El agua entró de madrugada a las casas e interrumpió el sueño de los habitantes de Cumanacoa el 2 de julio. Fue rápido, se llevó lo que tenía delante. Inundó cuartos, estropeó electrodomésticos y muebles, arrastró personas. Bajo la lluvia, el pueblo se llenó de una gruesa capa de lodo que no permitió distinguir, en la oscuridad, las aceras.

El paso del huracán Beryl, advertido por el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh) y otros organismos internacionales, dejó un desastre en el pequeño valle. El aguacero desbordó el río Manzanares en el municipio Montes, en el estado Sucre, al oriente de Venezuela.

A una semana del desastre, la pestilencia de las aguas negras mezcladas con el barro recorre varios sectores, en los que los trabajadores y afectados deben permanecer con mascarillas. El lugar es un cúmulo de enfado e impotencia hacia la lenta repuesta del Estado a la situación. Oficialmente se reportan seis fallecidos.

«La mayoría de la gente no quiere nada con el gobierno, con sus promesas vacías, promesas que desde hace años no han cumplido y no van a cumplir ahora. Vienen a politizar todo, a grabar y tomar fotos como si esto no fuera un desastre. Aquí mucha gente lo perdió todo y hay sectores en los que la ayuda no llega. Necesitamos soluciones reales no paños de agua tibia», apuntó Yelitza Gómez, residente de Cumanacoa, a Efecto Cocuyo, vía telefónica.

El 5 de julio el ministro de Hábitat y Vivienda, Ildemaro Villarroel, informó que había 360 viviendas en pérdida total y otras 7.990 «con algún tipo de afectación”. En la zona de Las Fraguas, pobladores aseguran que el río desapareció al menos 80 hogares en pocos minutos.

«La gente está cansada, quiere botar todo, dejar todo tirado e irse. No han podido resolver mucho y están preocupados porque se repita el suceso porque ha seguido lloviendo», dijo una residente que pidió permanecer en el anonimato.

Franco Rodríguez, voluntario en el pueblo para apoyar a los perjudicados, contó en llamada telefónica que uno de los lugares que menos sufrió por el desastre fue Barrio Blanco, en comparación con La Fragua y Trincheras, donde decenas de casas se vinieron abajo.

«Los milicianos los avocaron ayer a limpiar las principales calles, donde iba a pasar Diosdado Cabello, con los periodistas, Protección Civil y la policía. Todos los entes gubernamentales que te puedes imaginar estuvieron en Cumanacoa el día de ayer y pasaron por Barrio Blanco. Otras zonas están más afectadas», dijo Rodríguez el 9 de julio.

Diosdado Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), recorrió parte de Cumanacoa el domingo 7 de julio de 2024, dos días antes de que el mandatario Nicolás Maduro visitara la localidad.

Entre protestas y albergues

El 3 de julio, tras las noticias del desastre por lluvias, Maduro creó el Puesto de Comando Presidencial y designó como Autoridad Central y Única en Cumanacoa al mayor general Lockiby Belmonte. Cuatro días después, habitantes protestaron en la avenida principal del pueblo y solicitaron agua y más atención estatal.

«El fin de semana en la calle Ayacucho no estaban llegando las ayudas, como agua, comida y medicinas. Conversamos ahí con una señora que tenía cuatro días sin tomar su medicamento para la tensión, que estaba sola sacando charco, porque ni los milicianos ni los bomberos le habían prestado apoyo. Nosotros le proporcionamos medicamentos», aseguró Franco Rodríguez.

El 6 de julio, los vecinos repudiaron públicamente al gobernador chavista del estado de Sucre, Gilberto Pinto, quien acudió a las zonas afectadas y tuvo que retirarse al cabo de unos minutos.

El presidente del país se tardó al menos siete días en hacer presencia en el sitio. Maduro visitó Cumanacoa este 9 de julio y afirmó que «el municipio Montes va a renacer»:

«Vamos a recuperar todo, casa por casa. Esto tiene que ser un plan especial de recuperación», expresó el Ejecutivo y anunció el lanzamiento del Proyecto Renacer de Cumanacoa Hugo Chávez Frías, para atender el lugar. No precisó cuánto tiempo llevarán las obras ni cómo se compone el plan de reparación de daños.

De acuerdo con el balance preliminar del gobierno, hay más de 1.440 personas en refugio tras las lluvias.

Solo en la escuela Isaías Ruiz de Coronado, en la parroquia San Lorenzo de Sucre, al final de la primera semana de julio se contabilizan 69 personas: 14 mujeres, 16 hombres, 10 niñas, 16 niños y un bebé de 32 semanas, informó Rodríguez.

«El día que estuve allá estaban ingresando a dos familias más. Muchas personas más están afectadas pero tienen familias cerca y prefieren irse donde los familiares que quedarse en albergues», explicó a Efecto Cocuyo.

Promesas incumplidas y un río desbordado

Los residentes de Cumanacoa recuerdan claramente las promesas del fallecido ex presidente Hugo Chávez Frías que, en 2012, acudió a la población en compañía del entonces ministro (hoy preso por corrupción), Tareck El Aissami, y el dirigente chavista Diosdado Cabello.

Ese año el pueblo había sufrido graves daños tras las lluvias causadas por la tormenta tropical Isaac. Se registraron dos muertes, 400 familias afectadas y 35 damnificadas luego del desbordamiento del río Manzanares.

Para esa fecha, año electoral en Venezuela, Chávez prometió la creación de un fondo de 20 millones de bolívares que iba a quedar «a disposición de los consejos comunales», además de la construcción de nuevas viviendas.

Pero de entre todas las garantías y ofrecimientos que hizo el mandatario, la más importante fue la construcción de un muro de contención y un acueducto, así como el dragado del río, un plan que no se llevó a término.

Hasta ahora la falta de fechas precisas y de un proyecto organizado hace que los pobladores de Cumanacoa escuchen con escepticismo los pronunciamientos del Estado. Inicialmente el apoyo de alimentos, agua, comida y ropa provino de organizaciones no gubernamentales y grupos de voluntarios que asistieron rápidamente a la zona, como Franco Rodríguez, cuyos familiares viven en los sectores afectados.

Reúnen ayuda

«Mucha gente ya necesita antimicóticos, porque ya tienen hongos en los pies, hongos en las manos, ampollas», dijo Rodríguez, que permaneció en el pueblo hasta el lunes 8 de julio.

El 5 de julio la Cruz Roja Venezolana anunció que prestó apoyo a más de 300 personas en una jornada de atención primaria en salud, primeros auxilios y entrega de medicamentos. También distribuyó insumos para 400 familias, que incluyen kits de higiene y de limpieza, Jerry can, pastillas potabilizadoras y frazadas.

Cuatro días más tarde, el equipo de voluntarios de Cáritas de la Diócesis de Maturín, llevó unos 2 mil kilos de recursos, entre los que se cuentan comida, calzado, sábanas, artículos de limpieza personal y de aseo personal.

El 10 de julio organizaciones y asociaciones siguen recibiendo donativos para los afectados de Cumanacoa, que continúan entre la desidia y la desatención estatal, a la espera de soluciones eficientes y a corto plazo.

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