EFE/EPA/STR

El reformista Masud Pezeshkian se impuso en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Irán y se convertirá en el próximo presidente del país, informó la Comisión Electoral iraní.

Pezeshkian, cirujano cardiaco de 69 años, logró un 53,6 % de los votos frente al ultraconservador Saeed Jalili con un 44,3 %, en unas elecciones que tuvieron una participación del 49,9 % con 30.573.931 de votos.

“De esta manera, el señor Masud Pezeshkian es el ganador de las decimocuartas elecciones presidenciales de la República Islámica de Irán”, anunció el portavoz de la Comisión Electoral iraní, Mohsen Eslami, en una rueda de prensa televisada.

El exministro de Sanidad y parlamentario se convertirá en el noveno presidente en la historia de la República Islámica de Irán y sucederá al ultraconservador Ebrahim Raisí, fallecido en un accidente de helicóptero en mayo.

El presidente electo de Irán era un político poco conocido al comienzo de la campaña, pero ha ido ganando popularidad con un mensaje de moderación, acercamiento a Occidente y críticas al velo.

Ha logrado aunar el voto de descontento con las políticas de Raisí, bajo cuyo gobierno aumentó la represión social y política, al tiempo que su campaña ha alimentado el miedo a Jalili, un ultraconservador con reputación de “intransigente”.

Pezeshkian se convertirá en el primer presidente reformista, grupo político que busca cierta apertura del país, en años en el país en un momento de fuertes tensiones regionales por la guerra en Gaza, pero también dentro del país por políticas como la imposición del velo y la falta de libertades.

El presidente iraní tiene capacidad de decisión en cuestiones nacionales y en menor medida en política exterior y de seguridad en Irán, donde el líder supremo, Ali Jameneí, ejerce de jefe de Estado con bastos poderes.

En las elecciones también estaba en juego la participación de los 61 millones de iraníes llamados a las urnas y votó un 49,8 % del electorado, lo que supone una mejora respecto al 39,9 % de la primera vuelta.

Ese 39,9 % supuso el récord de abstención en la historia de la República Islámica de Irán, que siempre ha dado mucha importancia a la participación como prueba del apoyo popular y de su legitimidad.

Ese baja participación puso de manifiesto el descontento de una parte importante de la población con el sistema político establecido por el ayatolá Ruholá Jomeiní en 1979. 

Jomeini el gran perdedor

El grupo opositor Consejo Nacional de Resistencia de Irán (CNRI) afirmó este sábado que el líder supremo iraní, Ali Jameneí, es el «perdedor estratégico» de las elecciones presidenciales celebradas el viernes en el país, que tacharon de «farsa» electoral» y en los que ganó el reformista Masud Pezeshkian.

En un comunicado, el CNRI, que tiene su sede en Francia, recordó que ve «con buenos ojos» que Jameneí permita a Pezeshkian asumir la presidencia, aunque sea «con millones de votos fraudulentos», ya que su elección puede ser una «grieta» para allanar «el camino para un levantamiento» y para «romper los lazos que mantienen unido al régimen».

«El sistema está agujereado desde dentro -agregaron las fuentes- y los lobos se destrozan unos a otros».

Sobre el presidente electo, sin embargo, esta entidad asociada al conocido como movimiento de los ‘muyahidines’ resaltó que, aunque la elección de Pezeshkian pueda abrir un nuevo capítulo, él mismo ha dicho que Jameneí «establece todos los planes y políticas» y que desviarse de ellos es su «línea roja».

Así lo había matizado también la presidenta del CNRI, Maryam Rajavi, en una cumbre de miembros de la resistencia iraní celebrada en Berlín entre el 29 de junio y el 1 de julio pasados.

Si el nuevo presidente «no tiene intención de continuar el camino» de su antecesor, Ebrahim Raisí -fallecido en un accidente en mayo-, «debe abolir el hiyab obligatorio, disolver las patrullas que reprimen a las mujeres, liberar a los presos políticos y eliminar la pena de muerte», reivindicó hoy Rajavi en la red social X.

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