¿Tienes poco tiempo? Lee los hallazgos para entender la importancia de diferenciar términos como “epidemia” y “pandemia”:

  • Pandemia no es sinónimo de gravedad: se define por la expansión geográfica y la transmisión comunitaria de enfermedades, no por el número de muertes
  • Muchos “nuevos virus” no lo son: brotes estacionales o conceptos mal usados suelen reciclarse como alarmas falsas en redes sociales
  • Existen epidemias y pandemias sin contagio: obesidad, diabetes, vapeo y trastornos de salud mental cumplen criterios epidemiológicos por su crecimiento sostenido y alcance global

En momentos de incertidumbre sanitaria, como la viralización de la falsa pandemia por súper gripe H3N2, las redes sociales suelen mezclar términos que no significan lo mismo. Epidemia no es pandemia, un virus no es una infección, y usar estos conceptos de forma incorrecta puede amplificar el miedo, promover teorías de conspiración y dificultar respuestas de salud pública. 

A principio de este año 2025 circularon contenidos virales que anunciaban «nuevas pandemias» sin fundamento, los cuales llegaron a nuestro chatbot  La Tía del WhatsApp, que también se encuentra en Telegram, como la falsa pandemia por virus metapneumovirus amplificada por el desinformador y conspiranoico Karles Toráh, conocido como Mr. Tartarian, tras un brote que hubo en enero de 2025 en China. Sin embargo, en Cocuyo Chequea aclaramos que este virus fue detectado en 2001, y desde entonces el repunte de casos suele darse en invierno y primavera, con síntomas leves. 

Algo similar ocurrió con un audio que advertía sobre la “flurona” en Venezuela, una supuesta nueva variante del Covid-19. El audio que fue difundido en el 2020 por un reconocido médico venezolano, recirculó en 2024 y enero de 2025 como si fuera una novedad. Y aunque esta infección sí existe, como explicamos acá, el flurona no es una variante del Covid-19 ni un nuevo virus, como afirmaba el texto que acompañaba el audio, pues en realidad, es un neologismo para hablar de pacientes que tienen una coinfección de gripe y Covid-19.

Dado que estos contenidos desinformativos que confunden definiciones epidemiológicas afectan la salud pública, generando alarmismo, promoviendo uso de supuestas curas milagrosas (que pueden ser riesgosas) y creando desconfianza institucional en organismos de salud, en Cocuyo Chequea explicamos estos conceptos, desmentimos confusiones comunes y ayudamos a que interpretes mejor la información.

Este chequeo es el resultado del apego riguroso a nuestra metodología de verificación, tras el análisis y contraste con las evidencias disponibles y no representa opiniones o juicios de valor, tal como lo establecemos en nuestra Política de Neutralidad y Apartidismo, en la que advertimos las limitaciones al ejercicio del periodismo en Venezuela. Así que te contamos los detalles.

Brote, epidemia, pandemia y endemia

Brote, epidemia, pandemia y endemia son términos que refieren la escala poblacional a la que afecta una enfermedad en específico. Para definirlos, hemos tomado conceptos del diario Gaceta Médica, especializado en información sanitaria y de salud; de la Fundación Americana del Hígado (ALF); la American Lung Association (ALA); organización contra las enfermedades pulmonares; y en el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), los cuales se basan en la Organización Mundial para la Salud (OMS).

  • El brote epidémico hace referencia al origen repentino de alguna afección de salud, que afecta a las personas de un lugar específico y en un momento determinado. El rasgo característico de un brote, es que se limita a una localidad o área geográfica específica en un mismo período de tiempo.

Como “cuando se produce una intoxicación alimentaria provocando que aparezcan casos durante dos o tres días. Otro ejemplo son los brotes de meningitis o sarampión que pueden llegar a extenderse dos o tres meses”, ejemplifica Gaceta Médica.

Un brote puede generar una epidemia cuando las enfermedades, lesiones u otras afecciones de salud se propagan rápidamente entre personas dentro y fuera de una localidad.

Acá puedes ver una lista de los últimos brotes epidémicos en el mundo de la OMS.

  • La epidemia, parecido al brote, se define por tener casos de afecciones de salud en una población pequeña. Sin embargo, se decreta cuando hay un aumento repentino y superior al número de casos esperados de una enfermedad en una comunidad, prevaleciendo en el tiempo, lo que puede generar que la afección se propague en distintas comunidades y/o afectar a toda un área geográfica.

Muchas epidemias pueden controlarse y no propagarse a nivel mundial, como es el caso de enfermedades como el “cólera, sarampión, malaria, mpox, desnutrición asociada a brotes, meningitis, fiebre tifoidea, dengue, enfermedad del sueño (tripanosomiasis humana africana) y otras patologías transmisibles”, que afectan constantemente a comunidades vulnerables en materia de salud, como explica la oenegé Médicos Sin Frontera (MSF).

  • La pandemia, seguro es el término que más has escuchado desde el año 2020 tras la declarada por el surgimiento del Covid-19. Como puedes suponer, la pandemia requiere que una afección de salud tenga casos en distintos países y/o continentes, afectando a una gran parte de la población internacional. 

Para que se decrete pandemia, Gaceta Oficial explica que se deben cumplir dos criterios: “epidémico afecte a más de un continente y que los casos de cada país ya no sean importados sino provocados por trasmisión comunitaria”.

Por ejemplo, el Covid-19 se consideró una epidemia cuando se localizó netamente en China, pero al detectarse casos en otros países y darse contagios “contagios comunitarios en más de un continente se convierte en pandemia”, según explica Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos.

Este es el caso de enfermades como la gripe estacional (influenza), la cual es común en las temporadas de invierno. Según el gobierno de Nueva York, esta enfermedad es más común en los meses de otoño e invierno (septiembre a diciembre), alertando que “Cada año, unos 2000 neoyorquinos mueren de la gripe estacional y de neumonía, que puede desarrollarse como complicación de la gripe”. Sin embargo, los ciudadanos tienen la responsabilidad de vacunarse anualmente para evitar complicaciones con esta enfermedad. 

Epidemias y pandemias silenciosas

Aunque se puede pensar que las epidemias y/o pandemias tengan causas netamente en enfermedades contagiosas, actualmente hay condiciones de salud como la obesidad, la diabetes, las enfermedades respiratorias causadas por la adicción al vapeo e incluso enfermedades que afectan la salud mental, que se consideran epidemias o incluso “pandemias silenciosas” porque cumplen con el criterio epidemiológico central: aumentan de forma acelerada, sostenida y por encima de lo esperado en una población, afectando a millones de personas en múltiples regiones del mundo.

Aunque estos diagnósticos no son contagiosos, se propagan por otros mecanismos sociales y estructurales: hábitos alimentarios, entornos urbanos, publicidad agresiva, factores económicos, falta de regulación, desigualdad, estrés y acceso limitado a servicios de salud.

Por eso organismos como la OMS, INH, CDC y revistas médicas las clasifican como epidemias modernas: no se transmiten por un virus, pero sí se expanden masivamente, generan carga global de enfermedad, avanzan de forma silenciosa y producen impactos sanitarios comparables, o mayores, a los de muchas enfermedades infecciosas.

  • Si bien los trastornos de salud mental pueden pasar desapercibidos por creencias sociales o tabúes al respecto, tal como explicamos acá, trastornos como la ansiedad y la depresión son cada vez más comunes en la población mundial.

En datos de agosto de 2025, la OMS determinó que más de mil millones de personas en el mundo padecen algún trastorno de ansiedad, “siendo la segunda cause de discapacidad prolongada”.

Basándose en conclusiones de dos informes del índices mundiales de salud de 2024, la OMS explica que si bien muchos países han invertido en políticas y programas de salud mental, estos trastornos afectan cada vez más a personas de todas las edades y todos los niveles de ingreso, generando una pérdida en el número de años de vida saludable, e incrementando los gastos en atención de salud para las personas y las familias afectadas.

Como explica el medio periodístico de análisis académico, The Conversation, “Este aumento no es solo un problema de salud, sino también un desafío económico y social que amenaza con colapsar los sistemas sanitarios y afectar la productividad global”.

  • Para el año 2022, 830 millones de personas vivían con diabetes, según la OMS. Actualmente se calcula que alrededor de 6,7 millones de personas mueren de diabetes anualmente, siendo una de las 10 principales causas de muerte en el mundo, según el ranking de la OMS del 2021, ya que esta enfermedad acarrea otras condiciones como enfermedades renales y cardiovasculares.

Aunque esta enfermedad se identificó por primera vez en el año 2019, cuando fue tendencia usar los cigarrillos electrónicos por ser supuestamente más saludables que un cigarrillo convencional, entre los años 2019 y 2020 se generó un brote epidémico en distintas partes del mundo, como Estados Unidos, la cual tuvo casi 3 mil casos de personas fallecidas o en cuidados intensivos por estas condiciones respiratorias.

Por qué confundir estos términos alimenta la desinformación

Tras la pandemia de Covid-19, tanto la Organización Panamericana de Salud (OPS) como la OMS, advirtieron de una pandemia aún más riesgosa: la infodemia, dada por la sobreoferta de información disponible en internet, redes sociales y hasta en entornos físicos, las cuales incluyen información falsa o engañosa.

“Una infodemia puede intensificar o alargar los brotes cuando las personas no están seguras de lo que deben hacer para proteger su salud y la de las personas que las rodean”, explica la OMS, ya que la información engañosa o falsa puede generar confusión y conductas riesgosas, como la toma de medicamentos alternativos, que pueden perjudicar la salud. Además, erosiona la confianza en las autoridades sanitarias.

Dada la infodemia, ocasionada por la sobreoferta informativa en torno a la pandemia de Covid-19, se creó la infodemiología, definido como el estudio de la información disponible sobre determinados problemas de salud, con el objetivo de saber cómo gestionarla y verificarla para que la audiencia no sea víctima de desinformación sanitaria.

Tú puedes ayudar a frenar la desinformación

Por ello, la OMS recomienda siete pasos a seguir, los cuales se alinean a los pasos que sugerimos para verificar contenido y evitar caer en la ola desinformativa con el objetivo de analizar sobre qué y en quién creer:

  1. Evalúa la fuente: pregúntate ¿Quién compartió la información contigo y de dónde la obtuvieron? Analiza si el perfil en redes sociales que compartió el contenido es auténtico, revisando qué tipo de contenido ha publicado recientemente. 

En el caso de páginas web, es recomendable comprobar secciones como “Quiénes somos” o “Contacto”, donde debería aparecer información básica sobre el sitio y sus canales oficiales de comunicación.

Además, hay señales evidentes que indican que una fuente no es confiable, como diseños sobrecargados o con stickers, errores de ortografía y gramática, así como el uso exagerado de mayúsculas o signos de exclamación.

  1. Lee más allá de los titulares: Como hemos explicado anteriormente, los titulares pueden ser intencionalmente sensacionalistas o provocativos para obtener una gran cantidad de clics (clickbait, una estrategia que garantiza que haya alto tráfico). Por ello, es importante leer el artículo completo y buscar información complementaria en páginas de organizaciones oficiales que constaten la información. 
  1. Identifica al autor y sus declaraciones: Busca el nombre del autor en línea para ver si es real o creíble. En Cocuyo Chequea hemos determinado que las desinformaciones de salud suelen basarse en declaraciones reales pero malinterpretadas, como es el caso de la falsa pandemia de VIH inmediata que se generaría este 2025 por el recorte de fondos, que en realidad fue una proyección de Winnie Byanyima, directora ejecutiva de OnuSida, donde advertía que si no se restituía el financiamiento, las infecciones podrían multiplicarse y las muertes aumentar hasta diez veces en los próximos años. 
  1. Consulta la fecha: Al toparse con información de salud, pregúntate ¿Es esta una historia reciente? ¿Está actualizado y es relevante para los acontecimientos actuales? ¿Se ha utilizado un titular, una imagen o una estadística fuera de contexto?, ya que la desinformación suele descontextualizar hechos reales, como sucedió con una cadena de WhatsApp con una historia real que advertía la muerte de una niña por picadura del escorpión Isabelceciliae. Sin embargo, el caso verdadero ocurrió en 1997 y la especie fue identificada en 2001, por lo que esta desinformación que circula desde el año 2005, citaba hasta a tres médicos e investigadores ya fallecidos.
  1. Examina la evidencia de respaldo: Las historias de salud suelen respaldarse en citas de supuestos expertos, enlaces a estadísticas o estudios para ser creíbles, pero es fundamental verificar que los expertos sean confiables y que los enlaces realmente respalden la historia, ya que, por ejemplo, con la supuesta pandemia de VIH que se avecinaba este año, en México se tergiversaron tablas oficiales con casos acumulados de los últimos 10 años, presentándolas como si fueran “casos nuevos de este año”.
  1. Comprueba tus sesgos: En Cocuyo Chequea hemos explicado como las emociones y los sesgos cognitivos te hacen vulnerable a la desinformación, pues todas las personas tienen creencias o prejuicios que influyen en la percepción de los hechos. Por ello, es bueno cuestionarse qué sensaciones y/o emociones te genera el contenido que estás visualizando, ya que la desinformación suele ser alarmista para incentivar su rápida difusión. 
  1. Consulta a los verificadores de información: En caso de dudar sobre la veracidad de un contenido, puedes consultar a nuestro chatbot de verificación, La Tía del WhatsApp, que también puedes contactar en Telegram, y/o consultar las páginas oficiales de organizaciones de salud como la OMS.

Conclusión

Confundir términos como brote, epidemia y pandemia no es un error menor: alimenta el alarmismo, distorsiona el riesgo real y facilita la circulación de desinformación sanitaria, tal como comprueba nuestra metodología de verificación

Los casos de desinformación sanitaria analizados por Cocuyo Chequea, desde falsas “nuevas pandemias” hasta cadenas recicladas, evidencian cómo contenidos fuera de contexto o con malinterpretaciones pueden generar confusión, promover conductas riesgosas y erosionar la confianza en las autoridades sanitarias. 

Es importante mencionar que, ante el alarmismo sanitario por brotes y/o epidemias de ciertas enfermedades, existen otras condiciones de salud que avanzan de forma silenciosa y sostenida, como la obesidad, la diabetes o algunos trastornos de salud mental, que cumplen criterios epidemiológicos sin ser contagiosas, lo que refuerza la necesidad de usar el lenguaje con precisión.

Ante una infodemia persistente, verificar definiciones, contrastar fuentes oficiales y atender el contexto es clave para tomar decisiones informadas y no amplificar narrativas engañosas. Por ello, te invitamos a consultar a nuestro chatbot de verificación, La Tía del WhatsApp, que también puedes contactar en Telegram.