“Barajita repetida…”

De nuevo, las realidades políticas se repiten con el gastado hábito de la “barajita repetida”. Así es posible evadir acusaciones, críticas e impugnaciones que, por falta de recursos de calle y propuestas adaptadas a las exigencias actuales, se construyen en razones para no salirle al paso a contingencias políticas que comienzan a caracterizar el proceso electoral que tiene a Venezuela en jaque.

Es el problema que preserva el gobierno, toda vez que vuelve a apostar a mantenerse aferrado al poder político nacional.

Es, sin duda, la complicación que tiene atrapado al régimen político venezolano, toda vez que quedó rezagado en la competencia político-electoral, evento este en el que busca imponer su candidatura en la meta organizada para el 28 de julio de 2024.

Lecturas de un problema

Considerar una primera lectura de los hechos que hasta ahora definen el comportamiento no-democrático del régimen político que tiene agobiado y decepcionado al país político-electoral, sería un error de análisis. Una primera lectura que termine infiriendo la testarudez del régimen en el ámbito de una competencia tal cual lo determina la teoría de la democracia, tanto como la normativa constitucional, no es suficiente para concluir lo que se espera de un análisis político equilibrado y responsable.

Debajo de esa primera lectura, se esconden otras que atestiguan los pormenores que configuran las racionalidades siguientes. Habida cuenta que las realidades se comportan como un fractal, dicho en lenguaje matemático. O como una cebolla al picarse, dicho en lenguaje de gastronomía o de cocina.

En fin, las realidades son volumétricas a los efectos de analizarlas. De lo contrario, el análisis caería en el error de la insuficiencia lo cual podría conducir a conclusiones disformes o deformadas.

Nuevas lecturas

Podrían procurarse otras lecturas que bien darían con causales que causarían nuevas razones. De hecho, hacerlo da cuenta de problemas que explican el odio, el resentimiento, la ignorancia, la avidez, la maledicencia, la desconsideración, la soberbia, el irrespeto y la prepotencia. 

Todos estos antivalores, en tanto que respuestas emocionales de repulsión, derivan del egoísmo y la envidia propia de ese espasmo enfermizo que padecen gobernantes perturbados por el poder y el miedo de verse descubiertos de las transgresiones cometidas. De hecho, por el temor de verse defenestrados del poder que engolosina. Y cada respuesta de tan impúdica exposición, es una dimensión del fractal o racionalidad-parte de la situación-problema analizada. 

Otra lectura revela la ofuscación que se internaliza en el poder irresponsable e insolente. Más, al advertir que este grado de poder se halla anclado en la petulancia o engreimiento propio de gobernantes ciegos y sordos ante las lecciones de la historia.

Particularmente, cuando dichas lecciones no son comprendidas por culpa de la incapacidad del gobernante para entender que cualquier cambio de gobierno posible en sus manos, no garantiza renovación alguna de las prácticas de gobierno antes realizadas. Todo sería igual (más de lo mismo) o peor. Es ahí cuando se repiten los problemas ya que los dirigentes políticos no aprenden de la historia reciente lo que induce a cometer los mismos errores. Junto a nuevas equivocaciones. 

Análisis situacional

Refería el Dr. Carlos Matus Romo, que esos gobiernos alcanzados con ventajas mampuestas con la ayuda de procedimientos colmados demagogia y trapisondas, sólo saben garantizar, como principal beneficio, “(…) la libertad de observar en paz cómo los problemas se agravan”. Inmediatamente, el Dr, Matus se preguntaba “¿cuánto durará esa paz sin eficacia, justicia y empleo, pero con hambre”

Con igual preocupación, asentía que “los procesos de ganar elecciones, hacer planes de desarrollo y producir medidas durante el gobierno, responde a dinámicas de distinta naturaleza. Dinámicas éstas guiadas por distintos criterios de eficacia en contextos muy diversos y protagonizadas por agentes políticos bien diferenciados” (Aut. cit. Planificación y Gobierno. Revista de la CEPAL, Nº 31, p. 162, Santiago de Chile, 1987) 

En conclusión

De manera tal que del fragor del desgobierno que asfixia al país, sale a flote el bagazo del cultivo de los valores democráticos construidos a lo largo de diferentes episodios históricos, todos, concebidos a fuerza de sangre, sudor, dolor y lágrimas.

Es entonces que vuelve a la palestra la tramoya de la cual se vale unos cuantos tramoyistas (gobierneros y alacranes) con el propósito de seguir corriendo la arruga que marcan estos tiempos de “revolución a la inversa” que sólo ha traído calamidades de todo género, especie y formato. Es así como para sus cometidos, se valen de la manida maña de la “barajita repetida…”

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

Del mismo autor: El poder de la libertad

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