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El Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) aseguró que las cárceles donde se albergan mujeres en el país tienen un hacinamiento de 188,84 %, según informaron durante el foro «Mujeres en prisión: Un enfoque diferenciado con perspectiva de género». 

Humberto Prado, director de la ONG, aseguró que la capacidad instalada que tienen los centros de detenciones para mujeres en el país es de 2.154 plazas, pero actualmente hay 2.560 mujeres dentro de las prisiones del país. 

«Muchas veces dicen que los penales no sirven, pero la verdad es que el hacinamiento es el que impide que existan espacios para actividades culturales y deportivas”, aseguró Prado, durante el foro realizado este miércoles 11 de abril, a través de la plataforma Zoom. 

El OVP señaló que el país existe solo una cárcel de mujeres, el Instituto Nacional de Orientación Femenina (Inof), ubicado en Los Teques, estado Miranda. En el resto de Venezuela hay 16 anexos femeninos, que son espacios que adecuaron en cárceles masculinas, pero que en su gran mayoría no cuentan con las condiciones para que una reclusa cumpla su condena. 

«Los anexos femeninos son espacios improvisados en las prisiones masculinas, que no cuentan con un enfoque diferenciado que atienda las necesidades propias de las mujeres», dijo Prado.

El defensor de las personas privadas de libertad resaltó que las mujeres presas en Venezuela no tienen asistencia médica, ni siquiera las que tienen hijos en las cárceles. Prado aseguró que en las prisiones del país no hay espacios dignos para la maternidad. 

Añadió que en el país al menos cuatro cárceles cuentan con medidas provisionales de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), pero que el Estado lamentablemente no hace caso a las recomendaciones emitidas por el ente internacional. 

Mujeres presas en las Américas

Carolina Girón, abogada y defensora de derechos humanos, aseguró durante el foro que en el continente americano la situación de las mujeres presas es alarmante. En la mayoría de los países de esta región no existen estadísticas fiables sobre la situación de reclusión de las mujeres, excepto por Estados Unidos, México y Panamá.

«Es muy grave lo que sucede con las mujeres en prisión, y es realmente preocupante la opacidad de información al respecto. El sistema penitenciario fue creado por hombres y para hombres», aseguró Girón. 

La defensora de DD. HH. recalcó que en el continente la pobreza se paga con cárcel y que la mayoría de las mujeres encarceladas son jóvenes, humildes; muchas son violadas por pares y hasta por el personal penitenciarios.

“Son vigiladas por personal masculino en su desnudez, no hay respeto a su pudor», asevera.

Girón indicó que en el continente las mujeres representan el 8 % de la población carcelaria, excepto por Estados Unidos y El Salvador, que sus poblaciones carcelarias femeninas sobrepasan el 30 %. 

Prisión sin perspectiva de género

Magaly Vásquez, secretaria general de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), quien también formó parte del panel, indicó que en el país no hay un sistema penal concebido con perspectiva de género.

Vásquez señaló que, hoy en día en Venezuela, en el Código Penal existe la permanencia de disposiciones de un derecho sexista cargado de estereotipos. 

«Cuando se trata de mujeres siempre saltan actitudes discriminatorias. Esto nos lleva a preguntarnos si el sistema penal en Venezuela está concebido con perspectiva de género. La respuesta es un rotundo no», expresó la abogada y profesora universitaria. 

Explicó que la perspectiva de género se refiere a la visión científica, analítica y política que propone eliminar las causas de la opresión de género como la desigualdad, la injusticia y la jerarquización de las personas basadas en género.

Diannet Blanco, activista por los derechos humanos y ex presa política de la administración de Nicolás Maduro, relató durante el foro su experiencia dentro de un centro de detención policial donde estuvo recluida. 

Expresó que el calabozo estaba totalmente hacinado, con poca ventilación y no había distinción entre presas comunes o prisioneras por motivos políticos; tampoco atención médica para las reclusas que se enferman. 

«No hay humanización de los espacios físicos para las que están embarazadas o lactando. El retardo procesal también preocupa. Yo estuve 1 año y 12 días, y solo fui una vez al tribunal, esto es común para todas», dijo.

Blanco indicó que dentro de los calabozos y cárceles los hombres tienen derecho a la visita conyugal y las mujeres no, y que también le dan prioridad a los hombres para decidir dónde recibir a la visita. 

“Nosotras quedamos relegadas a espacios en precarias condiciones», señaló.