La tuberculosis sigue siendo la enfermedad más letal en la cárcel
En los calabozos se registraron 17 muertes por enfermedades durante 2023

La organización no gubernamental Una Ventana a la Libertad (UVL) reportó que el hacinamiento en los centros de detención preventiva del país durante el año 2023 fue de 189,31%, un 13%, más que durante 2022, cuando se registró la cifra de 176.2%.

La ONG, que defiende los derechos humanos de la población reclusa del país, destacó, este jueves 8 de febrero al presentar su informe anual, que durante el primer semestre del año pasado se monitorearon 282 calabozos policiales y durante el segundo se analizaron 293 centros de detención.

De acuerdo con la presentación, moderada por la periodista Angélica Lugo y donde participaron Carlos Nieto Palma, director general de la ONG; Magaly Huggins, psicóloga social y coordinadora de investigación de UVL, y la periodista Ronna Rísquez, en el primer semestre del 2023 la población masculina reclusa en los calabozos policiales era de 20.886 detenidos, aun cuando la capacidad instalada de estos espacios es de 10.842 cupos.

En el segundo semestre de ese año la población masculina se contabilizó en 17.481 detenidos para una capacidad instalada de 9.234 cupos.

La población femenina en los centros de detención durante el primer semestre fue de 1.773 detenidas y en la segunda mitad de año aumentó a 2.028, para una capacidad instalada de 213 cupos.

Los datos suministrados por UVL indican que las mujeres dentro de los calabozos policiales tienen un hacinamiento de 832,39%.

“Las mujeres tiene un peor hacinamiento que los hombres”, recalcó Magaly Huggins durante su intervención.

Muertes en prisión

A través del informe, la ONG aseguró que al menos 17 personas recluidas en centros de detención preventiva fallecieron por razones de salud: ocho de ellas durante el primer semestre del año y nueve durante la segunda mitad de 2023.

La organización también informó que el año pasado se contabilizaron cinco casos de suicidios en los calabozos policiales del país.

En cuanto a las cárceles, prisiones o internados judiciales, la ONG explicó que la precariedad es similar y que en los recintos penitenciarios murieron 19 hombres: ocho por tuberculosis, siete por complicaciones pulmonares/ respiratorias, uno por hemorragia digestiva, uno por meningitis, uno por paludismo y otro por un tumor cerebral.

En las cárceles murieron tres mujeres: una por tuberculosis, una por cáncer y la última por desnutrición.

Enfermedades

Aún la tuberculosis es la enfermedad infectocontagiosa que más persiste entre la población reclusa venezolana. Además, se expande con facilidad por el nivel de hacinamiento, ya que las celdas no tienen suficiente ventilación y carecen de agua potable.

“Tener a los presos de manera permanente en los centros de detención preventiva es una locura, pero esa es la realidad. Los calabozos albergan la mayor cantidad de presos en Venezuela”, lamentó Carlos Nieto Palma.

Al detallar las enfermedades que afectan a los presos de los calabozos policiales en el país, se encontraron los siguientes casos durante el primer semestre de 2023: tuberculosis: hombres afectados 318, mujeres 14 casos; escabiosis (sarna), hombres afectados 660 casos, mujeres 43 casos.

Mientras que de gripe se contagiaron 1.019 hombres y 33 mujeres. En los calabozos policiales al menos 17 hombres padecieron de Covid 19 y dos mujeres dieron positivo a la enfermedad respiratoria.

Durante el primer semestre del año 2023 se contabilizaron 44 hombres con VIH, mientas que una mujer dio positivo a la condición.

Para el segundo semestre del año pasado registraron 338 casos de tuberculosis en hombres y 15 casos en mujeres. Los afectados por escabiosis en hombres fueron 572 y 21 mujeres. La gripe en hombres se redujo a 803 casos en comparación con el primer semestre y en mujeres se contabilizaron 50 casos. Durante este periodo de tiempo se contabilizaron 5 casos de Covid 19 en hombres.

La ONG informó que durante la segunda mitad del año 50 hombres fueron diagnosticados con VIH y dos mujeres dieron positivo.

“En esta emergencia humanitaria compleja las personas privadas de libertad siempre serán las últimas en atenderse”, explicó la periodista Ronna Rísquez.

La investigación señala que en los retenes policiales también se presentan otros trastornos de salud como cáncer de mama, accidentes cerebro vasculares, esquizofrenia, hipertensión, parálisis cerebral, tumores cerebrales, complicaciones respiratorias/pulmonares, infecciones bacterianas y mastitis.

La carencia de baños, la presencia de letrinas improvisadas y la acumulación de heces fecales y basura dentro de las celdas contribuyen a que los detenidos se enfermen con frecuencia. Es evidente que dentro de estos lugares hay una variedad de animales rastreros, además de moscas, zancudos y cucarachas.

Mujeres en calabozos

La investigación resalta la situación de las mujeres recluidas en centros de detención preventiva en Venezuela al cierre del 2023. Según el estudio, un total de 2.028 mujeres se encontraban bajo arresto en estos centros.

UVL revela que, en los centros que monitorea, solo existen 12 calabozos policiales exclusivamente designados para mujeres, mientras que 74 están destinados exclusivamente para hombres.

El resto, es decir, 207 retenes, son mixtos, lo que plantea desafíos adicionales en términos de seguridad y privacidad para las mujeres detenidas.

Un aspecto crítico señalado por UVL es la escasez de suministros básicos para la higiene femenina en los centros de detención. Según el informe, en solo tres centros de detención preventiva a nivel nacional se les proporciona papel higiénico y toallas sanitarias a las mujeres detenidas, lo que refleja una falta de atención a sus necesidades básicas.

La organización también mencionó la situación de las mujeres embarazadas detenidas, quienes no tienen acceso a visitas conyugales y a menudo no reciben la atención médica adecuada. Según los investigadores de UVL, algunas mujeres ingresan ya embarazadas o quedan embarazadas durante su estadía en los calabozos policiales.

Las mujeres detenidas suelen ser alojadas en condiciones precarias, ubicadas en oficinas improvisadas como celdas. Cuando están embarazadas, la atención médica adecuada es insuficiente y solo se las traslada a un centro asistencial cuando se acerca el momento del parto.

Por otra parte, UVL señaló que en los calabozos policiales hay más espacios para la población Lgbtiq+ que para las mujeres, lo que subraya la necesidad de mejorar las condiciones para este grupo vulnerable.

La ONG subrayó el papel crucial de las familias de los detenidos, quienes son los únicos responsables de proporcionar alimentos, ropa, suministros de higiene y hasta traslados en vehículos particulares para aquellos que necesitan atención médica. Madres, esposas, hermanas y concubinas son quienes garantizan la supervivencia básica de los detenidos y detenidas en estos centros precarios.

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