trabajaba en Sidor cuando se ordena la reestatización.
Techint. Reconoció en 2018 ante la justicia argentina que desde el Ministerio de Planificación Federal de ese país, entonces a cargo de Julio de Vido, les habían pedido dinero para que el gobierno argentino intercediera ante Hugo Chávez para preservar al personal que trabajaba en Sidor cuando se ordena la reestatización.
Siderúrgica del Orinoco (Sidor) fue fundada en 1962 por el Estado venezolano, para servir como una gran industria para la transformación de los minerales de Guayana. Fue privatizada en 1997, en el gobierno de Rafael Caldera, cuando Ternium adquirió 60% de las acciones. Otro 20% quedó en manos del Estado y el restante pertenecía a los trabajadores. En 2008 fue reestatizada por Hugo Chávez.
En 1997 adquirió la mayoría de las acciones de la estatal venezolana Sidor, conociéndose esta alianza -desde entonces y hasta 2008- como Ternium-Sidor, hasta que Hugo Chávez anunció su reestatización en mayo de 2008. La empresa llegó a sobornar a funcionarios del gobierno argentino de entonces para que intercedieran ante Caracas y consiguieran que sus ejecutivos pudieran salir a salvo de Venezuela.
Empresario argentino, Presidente Ejecutivo de Ternium (siderúrgica del Grupo Techint de Argentina). Entre 2005 y 2008 trabajó en Venezuela, como director comercial de Sidor (Siderúrgica del Orinoco), cuando esta empresa contaba con la mayoría accionaria de Ternium. Abrió una cuenta en el Credit Suisse en 2005, cuando recién comenzaba su trabajo en Venezuela.
Segundo banco más importante de Suiza, fundado en 1856, convertido en uno de los más importantes del mundo. Durante décadas -y hasta el año 2015- ofreció a sus clientes la aplicación de las leyes del secreto bancario suizo. Es el protagonista de la investigación periodística Suisse Secrets, trabajada por 48 medios de todo el mundo a partir de la filtración de 18.000 cuentas del Credit Suisse, abiertas entre 1940 y 2010. La entidad fue usada por corruptos venezolanos para esconder sus fortunas.