Tamara Suju, abogada, activista por los derechos humanos y presidenta del Instituto Casla, denunció un caso de tortura contra el ciudadano venezolano-estadounidense Edgar Marval, uno de los 10 liberados este miércoles 20 de diciembre y que llegó al estado de Texas, Estado Unidos, en una camilla.
El relato lo difundió en la red social X, donde abarca desde la detención de Marval hasta su presentación ante las autoridades. Destacó que lo sometieron a prácticas de tratos crueles, humanos y degradantes desde que lo privaron de libertad.
La aprehensión de Edgar Marval tuvo lugar el 19 de agosto, en el aeropuerto José Antonio Anzoátegui de Barcelona, al oriente del país, mientras buscaba a su familia que decidió pasar vacaciones en Venezuela.
Sin orden de detención, lo entregaron a funcionarios de la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim), quienes comenzaron a torturarlos desde las primeras 12 horas de su detención.
“Recibió golpes severos, incluida la utilización de culatas de armas para golpearlo y descargas eléctricas”, dijo Suju, quien manifestó que anteriormente no se había denunciado el caso porque la víctima estaba hospitalizada en un centro clínico y temía por su integridad física.
Todas estas torturas resultaron en una fractura en la columna, agravando una condición médica preexistente, que lo dejó inmovilizado.
Según Suju, la cadena de responsabilidad por estas torturas alcanza a Nicolás Maduro, Iván Hernández Dalas, Vladimir Padrino López y al teniente coronel Alexander Granko Arteaga, quien según la abogada supervisó personalmente los abusos, así como también el jefe del DAE, una división de la Dgcim.
Torturas en una clínica
Tras ser torturado, Marval fue trasladado a una clínica privada en Barcelona, estado Anzoátegui, donde su familia asumió los costos de su tratamiento.
No obstante, la situación empeoró cuando funcionarios de la Dgcim, bajo la dirección de Granko Arteaga, continuaron torturándolo durante las noches de hospitalización, señaló Suju.
Métodos como asfixia con almohadas, descargas eléctricas y humillaciones filmadas formaban parte de los tratos que describió Suju.
El ciudadano estadounidense lo trasladaron a otra clínica, donde las torturas cambiaron de naturaleza, ahora en el ámbito psicológico. Suju reveló que Marval recibió amenazas sobre la detención de su esposa y la separación de sus hijos.
Cuando Marval logró recuperarse un poco lo llevaron a la ciudad de Caracas, pero mientras lo movilizaban en una ambulancia lo seguían sometiendo a torturas.
“Fue trasladado a Caracas en una ambulancia de la Dgcim. En esa ambulancia durante el trayecto que se hizo largo, porque se paraban para torturarlos y seguían, fue torturado, estando acostado, sin moverse y le ponían electricidad a través de los pañales, porque Marval perdió el control de las esfínteres, y le ponían electricidad en los tobillos mediante unos grilletes de metal”, aseguró Suju.
Más tratos crueles en la Dgcim
El horror continuó en la sede del Dgcim en Boleíta, donde a Marval lo presentaron sin defensa privada ante un tribunal contra el terrorismo y la Fiscalía. Suju indicó que el fiscal designado por la Constituyente de 2017, Tarek William Saab, conocía el caso y no intervino.
Señaló que las torturas dentro de los hospitales y en ambulancia son crímenes de guerra.
La defensora de derechos humanos también se refirió a las condiciones inhumanas a las que sometieron a Edgar Marval al llegar a la sede del Dgcim en Boleíta.
“Fue metido en un baño, le echaron agua con jabón al piso y lo paraban para ver si era verdad que él no se podía poner de pie, él se caía múltiples veces,” afirmó Suju.
La abogada agregó que el tribunal contra el terrorismo y la Fiscalía se presentaron en el cuarto de enfermería del Dgcim para llevar a cabo la acusación y el proceso penal que enfrentaría Marval.