Buena noticia: La política toca la puerta
La opositora ha dado pasos que demuestran realismo político. Foto: Iván Reyes. Credit: Iván E. Reyes

En los últimos días, la candidata presidencial de la oposición, María Corina Machado (MCM), ha mostrado signos concretos de realismo político.

Un ejemplo de esto fue la declaración que ofreció el viernes pasado, en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) luego de ingresar una reclamación por vía de hecho y un amparo cautelar: “No nos van a sacar de la ruta electoral (…) voy a hacer todo lo que hay que hacer. Nosotros vamos a llegar hasta el final”.

O aquella entrevista de hace dos semanas, concedida a El Estímulo, en la que señaló lo siguiente: “Yo tengo disposición absoluta de participar y llevar adelante un proceso de negociación que derive en una transición ordenada (…)”.

A mi juicio, ambas posturas representan el aterrizaje correcto de un liderazgo que enfrenta a un sistema de gobierno autoritario, el cual no tiene ningún interés en entregar el poder (ni al papa) sin garantías de supervivencia. Las dos posturas envían un mensaje claro a los autoritarios. En palabras simples, les dice: no tengo problemas en reconocerte y te bajo los costos de salida.

La otra alternativa que tenía MCM era persistir en el no reconocimiento de Nicolás Maduro y compañía y mantener la porfía sobre el rechazo a cualquier mecanismo que ofrezca el oficialismo por considerar —legítimamente— que no corresponde a su caso.

Sin embargo, tragó sapos y, en lugar de decir “¿para qué me ofreces ese tratamiento médico si no estoy enferma?”, prefirió decir “lo hago, aunque sé que no aplica, pero vamos descartando”.

Con todas estas decisiones, MCM va eliminando un obstáculo a la vez y, lo mejor de todo, actúa sabiendo que la naturaleza del conflicto venezolano es político, por lo tanto, su solución es de igual naturaleza, y así debe encararla (ya se ha dicho antes: en política no se busca salvar el alma ni tampoco es la competencia del corazón más puro).

Evidentemente, derribando cada barrera no significa que, a partir de ahora, se detendrá la oleada de persecuciones políticas o que los autoritarios cumplirán los acuerdos firmados hace unos meses en Barbados. ¡No!

De hecho, sabemos que existe una alta probabilidad de que sigan jugando sucio, que adelanten las elecciones y que el TSJ no admita nada a favor de MCM (también puede no responder y dilatar ad infinitum), pero todo ello se debe demostrar, y la única forma que se tiene es forzarlos a que lo hagan, y no congelarnos/inmovilizarnos anticipadamente porque suponemos que es lo que harán (algo así como evitar la profecía autocumplida).

MCM ha mostrado disposición de convencerse de que el tablero político no es para buscar misericordia ni para pretender construir superioridad moral sino que, al contrario, el oficio del político es moverse en ese tablero sabiendo que, en medio de crisis, tragedias, guerras y demás aprietos, su deber es tomar posiciones que —vale la pena decirlo— no serán juzgadas bajo el mismo prisma moral que se le aplicaría a un veterinario, filósofo o informático.

En resumidas cuentas, MCM desnuda los argumentos de Maduro y compañía, sabe que los avances serán pactados (y es una verdad difícil), actúa consciente de que la transición democrática no depende exclusivamente de ella y, finalmente, procura aprovechar cada error del adversario para pavimentar ese camino (transición democrática).

En fin, la política toca la puerta, está operando y, hasta ahora, a nadie le da vergüenza que así sea. Buena noticia.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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