¿Has sentido más calor en tu ciudad? ¿Te has preguntado si es normal que llueva tanto por tu zona? ¿Te has hecho preguntas sobre las olas de calor que vivieron en Europa durante este verano? Si respondiste que sí a alguna de las preguntas, entonces, seguro también has tenido dudas sobre el cambio climático.
Hay más de 90.000 estudios científicos que confirman que el cambio climático anda ocurriendo en la Tierra y que es producto de la actividad humana. Sus efectos van mucho más allá de solo un aumento en la temperatura o la frecuencia de las lluvias, pero aun así es fácil encontrarse con videos, posts e, incluso, noticias que niegan el fenómeno.
“La gran mayoría de las narrativas falsas difunden mensajes que ponen en duda la existencia del cambio climático, que la humanidad es la causante del cambio climático y eso lleva a la inacción de la ciudadanía. Estos mensajes son renuentes a la evidencia científica, pero son muy potentes” explicó Fermín Koop, periodista argentino especializado en la cobertura de cambio climático, en entrevista para Efecto Cocuyo.
La primera barrera que enfrenta la ciudadanía para comprender el alcance de lo que es el cambio climático es que las explicaciones están bajo una pila de papers científicos en su mayoría escritos en inglés, en informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (Ipcc) que cuentan con más de 400 páginas y en las palabras de científicos que, pocas veces, tienen sus propios canales de comunicación en las redes sociales.
En cambio, una búsqueda en YouTube hace tropezar a cualquiera con videos que hablan de que no hay necesidad de abandonar al petróleo como la gran fuente de energía en el mundo y que la pérdida de hectáreas de la Amazonía por la deforestación puede recuperarse en un par de años. Estos mensajes falsos tienen una clave común: huyen de la evidencia científica.
Acceder a las horas de videos que siembran más dudas sobre el cambio climático es mucho más sencillo que entender la evidencia científica producida por biólogos, geógrafos, físicos y climatólogos. En especial en sociedades como las venezolanas que se informan en su mayoría a través de las redes sociales.
“Es común que cuando le preguntas a alguien que dónde se enteró de algo, responda que en Instagram. En Venezuela tenemos una red muy importante de noticieros falsos en Instagram, que luego distribuyen esos mismos falsos contenidos de forma coordinada en Twitter y en YouTube. Esos son los canales que más se usan para esparcir rumores, desinformación u odio en las comunidades” detalló Adrián González, director de la red de Cazadores de Fake News que es un movimiento voluntario contra la desinformación en Venezuela, en entrevista para Efecto Cocuyo.
Los casos de hechos engañosos y de desinformación sobre el ambiente son pocos en el ecosistema digital venezolano. En Cazadores de Fake News apenas tienen un manojo de reportes que aluden a videos que hablan de derrames petroleros pero que no correspondían a la fecha del evento. Aunque sí se pudo comprobar con imágenes satelitales que en ese momento había ocurrido una fuga de petróleo en las costas venezolanas.
La mayoría de los mensajes de desinformación climática, sin embargo, no solo son expresiones de personas comunes que no leyeron y comprendieron la evidencia científica. En las redes sociales también existe una gran cantidad de videos falsos puestos en circulación por actores interesados en que la ciudadanía no haga ningún cambio en sus rutinas diarias.
“En América Latina todavía no se entiende a la desinformación climática como un problema. En los Estados Unidos y Europa hay análisis sobre el rol de las empresas de combustibles fósiles que destinaron dinero para campañas de desinformación en numerosos países” apuntó Koop, quien también es autor de la guía “¿Cómo cubrir las noticias sobre cambio climático sin promover la desinformación?” junto a Nira Dinerstein.
A estas campañas empresariales también hay que sumarle los mensajes de otras compañías en diferentes industrias que exageran o engañan sobre su compromiso ambiental, un proceso que en inglés se conoce como greenwashing.
Sin hablar de las afirmaciones hechas por los políticos latinoamericanos, que muchas veces buscan exaltar sus medidas de adaptación al cambio climático, mientras todavía impulsan prácticas como la quema de petróleo, gas o carbón en sus países.
Al final, la desinformación climática es solo un obstáculo que impide sumarse a las acciones que hacen falta para proteger el ambiente. Porque las consecuencias como una menor producción de alimentos en el llano venezolano y la diseminación del dengue o la malaria en zonas poco comunes del país ya comienzan a sentirse de a poco.
Foto principal: Unsplash | Li-An Lim
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Hay más de 90.000 estudios científicos que confirman que el cambio climático anda ocurriendo en la Tierra y que es producto de la actividad humana. Sus efectos van mucho más allá de solo un aumento en la temperatura o la frecuencia de las lluvias, pero aun así es fácil encontrarse con videos, posts e, incluso, noticias que niegan el fenómeno.
“La gran mayoría de las narrativas falsas difunden mensajes que ponen en duda la existencia del cambio climático, que la humanidad es la causante del cambio climático y eso lleva a la inacción de la ciudadanía. Estos mensajes son renuentes a la evidencia científica, pero son muy potentes” explicó Fermín Koop, periodista argentino especializado en la cobertura de cambio climático, en entrevista para Efecto Cocuyo.
La primera barrera que enfrenta la ciudadanía para comprender el alcance de lo que es el cambio climático es que las explicaciones están bajo una pila de papers científicos en su mayoría escritos en inglés, en informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (Ipcc) que cuentan con más de 400 páginas y en las palabras de científicos que, pocas veces, tienen sus propios canales de comunicación en las redes sociales.
En cambio, una búsqueda en YouTube hace tropezar a cualquiera con videos que hablan de que no hay necesidad de abandonar al petróleo como la gran fuente de energía en el mundo y que la pérdida de hectáreas de la Amazonía por la deforestación puede recuperarse en un par de años. Estos mensajes falsos tienen una clave común: huyen de la evidencia científica.
Acceder a las horas de videos que siembran más dudas sobre el cambio climático es mucho más sencillo que entender la evidencia científica producida por biólogos, geógrafos, físicos y climatólogos. En especial en sociedades como las venezolanas que se informan en su mayoría a través de las redes sociales.
“Es común que cuando le preguntas a alguien que dónde se enteró de algo, responda que en Instagram. En Venezuela tenemos una red muy importante de noticieros falsos en Instagram, que luego distribuyen esos mismos falsos contenidos de forma coordinada en Twitter y en YouTube. Esos son los canales que más se usan para esparcir rumores, desinformación u odio en las comunidades” detalló Adrián González, director de la red de Cazadores de Fake News que es un movimiento voluntario contra la desinformación en Venezuela, en entrevista para Efecto Cocuyo.
Los casos de hechos engañosos y de desinformación sobre el ambiente son pocos en el ecosistema digital venezolano. En Cazadores de Fake News apenas tienen un manojo de reportes que aluden a videos que hablan de derrames petroleros pero que no correspondían a la fecha del evento. Aunque sí se pudo comprobar con imágenes satelitales que en ese momento había ocurrido una fuga de petróleo en las costas venezolanas.
La mayoría de los mensajes de desinformación climática, sin embargo, no solo son expresiones de personas comunes que no leyeron y comprendieron la evidencia científica. En las redes sociales también existe una gran cantidad de videos falsos puestos en circulación por actores interesados en que la ciudadanía no haga ningún cambio en sus rutinas diarias.
“En América Latina todavía no se entiende a la desinformación climática como un problema. En los Estados Unidos y Europa hay análisis sobre el rol de las empresas de combustibles fósiles que destinaron dinero para campañas de desinformación en numerosos países” apuntó Koop, quien también es autor de la guía “¿Cómo cubrir las noticias sobre cambio climático sin promover la desinformación?” junto a Nira Dinerstein.
A estas campañas empresariales también hay que sumarle los mensajes de otras compañías en diferentes industrias que exageran o engañan sobre su compromiso ambiental, un proceso que en inglés se conoce como greenwashing.
Sin hablar de las afirmaciones hechas por los políticos latinoamericanos, que muchas veces buscan exaltar sus medidas de adaptación al cambio climático, mientras todavía impulsan prácticas como la quema de petróleo, gas o carbón en sus países.
Al final, la desinformación climática es solo un obstáculo que impide sumarse a las acciones que hacen falta para proteger el ambiente. Porque las consecuencias como una menor producción de alimentos en el llano venezolano y la diseminación del dengue o la malaria en zonas poco comunes del país ya comienzan a sentirse de a poco.
Foto principal: Unsplash | Li-An Lim